Cada año, por Navidad, el obispo tiene un encuentro con la prensa para recorrer el año, las acciones que se están llevando a cabo y felicitar la Navidad a todos los periodistas. Monseñor Gerardo Melgar se encontró con los periodistas y explicó especialmente cómo se están llevando a cabo las dos acciones prioritarias de la pastoral: familia y vocación.
Sobre la razón para elegir la familia como una de las prioridades pastorales, explicó que «si la familia no funciona, si los valores no se transmiten, difícilmente podemos tener personas maduras y cristianos auténticos. Y desde ahí es muy importante porque si no sería como construir una casa sin cimientos. Los que trabajan directamente con niños ven que lo que transmitían las familias está fallando». Teniendo en cuenta esto, el obispo está insistiendo este año sobre el tema, hablando en las parroquias y ayudando a animar a las parejas para evangelizar.
Por otro lado, sobre la pastoral vocacional, explicó que siempre es necesario un buen número de sacerdotes, para cubrir todas las necesidades de la Iglesia: «Hay 50 sacerdotes menos que en 1995», y hay comunidades que tienen que repensar la presencia el sacerdote. En cuanto a zonas, el arciprestazgo más afectado es el de los Montes, por el número de habitantes. No se plantea, según dijo, suprimir el Seminario Menor, que es un gran centro de formación, a pesar de que los seminaristas mayores actuales entraron en su mayoría directamente al Seminario Mayor: «No nos queremos conformar porque los 15 teólogos que tenemos en el Seminario se nos acaban en muy poco tiempo. No es fácil, no porque no haya llamada, sino precisamente porque no hay las respuestas positivas que debería haber entre los jóvenes».
Sobre la falta de vocaciones, explicó que ha de cambiar la mentalidad de las comunidades, «no se puede pensar que estamos como hace 50 años. Las necesidades que pueden cubrir los sacerdotes no son las mismas ni pueden serlo. Hay que dar mucha más cancha a los laicos. Esto es lo que se nos está pidiendo a todos los niveles, no poder los servidores de las sacristías, sino los que se hagan responsables de determinados sectores de la pastoral».
Después de explicar estas dos prioridades, el obispo habló directamente de la acogida de los laicos: «Son cercanos, y me ha sorprendido ir por la calle y que me saluden, a pesar de no conocerme. Me he sentido bien desde el principio, pero no solo por el aprecio hacia mí como persona, sino porque hay un aprecio a la figura del obispo».
Respondiendo a preguntas de los periodistas, explicó que no se plantea una visita pastoral en este curso, pero que la hará en el futuro. Además, dijo que esta acción es un buen momento para conocer a la gente y que, además, suele valorar por escrito cada visita, «mandando un informe para que se potencien unas cosas y se corrijan otras».
No les queda otra que hacer de la necesidad virtud. En mi pueblo, una chica, católica practicante, madre de dos hijos, dos días a la semana celebraba una especie de misa, que no es tal pero que hace sus veces. Este verano, que es cuando tuve que ir a los sufragios por la muerte de la madre de mi cuñada, pude verla en acción. El resto de los días de la semana, un sacerdote keniata, con un castellano deficiente, suplía al párroco titular. Y al parecer no dan para más. O la Iglesia se pone las pilas,ordenando sacerdotisas, o tendrán que dar cancha a los laicos. Las mujeres contribuyen activamente en toda la labor parroquial, dan comuniones, son las encargadas de la limpieza de las iglesias… y sin embargo se les niega la posibilidad de llegar a curas . Si eso no es machismo, que venga Dios y lo dictamine.
Es que el laicismo se lleva más que la pederastia…es más racional, lógico y natural.
Al final veremos curas laicos para ir a la moda y no perder su estatus.
El pasado mes de febrero, el Papa Francisco ya advirtió, ante el decrecimiento de las vocaciones religiosas, que las congregaciones religiosas no deben hacer el experimento de las «inseminaciones artificiales». Es decir, se debe acoger con seriedad, sabiendo discernir entre las verdaderas vocaciones y las que no lo son.
Pero, ¿qué ocurre en la realidad?
Pues, yo creo que las respuestas están, más que en la sociedad secular, en la propia realidad eclesial…