Eusebio Gª del Castillo Jerez.– Verónica Caamaño es la directora del proyecto Montessori Crisálida de Toledo, guía Montessori de Comunidad Infantil y Casa de Niños, facilitadora de Disciplina Positiva y experta en psicología infantil. Este sábado impartirá una charla titulada ‘Montessori en el hogar’ en la sede de la Asociación Caracolín, en Ciudad Real.
Pregunta.- Crisálida es un centro pionero que une Montessori y Disciplina Positiva
Respuesta. – Sí, la disciplina positiva complementa a Montessori a la hora de intervenir con los niños, de una forma igualmente respetuosa. Bajo mi punto de vista debe ir unida a la pedagogía más completa en lo que se refiere al aprendizaje.
P.- Recuérdanos los principios de esta Pedagogía
R.- Montessori identifica las necesidades y respeta la individualidad, las motivaciones y las potencialidades de cada niño. El papel del adulto es el de observar al niño, tratarle tal como es, sin juzgarlo ni imponerle metas. Es fundamental identificar el momento por el que pasa cada niño en su desarrollo, ya sea físico, intelectual o emocional, y acompañarlo. María Montessori decía que los guías somos como el director de una orquesta, que su función es la de guiar para que todos los instrumentos suenen en armonía, pero es cada músico el que toca su instrumento. Los niños tienen un desarrollo natural, que es el que dejamos que fluya y se desarrolle, mientras los adultos solo guiamos, procurando un ambiente preparado, seguro física y emocionalmente y absolutamente adaptado al niño.
P.- Entre lo más conocido de Montessori destacan sus materiales
R.- Sí. Para nosotros es importante, pero no lo que más. Es un material científico diseñado por María Montessori que va a proporcionar al niño un aprendizaje sin fatiga, ni física ni mental, que va directamente a su psique. «Todo lo que va a la mano va a la mente», decía, de ahí que todos los materiales empleados en este método sean manipulativos. Las guías somos el nexo entre el niño y el material.
P.- ¿Hasta qué punto el aprendizaje es autónomo?
R.- El niño aprende por sí mismo, según la fase en la que se encuentre. Pero son niños, si no les ofreces una guía y les proporcionas un ambiente, no les vamos a facilitar su desarrollo. Es necesario identificar en qué Período Sensible se encuentra, qué intereses tiene o cuál es su motivación. Hecho esto, se le muestra, de una manera muy concreta, el material científico. Libertad pero sin libertinaje; los niños son libres y eligen, pero necesitan una guía. Por otro lado, si el material no se presenta de esa manera específica o concreta no cumple la función para la que está científicamente diseñado.
P.- ¿Cómo son estos Períodos de los que hablas?
R.- El niño va pasando por unas fases de desarrollo en las cuales aparecen de manera natural unos Períodos Sensibles en los que su cuerpo y su mente están preparados para adquirir y desarrollar una habilidad o un concepto. Si utilizamos estos Periodos vamos a proporcionar al niño un aprendizaje eficaz, sin fatiga el cual directamente el niño va a interiorizar de una manera única y permanente. Si no lo identificamos, ese Período se pierde, y el niño no podrá adquirir ese concepto o habilidad con la misma facilidad que si se encuentra dentro de él.
P.- Si falla el diagnóstico, la cosa no funciona
R.- Rotundamente. Tiene que darse todo: el papel del adulto, el ambiente, el estado emocional, la identificación, la motivación de los niños, etc.
P.- Montessori cuenta con la garantía de las evidencias científicas
R.– Existen muchos métodos pedagógicos alternativos. Montessori lleva más de cien años aplicándose y, sí, es científico. Ahora, la neurociencia, y en concreto la neurodidáctica, da la razón a María Montessori. Nos dice que si los niños durante unos períodos determinados reciben cierta cantidad de estímulos se crean unas conexiones neuronales que de otra manera se perderían. Y una mayor cantidad de esas conexiones neuronales se traduce en una mayor capacidad intelectual. También reconoce que si se estimula al niño durante los seis primeros años de vida, lo que adquiera se le va a quedar de por vida. Esto es lo que nos enseña la Neurociencia y es exactamente lo que proporciona la Pedagogía Montessori.
P.- La educación formal pretende esa atención individualizada, pero la propia organización del sistema educativo apunta a lo contrario
R.- No se puede atender la individualidad cuando todos tienen que aprender lo mismo en el mismo período de tiempo, ni cuando todos tienen que aprender los mismos conceptos y desarrollar las mismas habilidades en el mismo curso escolar, o cuando se le dice a un niño dónde se tiene que sentar, cuántas horas tiene que permanecer sentado, tiene que pedir permiso para ir al cuarto de baño, etc.
P.- ¿Qué caracteriza a la disciplina positiva?
