EGCJ/MICR.- El grupo de Ciudad Real de Amnistía Internacional ha organizado conjuntamente con la Escuela de Artes Pedro Almodóvar una charla-coloquio sobre derechos humanos que ha impartido el joven fotoperiodista egipcio Belal Darderdiry Mohamed, perseguido y condenado en su país por ejercer su profesión. Aunque tiene 23 años, este periodista gráfico ha trabajado para numerosos medios de noticias en su país, incluidos Associated Press, Oriente Medio Eye o Masrawy, para quienes solía cubrir las protestas organizadas por partidarios de Morsi contra el actual gobierno.
Belal ha relatado a los estudiantes de la Escuela de Arte su experiencia personal, cómo escapó de una condena a 15 años de cárcel en su país. De ahí ha pasado a explicar las dificultades y restricciones a las que se enfrentan los periodistas que trabajan en Egipto, donde los medios de comunicación «están controlados por el ejército». «Censura, represión y encarcelamientos» están a la orden del día, e incluso hay regiones del país a las que los periodistas no pueden acceder.
Las ONG que defienden los derechos humanos están en el “punto de mira” del Gobierno. Por ejemplo, comentaba, la oficina de Amnistía Internacional en Egipto está cerrada. Además, en la calle “no gustan” los periodistas, porque por parte de las élites gobernantes se ha extendido que son traidores al país.
Los profesionales que trabajan con agencias internacionales tienen cierto margen de maniobra, pero trabajar en periódicos locales es “muy duro y difícil”, comentaba.
Preguntado acerca del devenir de la Primavera Árabe, Belal apuntaba que en la época de Hosni Mubarak existía un equilibrio entre la sociedad civil y el ejército, que se ha roto tras el golpe de estado. Entretanto, los jóvenes que lideraron la revolución «no tenían ningún plan» para gobernar el país. A los militares «les resultó muy fácil» recuperar el poder. La situación actual en Egipto, reconocía, es peor que durante la época de Mubarak.
Condenado a 15 años
En una de estas protestas de un grupo de estudiantes dentro de la Universidad Ain Shams en El Cairo el 17 de diciembre de 2014 que Belal estaba cubriendo, la seguridad de la universidad empezó a dispersar a los manifestantes con bastones. Al poco tiempo la policía llegó a la universidad y comenzó a arrestar a los estudiantes. Algunos policías vieron a Belal con su cámara, así que lo detuvieron y empezaron a preguntarle quién era y qué estaba haciendo. Les dijo que era periodista y les mostró su tarjeta de prensa, así como su documento de identidad. Tomaron sus datos y su cámara y le dejaron ir. La mañana del 17 de julio de 2016, Belal recibió una llamada telefónica de un abogado que le dijo que había sido condenado en un caso a 15 años de prisión.
Belal no creyó al abogado y fue a la corte de Heliópolis y pagó a un abogado allí que le consiguió una copia de la orden de la acusación que confirmó que Belal fue acusado realmente en el caso de la universidad con otros estudiantes. Los cargos incluían participar en una protesta no autorizada, poseer explosivos, atacar a las fuerzas de seguridad, y destruir propiedades públicas. Belal consultó con sus abogados que le aconsejaron salir de Egipto inmediatamente antes de que su nombre estuviera registrado en la lista de personas con prohibición de viajar en la base de datos de inmigración. Belal reservó su vuelo y viajó a Malasia, hasta que vino a España en el Programa de Protección de Aministía Internacional.
De cara al futuro, espera obtener en los próximos meses la documentación que le permita viajar fuera de España y poder trabajar en un país de Oriente Medio o de África.