Efigies, hitos y otros elementos patrimoniales vinculados con la monarquía (4): La Ciudad Real del emperador Carlos

Reciente ha sido la conmemoración de las nupcias de los otrora Reyes Católicos en tan adversas condiciones antes de unir en matrimonio las Coronas de Castilla y de Aragón.

recuperando manuelMás aún tuvo de tumultuoso el comienzo del reinado de su nieto Carlos – que un 20 de octubre de 1520 sería coronado Emperador –, aquel que viniera de tierras extrañas y que tras larga herencia tuvo distante su política y se dejó aconsejar por aquellos que más cerca conocía y que también procedían de otras tierras.

Esta política de desconfianza ante los españoles, propiciaría lo que se conoce como la revuelta de las Comunidades, siendo en el caso de nuestra ciudad, que señala don Luis Delgado Merchán que “toma parte Ciudad Real en la famosa guerra de las Comunidades de Castilla – 1520 á 1522 – último esfuerzo de los Concejos y elementos populares en defensa de sus fueros contra los abussos de la Corona, movimiento que sofocado en Villalar y después en Toledo deja franca la entrada al cesarismo de Carlos I de España y V de Alemania y al de sus sucesores en el trono” [1]. Y también, “la lealtad con que sirvió al Emperador le vale de parte de éste, muy cumplidos elogios en cartas expresivas y honores singularísimos, de los que dan testimonio varios documentos que aun se conservan en el archivo municipal y muchos más que han desaparecido, anotados en el Inventario de papeles, tantas veces citado en esta obra. Del Emperador es una Provisión ordenando al Corregidor que no reciba entre los Regidores á ningún Caballero de Calatrava, Alcántara y San Juan (1526), como antes había mandado por otra Fernando el Católico (1506) que no permitiera á los de Calatrava y Alcántara comprar bienes ni casas en Ciudad Real, del Emperador es otra dirigida á D. Francisco de Mendoza, Gobernador del Arzobispado para que ponga en Ciudad Real Vicario eclesiástico, que sea un varón docto, pero no del Campo de Calatrava (1520), siendo estas la primera noticia que hay sobre dicha Vicaría, Institución que permanece hasta que se instala en 1877 el Priorato de las Órdenes Militares; varias otorgándole licencia echar repartos por sisa al objeto de atender á sus menesteres, fomentar su industria, construir casa de Ayuntamiento, emprender campañas contra la langosta, y por último el privilegio para que pueda sus hidalgos llevar espada y daga, dado en Toledo en 1525.” [2] Testigo de esta lealtad al monarca es aún el escudo que permanece hoy en día en el Museo del Quijote, que acompañaba hace unas décadas a la Puerta de Toledo y que fue parte de la Puerta de Alarcos.

<Artículo de Carlos María San Martín: «Ciudad Real, siempre leal al Emperador Carlos V», en ABC, 28 Enero 1959, Págs. 11 – 12/i>

Relátase lo acontecido en tiempo de Comunidades en nuestra ciudad por el Sr. Joseph Díaz Jurado de la siguiente guisa:

