El imperio malhechor

MarcelinoHoy no podré contar con Leandro como interlocutor directo. Estará ausente. Antes de irse, continuamos conversando. Lo transcrito a continuación viene a reflejar sus palabras, retocadas lo justo por cuestiones de arquitectura narrativa.
Me ha pedido que mencione explícitamente a investigadores argentinos a quienes debe parte importante de su conocimiento e inspiración:

Rodolfo Terragno; Julio González; Atilio García Mellid; José Luis Torres.

Las guerras napoleónicas en Europa hicieron que Gran Bretaña pusiera en marcha, un siglo después, el plan definido en 1.711 para invadir la América española. El marco operativo fue realizado por William Pitt. El argentino Rodolfo Terragno adquirió y tradujo al castellano el original del mismo. Gracias a ello se conocen los detalles de la operación.

El primer paso era la conquista del puerto de Buenos Aires. Crear un ejército de nativos, mestizos, negros e indios, recurriendo a levas si fuera necesario, y subir hasta Mendoza, al oeste del Virreinato del Río de la Plata. Desde allí, tomar Chile, y con la flota británica entrar en el Perú. De otro lado, conquistar Caracas y formar un ejército de las mismas características al creado en Buenos Aires e invadir Nueva Granada (la actual Colombia). Mientras, las flotas empleadas en Caracas y Buenos Aires se dirigirían al Virreinato del Perú para encontrarse allí. Estos fueron los planes ejecutados posteriormente por San Martín y Simón Bolívar.

Los ingleses conquistaron Buenos Aires. William Beresford sería gobernador por un período muy breve. La ciudad sería recuperada en lo que se llamó la Reconquista. En ese corto espacio de tiempo realizó dos actos trascendentes: El primero, consistió en saquear la Real Hacienda (equivalente a un Banco Central actual), embarcando para Inglaterra 40 toneladas de monedas de oro, con un valor equivalente a casi 90.000 millones de dólares (según estudio efectuado por el economista e historiador argentino Julio González en 2.008) nunca reclamados por la posterior Argentina independiente. En Buenos Aires no quedó un real ni para pagar al ejército ni para facilitar transacciones económicas. La situación se tornó desesperante.

El segundo hecho de importancia de Beresford fue comisionar al capitán Guillespie para ganarse la voluntad de las principales familias de contrabandistas. Los encuentros se hicieron de noche.

En aquellas fechas, el contrabando de cueros era el gran animador de las economías, tanto en Buenos Aires como en Montevideo. Era un extraordinario negocio. Al obtenerse del ganado cimarrón, o sea, salvaje, el coste de materia prima podía considerarse casi nulo. Por el contrario, su alta demanda, provocaba precios de venta muy elevados: Muebles, ropajes, carruajes, monturas, calzados para el ejército….., era la economía del cuero. Un cuero (la piel curtida de un animal) se vendía a unas 16 libras esterlinas. Los contrabandistas formaban un sector económico boyante. Gente sin escrúpulos que no dudaba en asesinar a los virreyes que se les enfrentaba, como el caso de Pedro Melo de Portugal y Villena, entre otros.

Permítanme que les pida especial atención para leer lo que sigue:

“Se les ofreció (a los contrabandistas) ser súbditos británicos en secreto. A cambio, Gran Bretaña se encargaría de su absoluta protección. Lo que incluía, su vida, su fortuna y, ¡¡la de sus descendientes hasta el fin de los tiempos, de generación en generación!!”

El contrabando era un delito y los contrabandistas unos delincuentes ¿Qué mejor alternativa para quien está al margen de la ley –y vive de ello- que aceptar la protección de un poderoso Estado si, además, implica la de toda su descendencia de generación en generación?

A los súbditos británicos secretos se les pedía una única cosa: Defender los intereses de su nuevo país ante cualquier gobierno, independientemente de que fuera o no español.

En el primer decreto firmado por el gobernador británico fue nombrado administrador de la aduana de Buenos Aires José Martínez de Hoz. Casualmente, un descendiente suyo, José Alfredo Martínez de Hoz fue ministro de Economía durante la dictadura militar. Y, ¡oh, casualidad!,  este caballero cursó sus estudios universitarios en Cambridge.

¿Qué hizo cómo ministro de Economía?:

Reinsertar a la Argentina en la nueva división del trabajo de la economía capitalista internacional según las ventajas comparativas que ofrecía su sector primario, agropecuario y minero. En una palabra, frenar la industrialización del país y abocarlo a simple productor de materias primas.

¡¡Siguiendo al pie de la letra el manual liberal de la escuela británica del triunvirato Smith, Ricardo y Mill y de los intereses de la Compañía Británica de las Indias Orientales!!

No hay que ser un lince para percatarse que el Martínez de Hoz nombrado administrador de aduanas por el gobernador Beresford fue uno de los “vitalicios” bajo protección británica, de generación en generación. Y su descendiente, el encargado de desindustrializar al país y llevarlo a la ruina en la época de Videla.

