Cuenta la carátula del último disco de Jordi Sabatés llamado justamente Maverick, que tal voz designa a Samuel Augustus Maverick.
Un político americano del siglo XIX y firmante además de la declaración de independencia de la República de Texas.
Promotor de una rara iniciativa.
Quien negándose a marcar a unas reses propias, optó por un régimen de libertad del ganado carente de dueño y marca visible.
Por ello y desde aquí se entiende por Maverick al ganado semoviente y sin posesión demostrada.
Y por extensión, son Maverick los sujetos que se apartan de lo convencional y tópico, y presididos, por ende, por un notable afán de libertad y de independencia.
Desde esta denominación se retoma el sentido antiguo en los Estados Unidos como expresión de libertad en algunos animales carentes de dueño o propietario.
Como el águila en libertad o como la libertad del águila.
Y ello ha dado nombre a la serie de televisión homónima, protagonizada por James Garner y a la película de 1994 protagonizada por Mel Gibson y Jodie Foster.
Incluso la industria del automóvil se ha apropiado del nombre para dar cuenta de un compacto de seis cilindros de la casa Ford de 1969, denominado Maverick.
Que expresa los atributos de cierta independencia mecanizada y con ruedas.
Pero ahora si aparece el Maverick marcado por Ford.
Y que expresa la captación comercial de nombres prestigiosos, procedentes de otros registros y campos.
Atributos difusos, retomados de su predecesor en la fábrica, el Ford Mustang, salido a las calles en 1964 como expresión de nuevos valores de independencia y libertad.
Y que volvía a expresar, curiosamente, la independencia de una cierta raza de caballos salvajes, llamados Mustang.
¡Qué mejor nombre para un modelo de coche rompedor! Como el Ford Mustang y como el Ford Maverick.
El coche como un caballo y el caballo como anticipo de un coche.
Por esa regla de tres de buscar el impacto de un nombre liberador para un automóvil, bien podrían haber fabricado el modelo Cimarrón.
Y es que en América, se llamó cimarrón a los esclavos rebeldes, algunos de ellos fugitivos, que llevaban una vida de libertad en rincones apartados de las ciudades o en el campo.
Rincones denominados palenques o quilombos.
Otros nombres posibles.
Posteriormente, en Cuba se adoptó preferiblemente el vocablo jíbaro para referirse a los cimarrones.
Parece también que la palabra cimarrón casi nunca fue empleada con los nativos americanos fugitivos de las encomiendas.
Ya es raro que no haya coches así llamados Cimarrón/Cimarrones o Jíbaros, y sí Maverick y Mustang.
José Rivero
Divagario
Sin embargo, podemos vestirnos con los pantalones vaqueros ‘CIMARRON Jeans’, de buena calidad y muy accesibles.
Por cierto, según tengo entendido, entre 1982 y 1988, Cadillac presentó en el mercado su ‘Cadillac Cimarron’….
Siento decirlo por los americanos, pero su relación con los animales salvajes, no llega a la complejidad, realismo, tragedia y sofisticación que en España tiene la tauromaquia.
El toro bravo es algo más que un icono de ser indómito y rebelde, es la encarnación de una tragedia que traduce la intensidad que la vida tiene para los españoles.
Algún día tengo que hablar sobre las memorias de esclavos españoles (solo hay dos: las de los negros Juan Francisco Manzano y Esteban Montejo, conservadas de un modo casi milagroso), y estadounidenses (terrible, la de Harriet Jacobs). Es un tema muy interesante que ha abordado en forma lateral el perfecto artículo de Rivero.
Me he acordado por el título de la autobiografía clásica del último esclavo cubano, «Biografía de un cimarrón», en que el antropólogo Miguel Barnet transcribió el relato oral de la vida del antiguo esclavo centenario cubano Esteban Montejo.
Ese texto de Barnet es un clásico como bien citas.
Resulta muy interesante y atractivo el asunto de la experiencia del ser humano bajo el yugo de la esclavitud.
Gracias al famoso abolicionista cubano D. Domingo del Monte, se completó la redacción de la autobiografía de Juan Francisco Manzano, la única escrita por un esclavo en toda Latinoamérica.
Es verdad que el texto de Manzano ha sufrido manipulaciones y ha querido demostrar que el fin de la esclavitud no conllevaba la africanización de Cuba.
Hay algunas curiosidades de su vida que podrían investigarse. Por ejemplo, Manzano, el esclavo poeta, se distanció de su padre (negro) y estableció un vínculo mayor con su ama blanca (sustituta de la madre biológica). ¿Tal vez por un interés de ‘blanqueamiento’ cultural?
Fue D. Domingo del Monte quien rescató su libertad con una suma de 850 $ que exigió su dueña. Su obra sirvió para denunciar los males de la esclavitud.
Mostró la situación degradante del esclavo doméstico afro-cubano, reflejó las ideas del movimiento abolicionista y expuso el conflicto racial no sólo del autor, sino también del resto de la nación cubana.
En cuanto a Esteban Mesa Montejo, podemos resumir su vida a través de la respuesta que dio a la pregunta que le hizo el dramaturgo alemán Peter Weiss.
El Sr. Weiss preguntó: «Esteban, en sus ciento y pico de años, ¿cuándo cree usted que fue más feliz?»
El anciano luchador respondió: «Cuando yo era cimarrón».
El Sr. Weiss salió a la calle en estado de éxtasis.
Por otro lado, es también muy interesante la biografía de Harriet Ann Jacobs, una mujer que luchó toda su vida por la libertad y por mejorar las condiciones sociales de los recién liberados.
Hoy en día, alrededor de 45,8 millones de personas sufren la lacra de la esclavitud en forma de modalidades que, hasta hace poco, no eran tenidas en cuenta, como los matrimonios forzados, la explotación sexual, la trata de seres humanos y la servidumbre por causa de deudas. Una esclavitud que se da en 167 países distribuidos a lo largo y ancho de la geografía de nuestro planeta.
No obstante, el 58% de la esclavitud mundial está concentrada en India, China, Pakistán, Bangladesh y Uzbekistán.
Por una vez, España se sitúa a la cabeza de una lista de la que no tiene que avergonzarse, encontrándose en las primeras posiciones del ranking de países que más empeño ponen en erradicar las situaciones de esclavitud.
D. «Á.R.», tomamos nota de su ofrecimiento y quedamos a la espera de sus relatos y anécdotas sobre las memorias de los esclavos que indica ya que, como es costumbre, sin ninguna duda, serán excelentes y, a la vez, inquietantes….
‘Los esclavos felices’, como en la composición musical de Juan Crisostomo Arriaga.
A ver Charles, escribes: «Por una vez, España se sitúa a la cabeza de una lista de la que no tiene que avergonzarse……»
Yo sé que la opinión lo aguanta todo. Pero ante afirmación tan categórica creo que estás en la obligación de relatarnos esa enorme relación de listas avergonzantes – Al decir por una vez, se entiende que debe ser extensa la relación- y quiénes elaboraron tales listas.
No es por fastidiar. Es por aprender. Creo que me entenderás.
Lamentablemente, nuestro país ocupa posiciones de las que no podemos sentirnos orgullosos en el ránking de la corrupción, de la transparencia, de la pobreza infantil, de la desigualdad social, del nivel de inglés, del mercado laboral, de las mujeres que ocupan puestos directivos, etc., etc.
Datos objetivos que sirven para elaborar las estadísticas del INE, EUROSTAT, Transparencia Internacional, Foro Económico Mundial, etc., etc.
Unas estadísticas que nos sacan los colores….