Ciudad Real siempre estuvo firme en la obediencia de su rey, siendo la nobleza de ella freno que detuvo a alguna gente común, como fueron: tejedores, cardadores y bataneros que, al ejemplo de lo que oían decir de Toledo, Segovia y Medina del Campo se alteraron. Aunque nunca perdieron la obediencia a su rey, sí se quejaron del gobierno (común achaque en el vulgo) y empezaron a unirse y a hacer entre ellos parcialidades. Visto esto por el Corregidor, temeroso de lo que había sucedido en otras ciudades, se ausentó y la desamparó; con lo cual creció más el tumulto. Estando en una ocasión los alterados hechos corrilos en la plaza, un caballero muy principal, que se llamaba Sancho de Mora, dijo: <No trate ninguno de levantar el pueblo; ¡Viva Dios y el Emperador nuestro señor!>. Conmoviéronse todos para quererle sacar y maltratar; y él se retiró a la iglesia de San Pedro. Determinaron los alterados ir a quemarle la casa. Otro caballero hermano suyo, y Diego Mexía de Mora, su primo hermano, con la mejor disposición y forma que pudieron, los sosegaron y apaciguaron, de suerte que Sancho de Mora pudo salir de su retraimiento sin riesgo de perjuicio alguno. Por la noche llegaron a casa del licenciado Martibáñez, y llamaron los parciales que querían tener cabeza que los rigiese para ir contra los gobernadores del reino. Con blandas palabras les respondió que por la mañana se verían. Levantóse por la mañana Martibáñez e hizo protesta de estar siempre obediente y ser leal a su majestad cesárea Don Carlos I, su rey y señor natural y Emperador del Imperio, y en su real nombre a los gobernadores de su reino. Pidiólo por testimonio y se lo dieron. Por el día, saliendo por la ciudad en una mula, salieron a él algunos del vulgo y le dijeron: <Licenciado Maribáñez, daznos concejiles>. Respondióles que se los pidiesen al rey, que era dueño y señor del reino; y que él también haría lo mismo, que no era dueño para dar lo que era propio del rey. Con modestas y compuestas palabras él y todos los nobles de Ciudad Real pusieron rienda a dichos, diciendo éste que nunca en público sacaron la cara delante ni hicieron armas contra el rey ni sus gobernadores. (Hay a continuación palabras borradas)… y del grande procurador de San Juan para que saliesen (otra parte borrada)… parte del rey contra los alterados en Toledo (otra parte borrada)… cumplimiento sirviesen a su majestad con cincuenta y cinco caballeros hijosdalgos, que en las reales de Toledo hicieron cosas muy honradas en servicio de su rey. Su real majestad fue sabedor de ellas, de que se dio por muy servido, y honró a Ciudad Real con sus cartas en que le califica su lealtad.[3]

La política pro-flamenca del nuevo monarca levantó la animadversión de los castellanos tal y como relata Joaquín Gómez de la siguiente manera:

“Por entonces se alteraron muchos Españoles mal contentos que no fué facil sosegar y se exasperaron hasta llegar á las Armas, originandose la muy nombrada guerra de las Comunidades; y no considero ageno de esta historia referir uno de los sucesos memorables en el reynado de Carlos Vº y Iº. Llamado este rey por el Consejo de Castilla vino desde los Paises Bajos á desembarcar como he dicho, a Villaviciosa. Fue jurado por las Cortes en el momento de ser llamado al trono Ymperial por fallecimiento de su abuelo. Antes de partir de España convocó Cortes para que en su audiencia se reconociese por Gobernador del reyno al Cardenal Adriano, su preceptor, y para imponer contribuciones que proporcionasen el metálico necesario al viage, á la coronación, y demas.

Entonces los Castellanos observaron que contra lo acordado en Cortes de Burgos año de 1511, ocupaban estangeros los principales destinos. Veían insaciable la avaricia Flamenca; y no podian tolerar tranquilos se extragese del reyno tanta cantidad de numerario. Don Carlos reunió Cortes al efecto en Santiago de Galicia, y esta Conducta irritó mucho los animos, ya por celebrarse fuera de Castilla y Leon, y ya por el Objeto de la convocatoria. Los Procuradores de Toledo, Salamanca y otras Ciudades se negaron á exigir dinero, y resentido Carlos desterró al Procurador de Toledo que fue el mas firme; y esto bastó para que Toledo tomase las armas acaudillado por uno de sus principales habitantes que fue el regidor Juan de Padilla, y por su muger Doña María Pacheco. Juan de Padilla era Capitan de gente de armas nombrado en 2 de Agosto de 1518 tenía en Ciudad Real un juro de cien mil mrs. (maravedies). La esposa de Padilla Doña María de Pacheco era hija del Conde de Tendilla, Marques de Mondejar, y de una hermana del Marques de Villena, y lleva el apellido materno omitiendo el paterno de Mendoza.” [4]

