Para saber que el mundo ha cambiado drásticamente, me basta con recordar mi infancia: el técnico que venía a casa a arreglar el televisor de transistores, las galletas Fontaneda que compraba al peso (y que el vendedor cogía con las manos), los tebeos de Bruguera, las partidas de juegos de mesa Geyper, la particular forma de los profesores de zurrar a mis tiernos compañeros (bofetada, capón o reglazo).
Los tiempos habían cambiado, yo no viví los suministros infantiles de leche en polvo, la formación del espíritu nacional o los juguetes para pobres. Eso le tocó a mis hermanos mayores o a la anterior generación. “Te hacía falta una guerra para saber lo que es el hambre” era una amenaza que oía de cuando en cuando, sabiendo de sobra que aquel ya no era mi tiempo.
A mi modo de ver, el principal cambio se ha producido en la rapidez del actual ritmo de vida, como consecuencia de la evolución de la tecnología digital y del modelo económico. Una tecnología digital que evoluciona a una velocidad mayor de la que uno puede domeñar y que modifica nuestro comportamiento, a partir de la exigencia creciente de respuestas y reacciones instantáneas en cualquier ámbito de la vida cotidiana. Y un modelo económico que cambia la sostenibilidad por el incentivo de un consumo extenuante; que impone el valor de lo nuevo/bueno frente a lo viejo/malo, la moda frente a lo imperecedero, que afecta a la fisonomía de las poblaciones y hasta a la mercantilización de las personas. La fragilidad no llega con el deterioro de la salud, sino antes, a partir de los cincuenta años, esa franja de edad donde cualquier imprevisto te deja fuera del mercado laboral, por viejo, aunque seas maestro en vez de aprendiz. Para esta generación no es fácil adaptarse a tanto cambio, después de haber conocido otro mundo bien distinto.
Podrán cambiar las formas, pero no las esencias. A los más mayores no les queda más remedio que aceptar la evidencia de que las costumbres han cambiado, como que salgan en la tele dos maromos morreándose sin que les detengan por escándalo público, o que la mierda de los perros haya de recogerse en bolsitas. El Smartphone (ese ordenador de bolsillo que también sirve para hablar por teléfono) se ha convertido en un objeto al alcance de niños y viejos. Pero el hecho de que la tecnología sea más accesible a todas las edades (hasta cierto punto, que yo mismo me rebelo ante la velocidad de cambio de los sistemas operativos, que me hacen sentir un inútil cuando soy incapaz de encontrar soluciones), no significa que el modo de pensar de los mayores haya cambiado. La identidad no es sino el posicionamiento individual y la capacidad de reacción ante las nuevas situaciones que se presentan. La identidad es estable por definición:es difícil de cambiar sin que haya transcurrido un cierto tiempo, o que éste se precipite por la magnitud de algún acontecimiento que nos pueda desequilibrar. Porque la diferencia entre una anécdota, una racha o un cambio de tendencia, estriba en su duración y si se produce (o no) retorno a la identidad previa.
Es obvio que los individuos que comparten algún rasgo identitario forman grupos de población. Por ejemplo, los españoles. Si dichos grupos se crean por la identidad de sus miembros, convendremos en que la tendencia de los grupos la va marcando la trayectoria propia de sus distintos miembros, mayoritariamente, y que dichos grupos tienden a comportarse como entidades cohesionadas, aunque no necesariamente homogéneas. Por ejemplo, entre los aficionados de un equipo de fútbol, sea el que sea (que es otra variable), están los grupos violentos, cuyos miembros se buscan y se retroalimentan. Y como en mayor o menor medida, tenemos conciencia de individuo tanto como de grupo, el valor de nuestro modo de pensar se alimenta de lo que más veamos reflejado.
Para los mayores es lógico seguir pensando que otro mundo, más parecido al de su juventud, siga siendo posible ¿Pero cual es nuestro mundo? Si la economía y la tecnología han cambiado nuestra forma de pensar, es porque han sido impuestos por los sectores que los han controlado y han dado paso al modelo actual: el Neoliberalismo, como pensamiento político y económico, que también tiene su reflejo en los hábitos. Su consecuencia es la Globalización, un solo mundo dominado por los poderes económicos, donde el poder político (que al fin y al cabo es el que debería representar a los ciudadanos normales) está subordinado, donde la producción de los bienes de consumo está deslocalizada, los capitales en paraísos fiscales y que se entiende en un solo idioma – el inglés. Ya no hay pugna entre bloques políticos, sino entre potencias económicas, aunque sigan participando en guerras geopolíticas donde la O.N.U. ni pincha ni corta (por cierto, desde que EE.UU. diera trato de favor a Israel ante advertencias y sanciones).