R.- La disciplina positiva ofrece herramientas a los adultos para entender el mundo de los niños e intervenir de forma saludable, con roles horizontales, huyendo de la competitividad, la comparativa constante, las etiquetas y los prejuicios. Nos ayuda a empoderar a los niños, a hacerles autónomos, responsables, capaces de pensar y de decidir por ellos mismos. A los adultos nos procura unos ambientes respetuosos, libres de berrinches, de pataletas, de luchas de poder, de castigos, amenazas y gritos.
P.- ¿Cuál es el nexo de unión entre disciplina positiva y método Montessori?
R.- Los aspectos que la disciplina positiva tiene en cuenta para trabajar con los niños están, de manera implícita, en la pedagogía Montessori.
P.- Desde el punto de vista de la disciplina positiva ¿cómo actuaríamos si llega la hora de ir a casa y nuestro hijo no quiere irse del parque porque está jugando con sus amigos?
R.- La disciplina positiva se basa en el equilibrio entre la amabilidad y la firmeza. En este caso, si el padre o la madre solo utiliza la firmeza, el niño probablemente la líe; si es al contrario, solo amabilidad, irá pidiendo un ratito más hasta que la líe igual. Hay que marcar un límite, por ejemplo, cuando las manecillas del reloj lleguen a tal hora o cuando se haga de noche. Porque es un niño. Pero no existe una receta única que funcione siempre en todos los casos, hay que tratarlos de manera individual. Con cada niño, y dependiendo de la situación y las circunstancias, se puede recurrir a las diferentes herramientas de disciplina positiva. En general, fijamos una pautas, hacemos preguntas en lugar de ordenar, etc.
P.- ¿Cómo son esas herramientas?
R.- Tienen que cumplir varios criterios: deben ser amables y firmes a la vez; tienen que ayudar al niño a desarrollar habilidades sociales para la vida; ser efectiva a largo plazo; crear conexión entre el adulto y el niño y ayudar a los niños a sentirse importantes; y permitir a los niños descubrir sus capacidades.
P.- No tiene nada que ver con un castigo de los de toda la vida
R.- Un castigo es efectivo en el momento, pero ya se han comprobado las consecuencias psicológicas de éste a largo plazo. Por el contrario, la herramienta de disciplina positiva puede parecer que no surte efecto en un primer instante, pero es muy efectiva en ese largo plazo que queremos para que nuestros niños se desarrollen.
P.- La charla que vas a impartir es sobre Montessori, pero aplicado en el hogar
R.- El Método Montessori está inspirado en el humanismo integral. La formación del ser humano como hombre del mañana es muy importante. Son personas únicas y plenamente capaces. Ayudamos para que su desarrollo sea así y puedan actuar con libertad, con inteligencia y, sobre todo, con dignidad. Es una educación para vida ¿y es que solo se educa para la vida en el colegio? Por eso es muy valioso que esté presente también en casa. Si en la escuela estamos tratando de que el niño sea autónomo, tenga libertad, independencia, iniciativa, capacidad de elegir, etc. en casa no puede ser que le pongamos el pijama y le cepillemos los dientes. Utilizar Montessori a casa pueda ayudar a los niños tanto como en una escuela. Si hay papás que, por la circunstancia que sea, no pueden llevar a sus hijos a un centro Montessori pueden ofrecerle un entorno de libertad para el desarrollo de la iniciativa y autonomía.
R.- ¿Y cómo se hace?
P.- Se empieza por el adulto. Lo primero que hay que hacer es adaptar la casa disponiendo un ambiente preparado que cubra las necesidades de los niños que la habiten. Un ambiente armónico, seguro física y emocionalmente (libre de comparaciones, competiciones, correcciones y roles de superioridad), ordenado y accesible para el niño, de forma que todo lo que necesite en ese momento de su desarrollo esté a su alcance. Se trata de fomentar su independencia. Por ejemplo, tiene que tener la libertad de poder satisfacer la necesidad fisiológica de beber agua, cepillarse los dientes, lavarse las manos, pintar solo…
R.- ¿Puedes detallarlo un poco más?
P.- En el dormitorio, la cama debe estar adaptada al niño. Si es pequeño puede estar en el suelo, de forma que le permita salir y no caerse, sin necesidad de barrotes. El armario se puede preparar para que pueda llegar a él, de forma que coloque sus abrigos, sus zapatos… Los juguetes deben estar ordenados, que no es lo mismo que recogidos. Recoger es meterlo todo en un cubo o un baúl, mientras que ordenar requiere algún criterio: coches, animales, zona de arte, lectura, etc. La zona de lectura es muy importante, debe ser accesible a los niños, con libros que le ayuden a desarrollarse y motiven su interés; siempre colocados de frente, no de lomo, para que pueda ver cuál es o de que trata, y nunca apilados unos detrás de otros.