También se señala que “frente al fervor por las Comunidades que se vive en Toledo o Cuenca, se alza la fidelidad a Carlos I que manifiestan Ciudad Real, Almagro o Talavera de la Reina” [5]. Además, “Ciudad Real seguía siendo en estos años un islote de realengo en medio del inmenso Campo de Calatrava. Aunque el artesanado urbano era favorable al movimiento comunero, sus posibilidades de éxito se vieron reducidas rápidamente por el apoyo de la nobleza local al monarca y porque a ésta se unieron los cuadrilleros y hermanos de la Hermandad Vieja. Aunque la situación en la ciudad atravesó momentos de incertidumbre, teniéndose incluso que suspender por falta de seguridad una junta prevista del Honrado Concejo de La Mesta, en enero de 1521 Ciudad Real estaba firmemente en manos de la Corona. Los cuadrilleros ciudadrealeños realizaron amplias cabalgadas hacia Sierra Morena, recorriendo también el Valle de Alcudia y los Montes de Toledo. Es conocida también la participación de 55 hijosdalgos ciudadrealeños y numerosos ballesteros en las fuerzas que el Prior de San Juan emplearía en su ofensiva sobre Toledo. En este ambiente de apoyo al monarca, no es de extrañar que la Hermandad Vieja de Ciudad Real celebre solemnemente el 24 de junio de 1521 una gran fiesta por la coronación imperial de Carlos V” [6]

Los tumultos habían sido sofocados en febrero de 1521, por la falta de líderes cualificados entre los sublevados pertenecientes a gentes del común como tundidores, cardadores o bataneros, como nos indica M. F. Gómez Vozmediano [7]. La fuerza estaba de parte de la oligarquía urbana, que era pro-realista, y a su vez se encontraba apoyada por el clero. Fiel reflejo de aquella lealtad a la Corona lo constituye el ejemplo de la Santa Hermandad Vieja de Ciudad Real, la cual, tras ver refrendados sus privilegios en enero de 1518 por Carlos I, partía tres años después “por orden de su Majestad hacia el Puerto del Muradal, corriendo caminos y yermos para velar por el ordenamiento público. No obstante, lo que aparentaba ser una diligencia rutinaria se convirtió en la primera de sus salidas contra los rebeldes comuneros” [8]

Nuevamente Gómez Vozmediano nos indica la incuestionable lealtad al partido realista, señalando que “lo ejemplifican los festejos corporativos, celebrados el día de San Juan de junio, con motivo de la coronación de Carlos V como Emperador de Alemania; la quema intencionada de los palos de Peralbillo (picota de la corporación apícola ciudarrealeña), el 30 de julio de 1521, … Por si su lealtad no estuviese suficientemente contrastada, en las primeras semanas de septiembre de 1521 y a petición del prior de la Orden de San Juan, partieron de Ciudad Real 100 cuadrilleros bien pertrechados cubriendo el despoblado salpicado de desafectos a la causa imperial, por tierras de Yepes, Ocaña y demás encomiendas santiaguistas de la provincia de Castilla” [9]

Sin embargo, en la época en que el joven monarca viera la luz en la localidad de Gante (24 de febrero de 1500), en nuestra ciudad numerosos protagonistas había y se muestran homenajeados en diferentes vías u otros hitos: Hernán Pérez del Pulgar, Alonso de Estrada, Alvar Gómez de Ciudad Real, Diego de Almagro, García de Loaysa, Hernando de Llanos, Juan Hasten, Juan de Ávila, Cristóbal Colón, Juan de Juanes, Francisco Pizarro o Santo Tomás de Villanueva. Personajes no todos ellos oriundos de Ciudad Real, aunque por su relevancia histórica tienen un merecido homenaje a lo largo de nuestras calles, esculturas, u otro tipo de motivos artísticos o edilicios.