Inevitablemente pasa también por la realidad política (por muy apartado de la política que se quiera estar). El desarrollo de la Unión Europea también ha corrido en paralelo a los tiempos. Si en su origen se trataba de superar el conflicto de la Segunda Guerra Mundial a través de un modelo social de estado del bienestar en la economía de mercado – con una unión política y monetaria en el horizonte – desde la unificación de Alemania (o desde los tiempos de Tatcher en Reino Unido o del proceso de disolución de la Unión Soviética, que todo vino a ocurrir en esa época: la de la emergencia del Neoliberalismo) y su expansión posterior a la Europa Oriental – cuya cultura y trayectoria política previa es bien distinta a la Occidental – ha cambiado el modelo de una Europa cohesionada por una pugna por la correlación de fuerzas. Dicho de otro modo ¿Formamos los europeos un grupo cohesionado?
En definitiva, es del todo imposible volver al punto de partida porque los países miembros de la Unión Europea tienen contraídas una serie de obligaciones como socios que son. El problema de la fragilidad de las identidades nacionales, la desconfianza hacia lo extraño (sean países del Sur, de fuera de la Unión o de otros continentes), sumado a la fragilidad de la economía europea frente a otras potencias mundiales emergentes y a la pervivencia en el tiempo de esta realidad incómoda, han dado pie a nuevas formas de rechazo, que en el caso de las nuevas generaciones tiene más que ver con la falta de posibilidades en un estado antaño sobreprotector, y en el caso de las viejas con otro modelo de país que habían conocido. Mientras los ciudadanos sigan siendo consultados a través de las urnas, más allá de la crisis de los partidos, tendrán una opción de manifestarse. Los que mejor sepan leer esta situación y vender un mensaje de cambio, serán los que designen el curso del tiempo venidero. Así ha sido en EE.UU. o en Reino Unido, y ése es el temor del actual poder establecido en Europa, sostenido por democristianos y socialistas. Y por eso, en cierto modo, el socialismo europeo está en crisis, por haberse acomodado a una posición que alcanzó en otro mundo que ya no existe, y ante la falta de respuesta ante los retos que plantea la Globalización a los ciudadanos europeos.
Los tiempos siguen cambiando y no hay vuelta atrás.
Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde
El mayor cambio es la concienciación por parte de la clase media de que su posición económica y social se ha visto deteriorada por una globalización de la producción económica (deslocalización) y del poder fáctico (ausencia de controles internos de este fenómeno).
Nadie se resigna a ser clase obrera, si es que la distinción de clases existe, prefiero hablar de distinciones de niveles de renta, pues la cultura burguesa y consumista de ocio sigue definiendo con independencia del nivel de renta a la mayor parte de la población.
Claro,y ahora es vuestro momento…espera que voy a buscar cómo te defines tú mismo: Español de mierda y fascista. Ahora es el momento de que, populistas ultras como tú, echéis la red para salvar la patria….
Los que éramos clase media no necesitamos concienciarnos. La verdadera clase media no se dedica a tener conciencia, se dedica a mantener al país y la democracia. Ahora, a ver dónde nos lleváis los Trump…de turno.
Español de mierda y fascista…ay que ver lo rebuscado que eres para insultar.
Tú nunca pensaste otra cosa de mí, y siempre lo has expresado de mil maneras, todas soeces.
Hay que ver lo retorcido y la mala uva que te gastas…la pastillita que se te olvida.
Se te están escapando los defraudadores ¿Para qué te pagamos el sueldo? Anda y trabaja!!
Pero si tú eres un defraudador!!!
Lo progre que eras y lo intolerante y difamador que eres en realidad.
Más pobres, más desiguales, menos protegidos y más precarios. Esta es la herencia estructural que deja en nuestro país la crisis y la gestión de la misma (política económica aplicada y reformas como la laboral).
Lo peor de todo es que casi un 40% de la población de clase desfavorecida vive situaciones de pobreza y exclusión que creíamos desterradas hace ya años de nuestra sociedad…
Y, no te olvides, tres personas españolas tienen lo mismo que el 30% del país. En una verdadera socialdemocracia esto no debería pasar. Es perfectamente lícito que alguien se haga rico, lo que no es normal es que el propio Gobierno les ponga en bandeja de plata evadir impuestos con ingeniería fiscal.
De hecho, los Ortega ganan más que todos sus trabajadores juntos a lo largo del mundo.
