FENAVIN 2017 ha sido el marco donde, una vez más, se ha reflexionado sobre la influencia del vino en la cultura de nuestro país, específicamente, en el legado literario. Y en este contexto, el filólogo, crítico y escritor Rafael Morales ha sido el encargado de dirigir una mesa redonda en la que varios poetas y profesores universitarios han dialogado acerca de esta fecunda y antigua relación. Rafael Soler, Raquel Lanseros, Idoia Arbillaga y Julia Barella han sido los participantes de esta propuesta que pretende recordar todos esos versos que saben a vino.
Un encuentro con la literatura y el vino se ha compuesto de dos partes, una en la que ha realizado una reflexión sobre el poso poético del vino y otra en la que los participantes han leído algunas de sus creaciones poéticas.
“Desde que los fenicios introdujeron el vino en Europa, comenzando por el sur del continente, se ha creado una larga tradición que ha sido cantada por muchos pueblos y civilizaciones. Se le cantó en Grecia, Roma y también por los árabes cultos y selectos de los califatos hasta llegar a la Edad Media y entrar en la era Moderna. Los cuatro poetas que intervienen en esta mesa son los herederos de toda esa tradición, que ha llegado hasta ellos creciendo en cada generación”, indicó Morales.
La filóloga y profesora de la Universidad de Alcalá de Henares, Julia Barella, participó en la primera cita de “La palabra y el vino” y centró su intervención en explicar la relación del vino y las mujeres, fundamentalmente porque el refranero y la historia de la literatura están llenos de datos de misoginia. “No es lo mismo una mujer borracha que un hombre borracho”, puso como ejemplo. También eligió a una serie de mujeres poetas que incorporan referencias al vino en su poesía, “con bastante libertad y con ganas de divertirse”. Además recitó alguno de sus poemas.
Barella, refiriéndose a FENAVIN, destacó la importancia de que las ferias sepan integrar las actividades para que “uno se dé cuenta que toda actividad cultural está impregnado la vida”. Relató lo bueno que es estar catando una serie de vinos maravillosos y al tiempo saber que tal o cual escritor o poeta ya habló de ese vino y está en el aula de al lado, y así “se descubren unos olores y sabores potenciales, ya no te sabe igual el Albariño si lees la poesía de Rosalía de Castro”.
La poeta Raquel Lanseros, que destaca con sus traducciones y es un nombre habitual de los medios culturales, trató de navegar sobre la tradición poética hacia el mundo del vino que tiene más de 5.000 años de antigüedad e hizo un “pequeño mapa del vino a través de la historia”, leyó versos de famosos poemas que le han cantado al vino y una selección de sus propios poemas que tienen como protagonista central o tangencial de este producto.
Esta jerezana, que forma parte del círculo artístico “Los hijos de Mary Shelley” y ha visto su obra traducida a multitud de idiomas, incorpora el vino en sus poemas como una metáfora, “de la vida, de la hospitalidad, de la alegría, de la vida entendida como un lugar de encuentro donde cabe el tú y el yo. Para mi el vino es ésto además de un legado milenario, y me inscribo en esta cultura mediterránea del vino, que es un emblema de esta cultura”.
Idoia Arbillaga, que rompió el hielo en esta mesa, es crítica literaria, poeta y articulista en el diario “La Razón”. Ya conoce cómo funciona FENAVIN pues participó en la feria en 2015. Con su primer poemario “Pecios sin nombre” esta autora quedó finalista del premio Adonais de poesía en 2012. En 2014 publicó “Los márgenes del agua”, su último poemario completo hasta el momento.
Dio un pequeño repaso de lo que supone el vino en la historia de la literatura y de la cultura española, “el vino interesa es cultura, porque es vida, porque acompaña al hombre desde hace muchos siglos”. Para Arbillaga, el vino es emblema de vida figura en novelas, ensayos, guiones cinematográficos… “Como escritora y como poeta no puedo evitar literaturizar el momento precioso de la cata, no puedo evitar pensar en todas las personas que han hecho posible ese vino”, concluyó.
También intervino Rafael Soler, ingeniero y sociólogo además de autor literario; su prolífico currículum comenzó en los años 70 y en los últimos años ha publicado el poemario “Ácido almíbar” y la novela “No eres nadie hasta que te disparan”, de 2016.