De Hernán Pérez del Pulgar qué decir, nos encontramos hoy en día con una escultura, una calle, un instituto y la que fue su casa, el actual Museo Municipal Manuel López – Villaseñor – e incluso hubo una fuente en el pasado –, y casualmente podemos iniciar el relato de su leyenda bajo el apodo del “de las hazañas” allá en la escaramuza protagonizada en la conocida Puerta de Miguelturra o actual de Granada. Después vendrían los reconocimientos por su participación en la guerra de Granada, entre los que destaca la hazaña del “Ave María”. Ya en la época de Carlos V, un más que maduro Hernán Pérez residía en Sevilla, junto a su segunda esposa, doña Elvira Pérez del Arco, y donde por mandato del emperador escribiría una obra que le daría fama como historiador, la “Breve parte de las hazañas del excelente nombrado Gran Capitán”, en homenaje a Gonzalo Fernández de Córdoba. Moriría en Granada en 1531, donde se halla enterrado.

De Alonso de Estrada existe una calle, y del personaje atribuíase su paternidad al propio Fernando el Católico, siendo Alonso Tesorero real en las Américas enviado por el emperador Carlos V con objeto de limitar el ejercicio desmedido del poder por parte de los conquistadores. Hervás y Buendía lo cita como Juan Alfonso Estrada y dice de él:

“Tesorero de la expedición que al mando de Villalobos fue destinada al descubrimiento de las Islas del Poniente, zarpando del puerto de Juan Gallego el 1º de Noviembre de 1542. Gobernador de Nueva España y regidor de esta ciudad” [10]

De entre los mismos conquistadores existen varias calles que homenajean a aquellos personajes vinculados con el “descubrimiento de América” – concepto adoptado históricamente como denominación de una época, aunque el hecho en sí tenga precedentes que contradigan tal denominación –, tales como Cristóbal Colón, Francisco Pizarro, Diego de Almagro,… Incluso hay una Avenida de los Descubrimientos. Por detenernos en alguno de ellos mencionaremos algún aspecto de los que fueron socios y rivales en la conquista del Imperio Inca: Francisco Pizarro y Diego de Almagro.

De Diego de Almagro, nacido en torno a 1475 y 1480 en la localidad almagreña, de cuyos orígenes hay mucha oscuridad por ser hijo ilegítimo de Juan de Montenegro y Elvira Gutiérrez, se tiene clara la trascendencia como conquistador activo en el Perú, pues ya se embarcaba en 1514 hacia las Indias en la expedición que Pedro Arias Dávila dirigió hacia Castilla de Oro, actual Panamá. Allí conocería a Francisco Pizarro, con el que se asoció en 1524, y al clérigo Hernando de Luque, para explotar y conquistar los territorios del sureste de Sudamérica, en la costa del Pacífico.

En cuanto a Francisco Pizarro, natural de Trujillo (1478), su adscripción humilde por ser un hijo natural de un alférez del ejército de los Reyes Católicos, le impulsará también a entrar en la carrera militar primero en las huestes que el Gran Capitán comandaba en las guerras de Italia y después para dirigirse a las Américas, incorporándose como lugarteniente de Alonso de Ojeda en la conquista de Caribana. También tomaría parte en la expedición que fundó Santa María la Antigua junto a Martín Fernández de Enciso, y acompañaría a Núñez de Balboa en el descubrimiento del Océano Pacífico. Estos méritos le llevarían a ser nombrado alcalde de la ciudad de Panamá por el gobernador Pedro Arias de Ávila. Poco después se asociaría con Diego de Almagro y el clérigo Hernando de Luque para descubrir el Imperio de los Incas. No obstante, la rivalidad entre ambos conquistadores no se hizo esperar y la guerra civil entre ambos definiría el trazado actual del antiguo Imperio Inca al acordar que la parte sur recayese en manos de Almagro: la actual Chile.

