Ángela Lajara Chacón. Ecologistas en Acción-Valle de Alcudia.- Ecologistas en Acción-Valle de Alcudia realizó el pasado 30 de octubre una ruta senderista por la Sierra de Guadarrama (Madrid), comenzando en la localidad de San Lorenzo del Escorial para subir a la cima del monte Abantos.
Tras un pequeño descanso veraniego, hemos querido comenzar este otoño con una rutaespectacular para así poder reactivar nuestro espíritu senderista, y para tal cometido hemos decidido realizar la subida del monte Abantos, una elevación de la sierra de Guadarrama perteneciente al sistema central, con unos 1.763 metros de altitud.
Salimos el domingo 30 de octubre a las 7:30 desde Puertollano, con parada y recogida de otros caminantes de Ciudad Real. Tras cuatro horasde viaje en autobús llegamos a nuestro destino, San Lorenzo de El Escorial. Allí hicimos una parada paradesayunar, estirar las piernas y charlar y saludar a nuestros compañeros/as de ruta. Una vez reconfortado el cuerpo emprendimos nuestra caminata, primero callejeando por el pueblo que, al ser domingo y sobre todo puente, tenía mucho movimiento de gente. Divisamos el Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, impresionante, al que otro día tendremos que venir a visitarlo por dentro, pero que hoy no toca.
Seguimos callejeando y subiendo, viendo la cantidad deconstrucciones realizadas a pie de montaña. Nos sorprende una particularmente, o por lo menos a mí, una casa de dos plantas bordeando un pino, quedando este en el centro. Curioso, al construir la casa han respetado el pino, del que he de comentar que era impresionante y para ser justos él estaba primero.
Dejamos las construcciones y comenzamos a realizar la subida propiamente dicha. Se trata de una ascensión de media montaña y, como el sendero va zigzagueando, se hace mucho más llevadero. A unos cuantos metros nos topamos con el Embalse del Romeral, que lo dejamos a nuestra derecha.
Seguimos ascendiendo por un pequeño y empinado sendero entre grandes pinares siendo el pino silvestre el más destacado e inconfundible con su tronco de color asalmonado. Estos montes fueron reforestados a finales del siglo XIX con varias especies de árboles, siendo el pino silvestre y el pino resinero los dominantes, pero junto a ellos también pudimos ver cipreses, fresnos, encinas, arces de montpellier, y algún roble autóctono.Acompañando a los árboles pudimos ver escaramujos, zarzamoras, enebro común, jaras, escobas, cantueso… También pudimos ver, ya que esmuy abundante en la cumbre,el azafrán serrano. Además fuimos acompañados por todo el camino con el agradable aroma del tomillo,pudiendo observar helechos, musgos y una gran variedad de líquenes. Todo ello lo pudimos observar y disfrutar gracias a las diferentes paradas que íbamos realizando a lo largo del ascenso. La ruta de subida no era muy larga y el desnivel no muy excesivo, pero he decir que se agradecían esas paradas ya que nos permitían tomar un poco de aliento y escuchar las cosas tan interesantes que nos contaba Vicente sobre los árboles, arbustos…Durante la ruta recorrimos un pequeño tramo del Sendero de Gran Recorrido GR-10, que discurre entre Valencia y Lisboa.
A falta de 1 Km. para la cumbre llegamos a una pradera donde se encuentra la fuente del Cerbunal, en dondehicimos una breve parada para dar un buen trago de agua, agua fresca de la sierra. Tras el pequeño descanso proseguimos para coronar la cumbre; el ascenso es muy suave y, tras unos minutos, por fin tenemos a la vista la zona de la cumbre, con unas grandes antenas a la izquierda, la cruz del Abantos de frente y a la derecha el vértice geodésico. El Monte Abantos constituye una excelente atalaya que invita a asomarse para contemplar una de las más espectaculares panorámicas de la provincia de Madrid. Tuvimos suerte pues nos hizo un día magnífico y claro por lo que pudimos contemplar toda la extensión de los Montes de Toledo, de la Sierra de Gredos y, por supuesto, de la Sierra de Guadarrama. Con tan espectaculares vistas cada cual buscó un buen lugar para poder degustar los alimentos que cada uno transportaba en su mochila. Tras el descanso, reanudamos la marcha pero antes de comenzar el descenso, a unos metros más abajo de la cumbre nos desviamos hacia la derecha hasta que tropezamos con un muro de piedra, (muro mandado construir por Felipe II para delimitar sus territorios). Desde allí pudimos ver todo el Valle de los Caídos. A partir de aquí comenzamos a descender, desandando lo antes andado, y realizando diferentes paradas para poder seguir contemplando el maravilloso paisaje que la montaña nos ofrecía.
La mayor parte del descenso lo realizamos por el mismo sendero por el que realizamos la subida pero, cuando quedaban apenas dos kilómetros para llegar al pueblo variamos un poco la ruta, bajamos sobre un antiguo acueducto que por debajo de él circulaba el agua y, no sé si fueron los colores que nos ofrecía el atardecer de otoño o simplemente que ese lugar es una verdadera maravilla en cualquier estación y hora que lo visites, un paseo extraordinario hasta que nos topamos de nuevo con el Embalse del Romeral y de ahí a dos pasos yaestábamos en el pueblocon lo que se puso fin a una muy buena jornada de senderismo y convivencia.
El nombre de Abantos le viene por los alimoches, que hasta no hace mucho tiempo, anidaban en una de sus cornisas. También hay escritos antiguos que hablan de la existencia del oso pardo y del quebrantahuesos, lo que da una idea de la enorme riqueza faunística que hubo antaño en esta montaña. En lugar de alimoches, los que abundan ahora son los buitres leonados, fáciles de observar en todas las vertientes, de hecho, mientras comíamos pudimos observar como tres buitres ascendían por una corriente térmica. También son habituales de estos montes corzos, zorros, tejones, ardillas, y también merodean por estos lugares erizos, ratones de campo, topillos, arrendajos, rabilargos, pico picapinos, pito real, carbonero común, trepador azul, pinzón vulgar, acentor alpino, colirrojo tizón, roquero rojo, escribano montesino… La culebra lisa europea se deja ver por aquí de vez en cuando; también la lagartija ibérica. En primavera y verano las especies de insectos más destacadas de la Sierra de Guadarrama son la chicharra de montaña, la mariposa Apolo, o la verdadera joya de la fauna guadarrámica: la mariposa Isabelina. Pero como he comentado antes al ser domingo y sobretodo puente al igual que pasaba en el pueblo, en la montaña también había mucho movimiento de gente, pero a pesar de ello pudimos ver alguna mariposa, ardillas y tres vacas de la zona que pastaban libremente.
Y con esta frase tomada por prestada me despido: “No todos los tesoros son de plata y oro”.
buen trabajo Ángela, me ha gustado tu crónica