Pacifistas Ciudad Real.- Venimos en son de paz a pedir a todas las personas e instituciones que realicen gestos verdaderos por la paz que, lejos de declarar buenas intenciones, supongan pasos decididos y valientes para el progreso de la humanidad.
Pacifistas Ciudad Real somos parte de la corriente global que vemos que hay que cambiar el mundo de raíz, desde los valores y actitudes que sustentan el sistema económico, político y militar de dominación de unos países sobre otros, hasta las mismas instituciones que con su funcionamiento lo hacen posible.
Vemos con pesimismo como los avances científicos y en la creación de riqueza a nivel planetario no van unidos a un progreso en la convivencia y las condiciones de vida de gran parte de la población, y que el rumbo de los acontecimientos nos conduce al aumento de la desigualdad, la conflictividad bélica y el terrorismo.
Nuestro país se ha convertido en el sexto exportador mundial de armas, al amparo de programas de armamento subvencionados con ayudas públicas; es uno de los países con presencia militar en más lugares y el gobierno se ha instalado en una espiral de aumento sostenido del gasto militar y pretende blindarlo para el futuro. En definitiva, España apoya y participa de forma directa e indirecta en las guerras en que la OTAN o los países de este bloque están inmersos.
Para encarrilar esta situación, aunque parezca paradójico, creemos que es imprescindible reducir el gasto militar y quitar fuerza al sistema militar industrial, declarándonos neutrales y amantes de la paz. El esfuerzo de todas las naciones, comenzando por la nuestra, debe ir encaminado a prevenir los conflictos de forma positiva, estableciendo relaciones internacionales amistosas basadas en la cooperación y la ayuda mutua en áreas civiles, culturales y de intercambio de ciencia y conocimiento, al acogimiento de refugiados, etc. Tenemos que dejar de crearnos enemigos mostrando hostilidad a otros países en cuanto participamos en un bloque militar productor de terroríficas guerras e instigador de múltiples desestabilizaciones en países lejanos y cercanos a su territorio.
Pedimos que nuestro ejército sea reducido al máximo, incluso nos gustaría que desapareciera, que su función minoritaria actual de marketing humanitario fuera ampliada y ejercida por funcionarios civiles y desarmados, reconvirtiendo los soldados en integrantes de cuerpos de bomberos, de extinción y prevención de incendios, emergencias, monitores de medio ambiente y educativos, atención médica, domiciliaria, mantenimiento de caminos y carreteras, energías renovables domésticas, reciclaje, etc. Todos estos trabajos están infradotados mientras se mantienen 120.000 personas en el ejército con un presupuesto de más de 30.000 millones de € para defendernos de enemigos imaginarios o creados por el sistema.
Los principales enemigos, compartidos por la mayoría de la población mundial son la falta de recursos y motivación política para paliar el hambre y el desempleo, mejorar la educación para que todas las culturas y religiones lleguen a convivir, acabar con la violencia machista, mejorar los servicios de cuidados, desanidad y ambientales para vivir con dignidad, etc. Estas son nuestras necesidades y preocupaciones y para esto tenemos que aumentar los recursos para la paz y disminuir los recursos que nos dirigen a la guerra. Esto no significa dejar de defendernos sino cambiar la filosofía, el modelo, las prioridades y los métodos de la defensa. El presupuesto de gasto militar debería destinarse a la reconversión de las funciones militares en civiles a todos los niveles y a la mejora de la cooperación e instituciones internacionales.
Los gestos que pedimos provocan la risa del gobierno y los insultos en una parte de la población que se sitúan muy lejos ideológica y filosóficamente de nuestros planteamientos, incapaces de reconocer que los medios son igual de importantes que los fines y que la semilla de la paz hay que plantarla con acciones coherentes. En este punto es en el que nuestra conciencia individual se convierte en un método de transformación social, cuando desobedecemos la obligación de pagar impuestos para el gasto militar y la guerra, y lo declaramos juntos y públicamente. Por eso, en el final de la acción de hoy (sábado 10 de junio de 2017) entregamos en la subdelegación del gobierno nuestras declaraciones de objeción fiscal al gasto militar para dejar claro que nosotras y nosotros queremos ser instrumentos de paz. No queremos que nuestra vida y nuestro dinero acaben produciendo guerras, verdaderos crímenes contra la humanidad.
Ni con nuestras vidas, ni con nuestro dinero.
No a la OTAN.
Gastos militares para servicios sociales.