La existencia de estos “vitalicios” la documentó el historiador y diplomático argentino Atilio García Mellid en su libro “Proceso al liberalismo argentino” de 1.958.

Esta información es de una importancia vital para entender la pervivencia, predominio y buena fama de un sistema perverso. No es que el Imperio Británico buscara alianzas comerciales con las oligarquías de cada lugar, es que les daba su nacionalidad y su entera protección “per secula seculorum”, a cambio de ir en contra de sus compatriotas naturales, favoreciendo a su “Majestad”.

–Acabamos de descubrir cuál es el verdadero eje del mal –Le dije a Leandro tras participarme de su información.

Es imposible que Beresford tomara una decisión de semejante calibre por sí solo. Si lo hizo fue porque era una práctica habitual.

En su libro “Los tratados de paz por la guerra de las Malvinas”, Julio González sacó a la luz por primera vez el expediente acerca de la pérdida de estas islas en 1.833 que, en resumen, viene a decir:

“El comandante de la corbeta de guerra de su majestad británica expresa al comandante de la corbeta Sarandí, Tte. Coronel D. José Mª Pinedo, lo siguiente: Que él creía que la toma de las Malvinas había sido negociada por ambos gobiernos, Londres y Buenos Aires. Que lo atribuía a cuestiones que había con los norteamericanos. Que él (el comandante inglés) después de cumplir con sus órdenes daría vela a Buenos Aires”.

Es decir, después de haber usurpado las islas, iría a la Argentina a decir “he usurpado vuestro territorio. Que la amistad y el comercio sigan como siempre”.

En el mismo expediente se puede leer la exposición del comandante de la Sarandí:

“Que mis oficiales, exceptuando uno, eran ingleses” Es decir, toda la oficialía del barco encargado de defender la soberanía de unas islas codiciadas por Inglaterra ¡¡era británica!!

“Me contestaron todos a una que eran ingleses y pertenecientes a la misma marina, que no podían hacer fuego contra su pabellón”

Asimismo, el comandante argentino incide en “que las instrucciones que se me dieron me prohibían disparar contra ningún buque de bandera extranjera”.

Es evidente que la toma de las Malvinas por los británicos en 1.833 fue un acto teatral –uno más-, dirigido a los pueblos; al inglés para insuflar orgullo patriótico; al argentino, buscando el sentimiento de afrenta patriótica. Al final, unos y otros manifestándose en las calles con sentimientos opuestos, pero igualados en su manipulación.

Todo estuvo perfectamente planificado ¿Quiénes urdieron la traición en la parte argentina? La misma estirpe de los que firmaron el Tratado angloargentino de 2 de Febrero de 1.825, apenas ocho años antes de la “toma” británica de las Malvinas.

“Se prohíbe que en caso de guerra se interrumpa el comercio con Gran Bretaña o se realicen embargos o secuestros de cualquier índole.”

Por eso, durante la Guerra de Malvinas de 1.982, el Banco de Londres y las empresas inglesas radicadas en Argentina siguieron girando fondos al Reino Unido con toda normalidad.

El comercio por encima de la dignidad y soberanía nacional.

En 1.933, cuando se firmó el pacto Roca-Rucimann, el presidente de la delegación argentina –Roca- manifestó “la Argentina, aunque no figure en los mapas, es y será parte del imperio británico”.

Los “vitalicios” hicieron muy bien sus deberes desde el comienzo, y jamás dejaron de hacerlo.

El “modus operandi” era sencillo. Una vez adquirida la ciudadanía oculta, la “diplomacia” británica con su influencia y formas de persuasión colocaba a estas personas en puestos decisorios y claves para crear una corriente de opinión favorable a sus intereses.

Para Leandro, la práctica de los “vitalicios” es imposible que se circunscribiera sólo a la Argentina. Desde luego, el resto de la América española tuvo que padecerlo.

Y ¿España?

¿Cuántas familias en el mundo serán ciudadanos británicos secretos?

-Uno de los errores más comunes entre el pueblo liso y llano es pensar que el imperio británico ya no existe. Esa es una de sus grandes fortalezas: estar vivo mientras los demás te dan por muerto –dijo Leandro mientras le acompañaba al aeropuerto.

-Como persona ducha en grandes transacciones financieras que ha ejercido de hombre de paja uniendo a los que aparentan el bien y a los que aparentan el mal, te lo puedo asegurar –concluyó.