Escudo de Carlos V ubicado en la Ronda del Carmen cerca de la Puerta de Toledo y detalle
Escudo de Carlos V ubicado en la Ronda del Carmen cerca de la Puerta de Toledo y detalle

Otros representantes del mundo del “descubrimiento y conquista de América” se muestran a lo largo y ancho de nuestra ciudad: Cristóbal Colón, Hernán Cortes, Pedro de Valdivia, etc.

Además de los “hombres de fortuna” más conocidos en la historia del descubrimiento y conquista de América, cabe destacarse un personaje muy estrechamente vinculado con nuestra ciudad: DIEGO DE MAZARIEGOS, al servir de nexo de unión con el otro lado del Atlántico, pues Ciudad Real poseía su villa homónima en la provincia -hoy estado- de Chiapas, en Méjico.

Este ilustre ciudarealeño – recordado por el estudiante Jaime Camacho Sumozas al ganar el concurso de historia para jóvenes EUSTORY hace aproximadamente un año [11] –, capitán esforzado en la conquista de Méjico y uno de los compañeros más distinguidos de Hernán Cortés, fundó en la región mejicana de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, una importante población en recuerdo de su patria lejana, que bautizó con el nombre de Villa Real. En algunos aspectos la semejanza con Ciudad Real fue asombrosa: sufría inundaciones con frecuencia «porque los sumideros por donde va el agua al río no eran bastantes para evitar las inundaciones..»; las enfermedades hacían presa en sus habitantes «a causa de dos ciénagas que están al Sur y al Norte de la ciudad, cuyas putrefacciones infestan a los barrios de San Diego de Tlaxcala y de Mexicanos, por lo que cada día van en disminución…»

Luis de Mazariegos fundó Villa Real el 31 de marzo de 1528, que luego fue trocado por el de Villa Viciosa, más tarde por el de San Cristobal de los Llanos, para de nuevo por Cédula de 7 de julio de 1536 darle el título definitivo de Ciudad Real, que conservó hasta el año de 1829, «en memoria de Diego de Mazariegos su fundador, natural de Ciudad Real de España…»

Otro militar que aparece vinculado a nuestra ciudad es el valeroso y fornido Alonso de Céspedes, que, nacido en 1518, se convertiría en Capitán de los ejércitos que comandaba el III Duque de Alba, entrando en combate contra luteranos (Alvis), sarracenos (África) y moriscos (Alpujarras).

Su estatura y fortaleza, más la temprana madurez adquirida por la pérdida de sus padres, le llevaron a entrar en la carrera militar y en las campañas de Italia gozaría de la confianza del mismísimo Duque de Alba, el cual le regaló un caballo ante los méritos contraídos.

Más adelante, el Emperador pondrá sus miras en Flandes para cortar de raíz los focos luteranos. Ahí nuevamente estaba Alonso de Céspedes, y éste sería el comienzo donde se forjaría su leyenda: las dificultades que tenía el ejército católico para vadear la corriente del río Alvis y superar al ejército luterano, llevaron a Alonso a proponer al mismísimo César encontrar una solución con algunos voluntarios y pedirle de rodillas su intervención mediante un alegato retórico propio de la jerga militar.

Así acrecienta su leyenda, mas no cabe duda que aprovechando la noche y con nueve acompañantes logró cruzar el río y acercar las embarcaciones suficientes para ayudar al ejército español. La batalla y la victoria españolas en Flandes resulta curiosa por su fecha: sucedía un 24 de abril de 1547, día en el que un niño conocido como Miguel de Cervantes daba su primer llanto.

El valor y coraje de Alonso prosiguió en las guerras de Flandes, pero una vez acabadas sintió nostalgia de su tierra, La Mancha, y pidió permiso al duque de Alba.