Tanto la normativa fiscal, como la penal están hechas para nosotros, los muertos de hambre (la ex clase media, gracias a PP y PSOE) y para los robagallinas.
7.000 nuevos ricos en España al día. Algo está pasando…el mercado del lujo en alza y, sectores empresariales protegidos, como el automovilístico,lanzados. La Banca rescatada, las autopistas rescatadas, las empresas como Aena, regaladas a los amigotes.
Mientras tanto, muera una señora mayor porque le cortan la luz, meten en la cárcel a una chica que usó una tarjeta ajena para comprar pañales…
Globalización….sí, pero de lo malo. Lo bueno bien que se lo siguen guardando ellos.
Clase emergente la de Venezuela, la del régimen chavista.
La clase media siempre pierde en regímenes de extrema izquierda, la cúpula gana…el resto en la miseria.
Cuando un necio usa el comodín Venezuela para hablar de España, queda inhabilitado como forero.
Ahí se te acaba la interacción.
Pero si Venezuela ha sido asesorada por quienes tú votas…
Pero si Venezuela ha puesto en práctica las recetas de los fundadores de Podemos…
Pero si en Venezuela por ello NO EXISTE YA la clase media.
Lee: Que no hay más interacción, por más que escribas. Esto ya es un mensaje automático.
A ver si es verdad y rige la INDIFERENCIA entre nosotros.
No me cites ni directa ni INDIRECTAMENTE.
Charles, no te olvides que la herencia estructural es el resultado de sucesivos períodos de crecimiento y decrecimiento. La crisis fue para todos los países. Aquí (en España y en Castilla-La Mancha) no la vieron venir los compis del Psoe y la gestionaron (MAL) primero el Psoe y luego el Pp. Lo digo porque parece que las crisis estructurales aparecen por arte de magia. Luego hablamos mucho de socialdemocracia, pero se nota poco, cada vez menos y se olvida decir que es el resultado de que apechuguen los paganinis de siempre. ¿A ver qué pasa con esas clases desfavorecidas, cómo se ha llegado hasta aquí?
Caminante, la socialdemocracia es algo que en la España de González solo se intentó al principio. Desde los Solchagas y los Boyeres, solo podemos hablar de socioliberalismo. O, dicho de manera vulgar: de socialistas que soñaban con tener 16 cuartos de baño y la de los baldosines en casa…y lo consiguieron…incluidos los de los ERES en Andalucía y Cía.
El PSOE, en pleno incendio-crisis, no tiene más que dirigentes con latas de gasolina en la mano (Susanita o Patxi) con unas ganas locas de mandar, y en esas me pregunto ¿De mandar solo? Pues si, de mandar solo. Susanita está más a lo que pasa en Madrid, que a lo que pasa en su comunidad, donde al PSOE le están poniendo la cara buena los ciudadanos de Granada (porponer un ejemplo). Y Patxi, bastante tiene con la pensión vitalicia que se puso de 50.000 pavetes al año como ex Lehendakari (toma goma Paloma).
Con estos mimbres ¿Cómo vamos a creer los socialdemócratas españoles en el PSOE para arreglar nada?
Fíjate lo que te digo: creo que González es, con diferencia sobre el siguiente, el mejor estadista que ha tenido España en muchísimos años (cuántos, que lo decida cada uno), pero el peor presidente del Gobierno que hemos podido tener (peor uqe Aznar, porque Aznar no mentía, era así de infame y lo demostraba), y ahora es el abuelo cebolleta, insoportable y soberbio, que no se da cuenta de que su tiempo ha pasado y, que sus opiniones están a años luz de lo que necesitamos los progresistas. Ahora es un viejo fondón, amigo de millonarios, con aires divinos que necesita decirnos a los españoles lo que tenemos que hacer. «O yo, o el caos..»
Ojalá y la globalización pudiera devolver la S y la O a este partido. Ojalá, pero la S es de Susanita y la O es de omnioso…a ver si los socialistas de verdad la lían parda y hacen limpieza.
Los partidos populistas son sobre todo aquellos que, una vez en el poder, gestionan la representación del pueblo de forma paternalista. Para beneficiar -supuestamente- al pueblo se suelen aliar con los del colmillo retorcido, y de la quema anunciada solo se salvan ellos (los dirigentes de esos partidos y los correspondientes advenedizos). En el frontis suelen destacar los principios de la izquierda teórica, pero acaban llevando a sus pueblos al estancamiento y a convivir-consentir con las migajas del gran reparto. En los países latinos pensemos en el PRI mejicano o en el partido justicialista argentino. Y en España te lo puedes imaginar, tú mismo lo has dicho al señalar al sur.