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com

PD: Os ofrezco una pieza de un autor argentino muy querido para mí: Libertango, de Astor Piazzola; en versión de un cuarteto de guitarras españolas.

https://www.youtube.com/watch?v=pPu1om4WZsQ

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12 COMENTARIOS

  1. Después de la independencia, Argentina continuó vinculada al Reino Unido y a los mercados europeos porque allí se había gestado la principal demanda, especialmente, de cueros vacunos y otros productos ganaderos.
    Además, hasta mediados del siglo XIX, la influencia económica, especialmente financiera, de Gran Bretaña en Brasil era evidente, producto de las antiguas relaciones político-económicas del período colonial.
    Pero, a partir de 1930, la situación cambió radicalmente. La participación británica caía al 56,9% y la norteamericana aumentaba al 24,3%. Mientras las inversiones británicas se concentraban en ferrocarriles y empréstitos externos, las inversiones norteamericanas estaban radicadas en la industria manufacturera y en otros sectores productivos.
    Hoy en día, el buen nombre de Gran Bretaña quedó manchado cuando, en el año 2011, cinco ancianos kenianos descubrieron más de setecientas cajas de documentos «top secret» que describen con todo lujo de detalles las torturas y asesinatos de la década de los cincuenta en Kenia durante la rebelión de los Mau Mau por parte de los británicos.
    Estos hechos han sido denunciados ante el Tribunal Supremo (High Court).
    Pero lo más relevante es que sucesivos gobiernos del Reino Unido son culpables del encubrimiento de los crímenes, más graves que los cometidos por las administraciones Bush y Blair en Iraq.
    Todo esto sin entrar en la responsabilidad de la proliferación armamentista («British Aerospace Systems» es la mayor empresa de venta de material bélico del mundo).
    Y es que a los británicos les gusta pensar que su imperialismo ha sido benigno; que ha habido abusos, pero los beneficios compensan de creces los errores porque se han construido hospitales, escuelas y carreteras, se ha enseñado el inglés y se ha civilizado a pueblos primitivos…

  2. No hace falta ser retribuido con una «oculta» ciudadanía británica para favorecer los intereses del Reino Unido, basta con residenciar alguna de tus cuentas, aquellas que más valoras, aquellas que quieres «ocultar», en Gibraltar.

  3. Para mí el meollo del artículo está en la figura de esos «vitalicios», los nacionalizados británicos en secreto cuya vida, propiedad y riqueza, al igual que las de sus descendientes, quedaban protegidas. Y que esa práctica se haya realizado por todo el mundo. No hay OTAN más poderosa.

    Si fue así, no me cabe la menor duda que España fue también infiltrada. El caos y destrucción a la que fue sometida, así como los silencios de tantas cosas y el agrandamiento de otras, son de difícil explicación, por más vueltas que se le quiera dar.

  4. Desconocía esa parte de la Historia Argentina. La diplomacia británica siempre ha destacado por su habilidad y capacidad de persuasión, gracias a su gran Armada.

    Los británicos únicamente han pretendido defender sus intereses a lo largo de su Historia, esa es también es su debilidad. Su falta de asimilación con los extranjeros con los que han tratado a lo largo de su Historia han creado un ente artificial, la Commonwealth, muy distinto a la Hispanidad.

    España, y el mundo hispano, en general, es rival para la cultura anglosajona. Sin embargo la influencia masónica en el continente americano, tras la emancipación de España ha sido enorme y ha institucionalizado las diferencias sociales y especialmente ha concentrado en unas pocas familias el poder y la economía.

    Hoy son las sectas protestantes las que están haciendo el trabajo por los intereses norteamericanos en el continente. Colombia es buen ejemplo.

    Porque los norteamericanos igual que los ingleses, atraen a las élites de nuestros países hermanos, y también a una parte cada vez más extensa de población a través de sectas protestantes, carentes de toda Doctrina social transfomadora. En Colombia curiosamente las clases medias católicas orbitan a la izquierda, y las protestantes a la derecha.

    • Ángel Manuel, el ascenso del protestantismo en Iberoamérica ha sido consecuencia de un abandono premeditado de la iglesia católica que, desde el concilio Vaticano II, abandonó la apologética, aceptando, en la práctica una especie de panteísmo. Eso ha dejado un inmenso hueco que ha sido ocupado por las iglesias protestantes.

        • Algo de razón tienes. La Teología de la Liberación también ha sido en parte responsable de esa decadencia, sin embargo ha hecho esfuerzos muy notables por defender una justicia social que es exigible. Paradójicamente, son las clases populares las que se atan más al catolicismo con la competencia de los evangélicos. Y esa falta de apologética puede ser responsable de ello. La Iglesia católica hispanoamericana ha estado igualmente muy desunida por sus diversas corrientes.

          Curiosamente han sido las élites las que más se han apartado del catolicismo. Es un proceso que arranca desde la emancipación española.

  5. Muy interesante artículo. Parece razonable pensar que la manera de actuar de los ingleses en Argentina no haya sido exclusiva. Tiene toda la pinta de que en otros lugares pueda haber pasado algo parecido. Y lo que es peor, todavía este sucediendo.

  6. La guerra de la independencia es el período clave donde España quedó impregnada de la estulticia británica. Ya nunca más abandonarían su inmensa influencia. Ni durante el franquismo.

    Los tratados internacionales tienen cláusulas secretas. También han existido acuerdos todavía secretos. Y durante el franquismo los siguieron habiendo. Aunque todo comenzara, como dije antes, durante la guerra de la independencia.

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