Hablemos de vino y aritmética. Castilla-La Mancha produjo en 2014 un total de 31,2 millones de hectólitros de vino. Si los poco más de dos millones de habitantes de la región tuvieran que consumir toda la oferta de ese año se deberían haber bebido 42 litros de vino al día –incluyendo abstemios, embarazadas y menores de edad-.
La lección de la aritmética es clara: hay que abrir mercados fuera de la región. FENAVIN es un fantástico instrumento para que las bodegas de Castilla-La Mancha den salida a la ingente producción del llamado “viñedo del mundo”. En esta edición 918 bodegas y cooperativas de la región participarán en FENAVIN, del 9 al 11 de mayo en Ciudad Real.
Este 2017 la Junta de Castilla-La Mancha vuelve a apoyar la celebración de FENAVIN y aporta a la celebración 500.000 euros. La Junta contará con un stand de más de 200 metros cuadrados además de colaborar también con la celebración de actividades paralelas, dando su apoyo a la iniciativa “Metidos en el laberinto lo mismo da blanco que tinto” que promociona la cultura del vino por varias localidades de la provincia los meses previos a FENAVIN. Y es que pese a ser una región eminentemente productora el consumo del vino en Castilla-La Mancha es uno de los más bajos de toda España.
Para Francisco Martínez Arroyo, consejero de Agricultura de la Junta, “Fenavin es la mejor plataforma para las figuras de calidad de la región. Particularmente, para las 9 Denominaciones de Origen de Vino de Castilla-La Mancha (Valdepeñas, La Mancha, Manchuela, Ribera del Júcar, Uclés, Méntrida, Mondéjar, Almansa y Jumilla) a las que he trasladado el apoyo explícito del Gobierno regional por el esfuerzo que están realizando”.
En FENAVIN caben todas las bodegas de Castilla-La Mancha, sea cual sea su filosofía. Caben los grandes grupos pero también la microbodega albaceteña 4Verticilos, proyecto personal del enólogo e ingeniero agrónomo Vidal Alejandro Pérez, que controla todo el proceso de producción de las poco más de 5.000 botellas que comercializa al año desde La Manchuela conquense. Su premisa: potenciar la calidad de un vino de terroir fabricado principalmente con variedad bobal.
Para este pequeño productor, que acude por primera vez a la feria, FENAVIN ha sido un motor para la comercialización de los vinos de la región pero reivindica también el lugar para proyectos pequeños como el suyo frente a las grandes compañías que imponen las tendencias de mercado.
Pérez coincide con César Rivera Triguero, Director Técnico de Bodegas La Reconquista de Miguelturra, en que FENAVIN ha supuesto también un empujón en la mejora de imagen del vino de la región.
La Reconquista es una bodega joven que produce desde 2013 una cantidad voluntariamente limitada, que ronda las 120.000 unidades anuales. Apuesta por la calidad pero también por una imagen innovadora alejada de la sobriedad tradicional del mundo del vino.
“En FENAVIN, como no podía ser de otra forma, son predominantes los vinos de nuestra región, lo cual es vital para extender nuestra presencia a la práctica totalidad de las zonas comercializadoras mundiales del vino, además de que otros productos que buscan segmentos de mercado diferentes, como es nuestro caso, adquieran presencia y empiecen a posicionarse”, indica Rivera.
Finalmente, la bodega Río Negro, en Guadalajara, elabora cada año 190.000 botellas de vinos de terruño y su director comercial, Víctor Fuentes, cree que la imagen de los vinos de la región sigue asociándose más al volumen que a la calidad aunque FENAVIN aporta una gran visibilidad nacional e internacional a sus productos. “Es una muy buena feria enfocada a profesionales de donde surgen muchas oportunidades de negocio. Nuestras expectativas son máximas, siempre ha sido una feria muy productiva para nosotros. Es la única feria dedicada en exclusiva al vino en España, muy profesional y con un coste razonable. Por lo cual es altamente recomendable para cualquier bodega”, resume.