Sr. «caminante», es cierto que las crisis estructurales no aparecen de la nada. La actual crisis no es «la crisis». Es una crisis más de otras muchas. Desde los años setenta hasta ahora han habido alrededor de 130 situaciones de estrés financiero.
No obstante, sí es cierto que es especialmente destacable y singular los efectos tan dramáticos que ha tenido sobre el conjunto de la economía mundial. Esta mayor dimensión es la consecuencia del extraordinario incremento de la desigualdad y el desorbitado aumento de la deuda asociada a la innovación financiera alimentada por la banca.
Todo ello resultado de la desregulación, de la falta de disciplina y de vigilancia por parte de los supervisores o de la complicidad de ciertos poderes públicos con los intereses de la banca privada internacional.
Las políticas que los gobiernos han tomado frente a la crisis han sido insuficientes y, en Europa, totalmente contrarias a la recuperación de la actividad y el empleo.
La política de salvar a la banca ha provocado un gasto ingente de recursos, una mayor concentración financiera y, a la postre, una inmensa mayoría de bancos «zombies».
Como sabe usted, el problema principal no radica en la deuda pública sino en la privada. Se falsea la realidad cuando se dice que nuestro Estado de Bienestar se considera desmesurado y es necesario recortar en educación, sanidad, pensiones, administraciones públicas, etc.
El verdadero origen de la deuda pública española está en el hecho de que España no haya podido disponer de un banco central que financiara los gastos públicos sin interés o a interés super-reducido.
Sr. «caminante», se ha llegado hasta aquí porque, en lugar de afrontar los problemas que realmente agudizan la crisis en nuestro país para salir definitivamente de ella, se ha aprovechado la situación de debilidad para poner en marcha reformas y recortes cuyo único fin es el de facilitar la entrada de negocios privados en los servicios públicos, para mejorar aún más la capacidad negociadora de las grandes empresas y para ahorrarles impuestos a los niveles más elevados de renta.
No hay que olvidar una cuestión elemental: los problemas económicos no tienen soluciones técnicas, sino políticas.
Los ciudadanos deben saber que la única solución que puede equilibrar los esfuerzos y los sacrificios de ricos y pobres, de altos y bajos, de empresarios y obreros, de soñadores y realistas es la Socialdemocracia.
Y la socialdemocracia en España es el PSOE.
Claro está que sus dirigentes deberán explicar al PSOE como solución central de este momento histórico.
Se deben explicar decididamente las soluciones socialdemócratas clásicas y contar a los ciudadanos y a los trabajadores y a los empresarios y a la enseñanza y a la medicina y a los jubilados (de hoy y de mañana) que hay soluciones equilibradas para el sistema y justas para todos y que sólo la Socialdemocracia tiene hoy una solución sin extremismos y que doblegue la crisis…
Hoy la socialdemocracia en España se reduce a la implantación de la ideología de genero.
La crisis del Estado de Bienestar es debida a la ausencia de reformas en la configuración territorial del Estado. Alemania la afrontó y conservan su Economía social de Mercado y su Estado de bienestar. Alemania es el modelo. Pero allí, cuando algo es caro, insolidario e ineficiente lo reforman.
Charles, no creo que la crisis económica actual (la que comienza con Lehman Brothers) sea una crisis más. Tampoco se opina así en círculos académicos, me parece una obviedad, como obvias son las reflexiones del socialdemócrata Pérez Tapias (hoy en Diario 16), cuando señala que la socialdemocracia no supo aplicar precisamente políticas socialdemócratas en un entorno económico neoliberal, con lo cual, más obvio todavía, la redistribución se hace imposible al disminuir los ingresos.
Porque, obviamente, es muy fácil hacer políticas redistributivas cuando las arcas del Estado rebosan de ingresos impositivos, sí, ingresos con origen en esa desregulación tan diabólica que usted señala.
Aquí en España el esperpento fue de dimensiones colosales con ministros «socialdemócratas» alentando la espiral de endeudamiento (con sonrisa de oreja a oreja, como el sr Hernándéz Moltó, que no era ministro pero que quizá le suene de algo). Hasta se permitieron el lujo «socialdemócrata» de eliminar el Impuesto sobre el Patrimonio.
¿Y ahora dice usted que tocan explicaciones? ¿De los líderes «socialdemócratas»? ¿De Susana Díaz, o de Patxi López?