El Hospital General Universitario de Ciudad Real, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, dispensa en la actualidad tratamiento farmacológico a 216 enfermos de SIDA del área sanitaria de la capital de los que la gran mayoría, el 86% arrojan una carga viral indetectable, es decir, las posibilidades de que puedan contagiar a otras personas son “prácticamente nulas”.
Así se ha puesto de manifiesto en la última sesión general celebrada en el centro sanitario ciudadrealeño en la que las internistas Lourdes Porras y Beatriz de la Rosa y la farmacéutica Vera Lucía Áreas abordaron los últimos avances en torno a la enfermedad presentados hace unas semanas en el último congreso del Grupo de Estudios del SIDA (GESIDA) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
Para Porras, la buena noticia es que el tratamiento “con retrovirales es muy cómodo, los pacientes lo toleran bien y se ha convertido en una enfermedad crónica”, pero la mala es que “el SIDA sigue siendo una epidemia prevalente y no dejan de aparecer nuevos casos”, ocho en lo que va de año en el Área Sanitaria de Ciudad Real.
La internista del HGUCR lo achaca a que se ha perdido el miedo al contagio: “los pacientes son cada vez más jóvenes, menores de 35 años y algunos incluso por debajo de los 20, no han vivido los primeros años del SIDA y no lo tienen etiquetado entre las enfermedades que matan; además, saben que hay tratamiento”.
Vera Lucia Áreas y Lourdes Porras recalcan que la información en la escuela, en los centros de salud y también en casa sigue siendo fundamental para aprender a tomar precauciones ante determinadas prácticas de riesgo porque “el peligro radica en los enfermos de SIDA que no saben que lo tienen y pueden contagiar la enfermedad de forma exponencial”.
Además de la medicación regular que los enfermos han de tomar de por vida, desde la farmacia de pacientes externos del hospital también se dispensan tratamientos postexposición a personas derivadas desde los servicios de Urgencias ante la sospecha de que podrían haber contraído la enfermedad. En los últimos cinco años se ha prescrito un tratamiento profiláctico a diecisiete de estas personas.
Lo último, según Porras, es la posibilidad apuntada en el congreso de GESIDA de prescribir un tratamiento preexposición a personas que saben que van a someterse a prácticas de riesgo, aunque por el momento es tan sólo eso, una propuesta.
