La conferencia “Vino, sociedad y salud” ha apostado en el marco de FENAVIN 2017 por los beneficios para la salud de un consumo moderado de vino. La ponencia ha puesto en relación tres conceptos como la calidad de vida, la dieta mediterránea y el vino.
Desde que en 2003 la Organización Mundial de la Salud (OMS) admitiera el vino como un alimento, éste ha sido considerado parte fundamental de la dieta mediterránea, que a su vez fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El endocrino Ricardo Chamorro, siguiendo con esta idea, ha recordado el caso de “la paradoja francesa” que intrigó a los especialistas hace ya algunos años. “En Francia tienen una dieta rica en grasas, lo que predispone a padecer enfermedades cardiovasculares, pero no es así en las zonas en las que consumen vino habitualmente con las comidas. Mientras en Toulousse 37 de cada 100.000 habitantes morían por complicaciones cardiovasculares, en Lille llegaban a los 93. La diferencia es que unos beben vino y los otros cerveza”.
Por su parte, el reumatólogo Javier Paulino ha hablado sobre “La eficacia del vino en la salud”. Para este veterano profesional, el vino como parte de la dieta mediterránea se asocia “con la cultura latina y la alegría de vivir, y los médicos conocemos el valor terapéutico de la empatía y la alegría. Y para que el vino sea saludable es importante tanto la cantidad como la forma de beberlo, pues degustarlo sin prisa, con gusto y asociado a alimentos es la mejor forma”.
Por último, el presidente de la Fundación Bamberg, Ignacio Para, ha clausurado la ponencia hablando de cómo un consumo moderado de vino puede ser beneficioso para enfermos crónicos y ayudar a aliviar el peso asistencial en la sanidad pública. Bamberg es una Fundación que se dedica a innovar en tecnologías de la salud y en la gestión sanitaria para optimizar el rendimiento de los recursos y los profesionales de la salud.