La decadencia de las publicaciones en papel no solo se traduce en la desaparición de cabeceras, también decimos adiós a míticos establecimientos de venta de prensa, como el quiosco de la calle Alarcos, que ha sido recientemente desmontado.
Aún puede verse en Google Street View:
No cabe duda de que el sector de la Prensa escrita es uno de los grandes afectados por la revolución digital.
Los periódicos digitales nacieron con la llegada de Internet en el último lustro del siglo XX.
Pero, durante un tiempo, algo no funcionaba. La caída de las ventas de las ediciones impresas se acentúa mientras que nadie en el sector sabía cómo rentabilizar la presencia digital.
Una de las soluciones adoptadas fue mezclar la Prensa con contenidos relacionados con el ocio y el espectáculo, degradando en gran medida la función periodística en términos éticos y de credibilidad.
En estos momentos, ante la necesidad de la información continua, la pregunta es: ¿conseguirá la Prensa encontrar un modelo de negocio de supervivencia en el escenario digital?
Personalmente, creo que la Prensa escrita sobrevivirá a través de una rápida transformación. Pero esa Prensa superviviente será una Prensa dinámica, de prestigio y de calidad.
Lo que no estoy tan seguro es que la búsqueda, la ordenación y la interpretación de la noticia se pueda hacer sin la independencia de criterio, y la no sujeción (relativa) a los poderes, que ha caracterizado a los principales y más influyentes rotativos de los países más modernos.
Al fin y al cabo, como ya dijo el dramaturgo estadounidense Arthur Miller, «un buen periódico es una nación hablándose a sí misma»…