Los Hospitales de Día de Salud Mental de Castilla-La Mancha incrementaron un 15 por ciento su actividad durante el año pasado, superando al finalizar el ejercicio los 18.400 tratamientos realizados, tanto en el ámbito de la atención a adultos como a la población infantil.
Estos dispositivos son un servicio sanitario ambulatorio donde se lleva a cabo el tratamiento intensivo durante un tiempo limitado de los adultos con trastornos mentales graves (predominando los trastornos psicóticos y los de la personalidad) que en ese momento pueden mantenerse en el medio sociofamiliar pero que necesitan ayuda terapéutica.
Su característica fundamental es el trabajo en equipos interdisciplinares (profesionales de Psiquiatría, Psicología, Enfermería, Terapia Ocupacional y Trabajo Social), así como la inclusión de forma integradora de distintos tratamientos psicoterapéuticos (individuales, familiares y grupales) y psicofarmacológicos.
Los objetivos del tratamiento van desde la contención en crisis, para evitar o acortar la hospitalización completa, hasta el acompañamiento hacia la recuperación según un proyecto de vida propio integrado en su red social de apoyo.
Los profesionales que desarrollan su labor en estos dispositivos han participado recientemente en las seis Jornadas Anuales de Hospitales de Día de Salud Mental en adultos, un espacio de reflexión sobre la trayectoria de trabajo en equipo donde se pretende avanzar mediante el aprendizaje conjunto hacia un enfoque centrado en la recuperación de las personas.
Desde el año pasado, las Jornadas cuentan con la voz de los propios usuarios en las mesas de debate. De esta manera, se pretende construir el saber de forma conjunta, a través del conocimiento técnico y el conocimiento por experiencia que aportan los propios destinatarios de la atención que se ofrece en estos dispositivos.
Según los participantes, la mejor forma de luchar contra el estigma es crear espacios de relación. Para ello, el enfoque de las Jornadas se ha centrado en el acompañamiento terapéutico en el contexto comunitario, orientado no tanto a los déficits ni a los síntomas de la persona, sino a las posibilidades de restablecer vínculos terapéuticos que le faciliten la transición hacia lo cotidiano.
Durante el encuentro se han abordado también otros temas como la ayuda terapéutica a las familias para aprender y la transición post-alta hacia el uso de recursos y espacios de la comunidad: grupos de apoyo mutuo, centros sociales y espacios de ocio de su entorno.