Artemio Isaac Eulogio Fermín Precioso García es un interesante y polifacético personaje nacido en Hellín en 1891. Su actividad vital se reparte en facetas variadas como abogado, editor, empresario, escritor, periodista, político, republicano y viajero empedernido.
Su hijo, Artemio Precioso Ugarte, impulsor del ecologismo y secretario general de Greenpeace España, hace de él un interesante retrato en la obra de Manuel Martínez Arnaldos titulada Artemio Precioso y la Novela Corta (1997), del que se puede destacar que muere en Isso, pedanía de Hellín, en 1945, tras “mil doscientos setenta y ocho días de cautiverio en condiciones dramáticas y extremadamente penosas que dañaron gravemente su salud”.
Después de pasar las tres primeras décadas de su vida en Alcantarilla, Orihuela, Valencia y Hellín marcha a Madrid con su familia. Durante poco tiempo trabaja en el bufete de Santiago Alba pero pronto cambia a la actividad periodística, ya desarrollada en su tierra al fundar varios semanarios. Fracasa en su intento de estabilizar La Gran Revista y crea después La Novela de Hoy, que empieza a publicarse en 1922, a la que se unen otras realizaciones como la revista Muchas Gracias, La Novela de Noche, Los Hombres Libres y la Editorial Atlántida, donde publican los más importantes escritores de la época.
Durante la primera dictadura tiene que marchar al exilio, concretamente en 1927, tras hacer frente a un buen número de denuncias por su actividad editorial. El diario ABC proporciona la noticia del banquete en el Hotel Nacional con el que escritores y artistas despiden a Precioso, que se traslada a París “para fundar un centro de ediciones” (ABC, 20.2.1927).
Su enfrentamiento con Primo de Rivera le hace tomar esa decisión y durante su estancia en París, además de otras actividades, escribe una obra sobre exiliados importantes titulada Españoles en el destierro. La vida en Francia de Santiago Alba, Blasco Ibañez, Sánchez Guerra, Unamuno, E. Ortega y Gasset, Carlos Espla, López Ochoa y Manteca, con diálogos, anécdotas, cartas y semblanzas de estos ilustres perseguidos (Madrid, 1930). El diario ABC anuncia la aparición en términos elogiosos y se afirma que el nombre de su autor, que cuenta con gran número de lectores, garantiza amenidad e interés y la obra “será de esos libros que no defraudan, que no se olvidan y que se conservan” (ABC, 29.4.1930).
Ahora se edita el libro otra vez. El Instituto de Estudios Albacetense, con un documentado, bien escrito y certero estudio del profesor Francisco Linares Valcárcel, lo da a la luz en su colección Clásicos Albacetenses. Recuerda Linares que “pocas personas viven su vida con la intensidad y la libertad, a pesar de todo y de todos, con que Artemio Precioso lo hizo. Ese fue el “delito” de un hombre al que casi todos abandonaron cuando Franco lo encarceló.
Y es que, tras ser gobernador de Toledo y Lugo, pasa los primeros meses del conflicto en Madrid y a comienzos de 1937 se reúne en Hellín con su familia. Es nombrado juez interino de primera instancia en Casas Ibáñez y después de Hellín. Detenido al acabar la guerra y juzgado por un Tribunal militar, ante el cual él mismo asume la defensa, el fiscal pide la pena de muerte, aunque finalmente la condena es de ocho años y un día de prisión. Escribe su hijo que en peligro de muerte la familia recurre a “famosos escritores, algunos de ellos deudores de favores y generosidades”. Sin embargo, ninguno se atreve a interceder en su favor. Únicamente monseñor Gomá, arzobispo de Toledo, escribe al Tribunal indicando que le recordaba como “modelo de caballeros”.
Precioso no pertenece a ningún partido, según cuenta su hijo en la obra citada, y tras las elecciones de 1936 queda políticamente entre dos orillas. Por un lado, algunos sectores de la izquierda critican su cargo de gobernador bajo el mandato del Partido Radical y la autorización para celebrar la procesión del Corpus en Toledo. Por otro, la derecha recalcitrante no admite su pasado liberal y progresista o su oposición a la dictadura de Primo de Rivera, como tampoco sus escritos críticos con el fariseísmo clerical, el apoyo a la ley del divorcio, la defensa de las libertades de la mujer o su posición favorable a la alianza en Lugo entre centristas e izquierdistas para las elecciones de febrero de 1936, que dieron el triunfo al Frente Popular, “victoria que mi padre había deseado”.
Recuerda Linares en su estudio introductorio el artículo de Precioso, publicado en la revista Muchas Gracias (28.6.1924), cuando es denunciada su obra El légamo de la tragedia, hablando de falsos, hipócritas y engañosos, tan frecuentes en nuestro país todavía hoy: “El fariseísmo es una plaga social de imposible extirpación. Los fariseos, a veces, son ladrones, de dinero o de honra, o de ambas cosas juntas; son corruptores de menores, estafadores, de vida depravada o criminal. Los fariseos, siendo lo que son y como son, tronarán, sin embargo, aparentemente escandalizados, por cualquier futesa o nimiedad ajena…”.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
Interesante personaje.
Unos extremistas y otros le tuvieron inquina, pero él se guió al dictado de su conciencia y con honestidad.
Un caballero.
Por mi bisabuelo, alcalde socialista, también intercedió un obispo para que saliera de la cárcel.
Dicen de él que también fue un caballero. Consiguió que no se asesinara a nadie del pueblo por cuestiones políticas. Y claro, se le echaron encima unos y otros.
Se te olvida mencionar que fue un gran escritor de literatura «decadente», por usar una expresión de entonces, aunque desde luego se contuvo y no llegó a los extremos de un Álvaro Retana, por ejemplo.
¿Alguna noticia de Ecuador, profesor Sánchez?
«Hay, como en otros países del mundo, médicos y maestros cubanos, que realizan un labor muy eficaz…»
http://www.miciudadreal.es/2016/02/12/revolucion-ciudadana-en-ecuador/
De Venezuela, ya ni hablamos.