En la cocina o el comedor, las sillas deben adaptarse al desarrollo del niño. En el fregadero se pueden utilizar unos escalones. También se puede colocar en los cajones o estantes bajos de la cocina lo que el niño vaya a necesitar; por ejemplo, para poner la mesa, beber agua, comer algo (fruta o lo que cada familia considere que el niño puede comer entre horas) y que no dependa de nadie para acceder a ello.
En el baño hay que procurar que puedan lavarse las manos solos, que lleguen al jabón, que la toalla esté a su alcance, que puedan verse en un espejo y tengan acceso a su cepillo de dientes. Siempre según las necesidades del niño y su momento de desarrollo.
P.- ¿Y los juguetes?
R.- Identificando las necesidades de desarrollo que tenga el niño tenemos que buscar un juguete o una actividad que le interese, bien sea de movimiento, lenguaje, etc. Hay veces que se le regalan puzles de letras a niños de un año. Se trata de que cada actividad o juego aísle un concepto o una habilidad, como el material Montessori. Juegos de mesa, que sean cooperativos en lugar de competitivos y adoptados a la edad. Los juguetes de plástico les llaman la atención cinco minutos porque normalmente no les aportan nada a su desarrollo y por eso dejan de servirles.
P.- ¿Se recomienda tener material Montessori en casa?
R.- El material científico, en el aula. En casa, sobre todo el ambiente preparado, de seguridad, emocional y físico, de acceso para fomentar la independencia, la autonomía y todo esto de lo que hemos hablado, y actividades, jueguetes y juegos. El material científico tiene un precio elevado y debe usarse correctamente.
Es importante no cambiarle al niño las cosas de sitio, porque eso les aportar seguridad psicológica. María Montessori decía que el orden físico lleva al orden mental. Es importante que les mostremos a modo de presentación, las cosas, los movimientos, las actividades. cómo limpiarse los dientes, a ponerse un pijama, a estirar la cama o clasificar calcetines y guardarlos en el cajón. , todo ello con unos movimientos limpios, precisos y exactos.
P.- ¿El reparto de tareas es otro tema?
R.- Creado ese ambiente en la casa no es necesario hacer reparto de tareas. Cuando el padre o la madre saca la ropa de la lavadora y deja a cada hijo la suya encima de su cama, ellos la van a estirar, la van a doblar y a colocarla en sus cajones. Pero, si cuando estaban en su período, con dos o tres años, en el que nos ofreces su ayuda y les decimos que no hace falta, que se vayan a jugar, al llegar a los ocho años y exigirles que guarden la ropa, porque ya tienen edad, responden que ellos se van a jugar. Si se pierden esos períodos, en casa o en la escuela, ya no se pueden recuperar, aunque se puede reconducir al niño a través de la Disciplina Positiva.
Según tengo entendido, este método tiene un elevado costo para su implantación ya que los materiales tienen un alto precio.
Por otro lado, se crea una especie de dependencia en los alumnos que puede representar un problema si tienen que integrarse a otra institución.
A pesar de ello, creo que la propuesta montessoriana, cuando es auténtica, aporta una visión de diseño cultural y de ideas materializadas muy actual…
El título me parece muy poco apropiado, no describe para nada el artículo. Aún así, me parece estupendo que es tenga interés en esta filosofía,que me parece fantástica!…al tener un ambiente preparado, los niños se desenvuelven solos y eso les da mayor seguridad en si mismos y, al seguir sus necesidades, se saca todo su potencial!..es maravilloso!..y el ambiente de compañerismo y respeto se palpa en el ambiente.
Los materiales, como dice Verónica, son lo de menos; lo importante es la filosofía. Esta pedagogía en los primeros años de vida me parece ideal para su formación como personas.
La verdad es que no entiendo como hemos sobrevivido los de la EGB….somos sobrenaturales….pasando siguiente gilipollez…
¡Totalmente de acuerdo en todo! Yo soy de las que piensan que la mejor educación es aquella en la que escuela & familia se comunican y trabajan juntas. La APP Agenda Digital de http://www.kidsnclouds.es ayuda muchísimo… porque la escuela la adapta a su metodología educativa, la personaliza, y las familias pueden participar de la educación de sus hijos… de esta manera el trabajo de la escuela se continua en casa. Muchas veces el problema sólo es falta de comunicación, pero con las nuevas tecnologías esto es más fácil de resolver.
¡Estamos totalmente de acuerdo Verónica!
En la educación, y no solo de los más pequeños, uno de los pilares fundamentales es que escuela y familia trabajen unidas. La APP Agenda Digital https://www.pekebook.com nació precisamente de esa idea. La de ayudar a la escuela a transmitir diariamente toda la información del niño para que haya continuidad en el hogar, intentando así tener una metodología educativa que «reme» en una sola dirección.
Muchas veces este pequeño desequilibrio entre escuela/casa se debía únicamente a un problema de falta de comunicación que con estas nuevas oportunidades que nos da la tecnología podemos corregir.