Cuando el pasado miércoles 22 de marzo se inició en la sala 2 del Auditorio Municipal “Pedro Almodóvar” el concierto que este año presentaba el Departamento de Tecla del Conservatorio Profesional de Música “Pablo Sorozábal”, se comprobó que dicho concierto no iba a responder a los cánones clásicos de este tipo de eventos.
Todo empezó con los miembros del departamento casi al completo sobre el escenario realizando un divertido juego en el que todo el público asistente pudo observar una primera presentación de las obras que iban a ser interpretadas. La razón es que los profesores y profesoras del “Pablo Sorozábal” decidieron un año más aunar el teatro con la música con el fin de hacer más instructivo el concierto y trasladar al público asistente una información siempre interesante y fomentar así una escucha consciente de las piezas interpretadas.
En esta ocasión, los pianistas se convertían en los diferentes compositores que iban a ser interpretados. Por ello, nada mejor que empezar con Johann Sebastian Bach y su Preludio y Fuga en Si b Mayor del primer libro del Clave Bien Temperado, seguido por una selección de estudios del op. 100 de Johann Burgmüller, obras con un clara intención pedagógica que fueron exquisitamente interpretadas el pasado miércoles.
La posterior sección del concierto dejó clara la vertiente camerística del piano ya que este se pudo escuchar en la compañía del violonchelo y del clarinete por un lado, gracias al magnífico trío op. 114 de Johannes Brahms, y por otro, junto con la voz de la profesora de canto del centro, dando vida a dos conmovedoras arias de Giacomo Puccini. Granados, en el centenario de su muerte, tomó el protagonismo gracias a sus Requiebros, obra que exige al intérprete un gran virtuosismo. Enrique Granados no desapareció del escenario gracias al arreglo para dos pianos que realizó en su día de Triana, obra de su amigo Isaac Albéniz y que pertenece a la Suite Iberia.
Francis Poulenc y Sergei Rachmaninov formaron la curiosa pareja de compositores destinados a concluir el concierto. Fue a través de dos obras de juventud de estos autores que sin embargo eran muy diferentes entre sí, cerrando así el círculo de un concierto que encontró en su variedad y en las extraordinarias interpretaciones, la clave para enganchar al público de principio a fin.