La Hermandad de San Antonio Abad ultima estos días los preparativos para la celebración de su festividad el próximo 17 de enero. El primero de ellos es la elaboración de las tradicionales caridades del santo. Un nutrido grupo de hermanos se reúne para ello desde este jueves en el horno de la familia Buitrago. Siguiendo la receta de la hermandad de él saldrán casi 15.000 unidades decoradas con la cruz truncada y recubiertas de anisillos para su posterior venta en el barrio de Santiago de Ciudad Real.
Precisamente la plazuela del barrio acogerá el lunes 16 la quema de la hoguera y la invitación a torreznada y limoná. Tendrá lugar a las 20 horas. Previamente la hermandad realizará las solemnes vísperas y la veneración de la Reliquia.
Los actos centrales de la festividad de San Antón trascurrirán al día siguiente. Desde las 17.30 horas los sacerdotes de la Parroquia bendecirán a los animales. Como en años anteriores, la Hermandad obsequiará con un recuerdo a las personas que lleven sus mascotas, entregando una imagen de San Antonia al animal más curioso. Una vez concluida la bendición a las 19.30 horas dará comienzo la solemne función en la que se recordará a los difuntos del año.
Como viene siendo tradición la Hermandad de San Antonio Abad mantiene la llamada rifa del cerdo que coincide con la papeleta premiada en el sorteo de la ONCE del día 17. En este sentido, desde la misma se aclara que dicho sorteo es simbólico sin animal tal y como contempla la normativa autonómica.
Según tengo entendido, las Caridades de San Antón tienen su origen en la piadosa costumbre del pan bendecido ofrecido a los fieles tras la misa.
Aunque su receta es ancestral y secreta, basándonos en sus ingredientes más básicos, podemos indicar que cada unidad puede tener alrededor de unas 100 kcal., es decir, como si nos tomásemos 100 gr. de un yogur natural con fruta.
Habrá que degustar, al menos, un par de estos dulces para que, como señala la tradición, evitemos los dolores abdominales.
Al final, el secreto está en la masa…
A ver si este año los curas de Santiago se dignan bendecir a los animales y no mandan a nadie disfrazado.