El pasado 23 de febrero tuvo lugar en el Auditorio Municipal “Pedro Almodóvar” de Puertollano el concierto organizado por el departamento de Viento-Madera del Conservatorio Profesional de Música “Pablo Sorozábal” de Puertollano. La sala contó con numeroso público que disfrutó durante hora y media aproximadamente de diferentes grupos de cámara que regalaron piezas tan diversas como el dúo para flauta y clarinete de Mucynski y la sinfonía para vientos de Donizetti.
Fue precisamente el dúo de Mucynski, con sus seis breves piezas, el encargado de abrir el concierto. El intimismo de algunos movimientos junto con la viveza de otros hizo que la escucha del público asistente fuese tan atenta que los momentos en los que la música descansaba, el silencio en la sala fuera total, no se oía ni la más leve respiración. Entonces tomaron el escenario dos tríos con piano de Poulenc y Brahms de gran dificultad técnica y musical. Pero estas dificultades, que son bien conocidas por el público entendido, quedaron relegadas en la interpretación que ofrecieron los profesores del Pablo Sorozábal ya que la música fluía con esa sublime naturalidad con la que fueron concebidas en su momento por Poulenc y Brahms.
Después de los tríos, llegó un cuarteto de flautas que interpretó un fragmento de Las Bodas de Fígaro de Wolfgang Amadeus Mozart. Los componentes de este cuarteto, que combinaba alumnos y profesoras, resaltaron los divertidos giros melódicos tan comunes en el genial compositor salzburgués. Continuó un quinteto de saxofones que hicieron patente la diversidad de su familia de instrumentos con dos piezas, una de ellas típica del repertorio de saxofón como fue el Grand Quatuor Concertant de Singele, y la otra la siempre efectiva Boda de Luis Alonso de Giménez, la cual arrancó una vez más en la noche la ovación del entregado público.
Se llegó así al ya menciondado Donizetti, que a pesar de ser más conocido por su catálogo operístico, un noneto de vientos nos descubrió la verdadera joya que es esta sinfonía para vientos en sol menor. Obra compuesta precisamente hace doscientos años, en 1817, y que en la velada del pasado jueves sonó con la misma frescura que antaño. No podemos más que decir que fue un concierto memorable, y todos los que tuvimos la fortuna de asistir esperaremos con impaciencia una nueva edición del mismo.