Perdonen las molestias

Perdonen las molestias pero si en España la política se hace por profesionales de 6.000 al mes que practican el llamado arte de lo posible como un ejercicio personal de envidia ibérica, en provincias el anticuado molde de la contestación frisa el tedio. Por eso es saludable, y yo les invito a ustedes a que lo hagan:  a que ayunen y huyan de los medios de comunicación de toda calaña, especialmente de la tele –las teles nacionales porque las vecinas… ¿son televisión?- y los digitales tan de moda –incluido éste- por los menos una semana al mes. Yo lo hago y les prometo que es estupendo. Lo que ocurre es que cuando regresas al circo y vuelves a ver el modo como entienden la política nuestros compadres/as  electos/as en los municipios/as –ah, no, que aquí no hay doblez de género-, en el Congreso o en las Cortes regionales, que digo que en cinco minutos has vuelto llenar el tanque y ya estás necesitando otra semana de ayuno. Claro que también puede usted declarar una moratoria perpetua y salir al mundo sin ver la tele, escuchar la radio, leer la prensa y que les vayan dando. Un buen libro y listo. Yo tengo unos cuantos. Busque por ahí. Le dirán que es imposible, que en la era binaria que ya ha empezado eso es imposible, que todos estamos conectados. Ah, pillines conectados-controlados, pero no les haga caso. Se puede hacer, se puede estar a salvo de la actualidad tóxica: baja el colesterol, optimiza el humor y otras potencias. Si lo hace experimentará como que todo fuera nuevo, exento de provincianismo mañanero. Todo positifo, radiante, porque los españoles de repente nos hemos convertido en colegas bien avenidos, sin 36 ni 63, ni 68 (bueno, 68 no hubo aquí), ni 78… ¿ni 78? Oh, mon dieu! Y los políticos de casa a quienes votamos en listas cerradas y colocamos por un cuatrienio, en inagotables entusiastas de la colaboración, el pedigrí de la tolerancia, el debate profundo y la dialéctica reflexiva, en pro del bien común o el interés general que es eufemismo más moderno y suena más laico.

A la política de provincias le sobra envidia y le falta capacidad y competitividad. Lo mismo que a la nacional pero en cantidades industriales. No es un modo de gestión lo que defienden nuestros pelmazos representantes, sino su propio yo que si pudieran lo escribirían con dos eles para dar la nota. Rivera se gusta tanto y quiere figurar más que está a pelo y a lana y claro, se lía; Iglesias moja el slip  cuando discursea; el del PSOE, por cierto, ¿quién es el del PSOE en el Congreso?, bueno, pues lo mismo pero elevado a la enésima potencia. ¿No es el despecho y la revancha lo que lleva a Sánchez a intentar retomar el poder en el partido PSOE. Los del PP de Ciudad Real detestan a la alcaldesa Zamora como antes los socialistas detestaban a la Romero; en Puertollano  la oposición le  tiene muchas ganas al PSOE porque lleva en la silla edilicia desde el adviento democrático del 78. IU, defendida en Puertollano por mi amigo Alejandro (uno tiene amigos en todos los bandos como los buenos infiltrados) a quien aprecio un montón, está como en un estado de melancolía crónica y cuando denuncia la mano blanda del Ayuntamiento contra el rugido de la marabunta barera que desde que no se fuma dentro han atajao la calle como en los juegos de posguerra, sale la diputada Fernández, ayer siempre en plano, al lado de Pablo, a la gauche ou la droitel, comm,ilfaut– llamando al orden a la oposición para que comparezca y pida perdón a Caballero, que uno creía que era el presidente neojuvenil ya mayor de la Diputación por méritos propios, pero no, que es otro, a ser posible de rodillas y lloriqueando. Qué pereza. La política- no hablo de la gestión sino la que se sustancia en las relaciones entre los partidos de cara a la opinión pública, que es otra cosa-es provinciana y muy cutre. Es como a nivel del Estado pero en plan rural y, a veces, un poco cursi. El power es incapaz de escuchar a la oposición y la oposición no ve sino lo torpes, malos, incompetentes, indocumentados, arribistas, corruptos, tibios y siga usted que yo me canso, que son los que mandan, que es exactamente lo que piensan los que mandan de la oposición. Y todo esto no es por el bien de la ciudad, la provincia, la región, la nación, el cosmos bendito, no. Es por pura envidia. Y yo lo comprendo. Mandar aunque sea con una oposición ridículamente hostil o faltona de arrabal, estar en los sitios importantes, que la gente te salude y te sonría y que te lleve un chófer en cochecito leré, y cobrar una pasta al mes es muy tentador. De haber pillado uno igual haría lo mismo, ¿no es cierto? Así que aprovechen el finde y desconecten y cuando llegue el lunes sigan desconectados, es el primer paso para hacer la revolución pendiente con un paso ineludible: mandar los móviles a tomar por saco. Si hacemos esto y dejamos de echar gasolina en las estaciones de Repsol hasta que no las dote de más personal para no obligar al conductor a salir del coche, darle al botoncito de los euros, meter la cosa en el agujero de la gasofa y que se ponga empercudío los zapatos, a lo mejor, el gran capital y los mercados fácticos nos hacían mas caso. Buen sábado y si es sabadete, mejor.

Manuel Valero
Una cosa más