Otras hazañas se relatan sobre su fortaleza tanto en La Mancha como en Ocaña y otras localidades, aunque su ámbito cronológico ya pertenece a los tiempos del Rey prudente, Felipe II. Alonso de Céspedes fallecía en Albuñuelas (Granada) el 15 de julio de 1569.

El nombre de Alvar Gómez de Ciudad Real aparece vinculado a Ciudad Real aunque por dicho nombre conocemos a varios personajes. En el caso que se nos refiere en esta época se trata de Alvar Gómez de Ciudad Real “el Joven”, hijo del señor de Pioz Pedro Gómez, y nieto del Secretario y Contador del rey Enrique IV, gentilhombre de los Reyes Católicos y entre sus obras destacan la “Musa Paulina”, la “Thalichristia” y la versificación latina de “Los Proverbios” y los “Siete Salmos Penitenciales”. Había nacido en 1488, y se conoce su participación en las batallas de Italia junto a los Mendoza, concretamente en la de Pavía resultaría herido, y asistiría a la coronación de Carlos V como Emperador en Bolonia. A pesar de sus grandes dotes literarias, como gestor dejó bastante que desear, algo que sus descendientes notarían al verse abocados a poseer únicamente Atanzón y Pioz. Moriría en 1538, y al fallecer sin sucesores su propiedad cesaría.

Entre los personajes vinculados al mundo de la religión de la época destacan los siguientes: Fray García de Loaysa, Juan de Ávila, Santo Tomás de Villanueva.

El dominico Fray García de Loaysa (Talavera de la Reina 1478 – Madrid 1546), que desempeñó numerosos cargos relevantes: Cardenal, confesor del emperador Carlos V, Presidente del Consejo de Indias, arzobispo de Sevilla, Comisario General de Cruzada, etc. Entre sus actos más importantes es de reseñar la misión diplomática que realizó ante el Sultan Selim I en 1518 y también la sentencia que dictó en el pleito de la familia Colón contra la corona.

El 24 de Julio de 1545 partía de La Coruña al mando de una escuadra de siete naves para la conquista de Filipinas, secundado por Sebastián Elcano y Urdaneta.

No era hombre de mar, mas fue elegido por su noble alcurnia. Al año siguiente de la partida, la escuadra por los temporales y penalidades de la tripulación quedaría reducida a un solo barco, la nao Capitana. Moriría entonces por la profundísima pena que le causó la desdichada suerte de su expedición.

Del almodovareño Juan de Ávila, nacido el día de reyes de 1499 o 1500, de una familia profundamente cristiana, decir que es homenajeado en la capital provincial no sólo con un centro educativo, sino con una estatua, con una calle o incluso con una parroquia. Tenía como padres a Alfonso de Ávila, de origen judaico, y Catalina Jijón, los cuales poseían unas minas de plata en Sierra Morena, y otorgaron a Juan una formación cristiana de sacrificio y amor al prójimo. Esta formación repercutió en el muchacho de tal forma que eran conocidos entre sus hechos los sacrificios, la devoción eucarística y mariana, sus largos ratos orando o cómo entregaba a algún niño pobre su sayo nuevo. Desde 1511 la enfermedad obliga a Juan de Ávila a su traslado a un clima más benigno, dada la dureza del ministerio, y las molestias obligaron su traslado a la localidad de Montilla, donde fallecería en 1554. De esta figura cabe destacar su relevancia de ahí el apelativo de maestro y trasciende a su propia existencia tal como se señala en el siguiente texto:

“Juan es un sacerdote pobre y modesto, por elección. No es párroco, ni religioso, es un sencillo sacerdote, de poca salud, que sufre la prueba de un proceso.

Su palabra de predicador se hizo poderosa y resonó con aires renovadores … San Juan puede ser todavía hoy maestro de predicación …, bebida en las fuentes bíblicas y patrísticas.

El nombre de Ávila está unido a su obra más significativa, la célebre obra “Audi, filia”, que es libro de magisterio interior, pleno de religiosidad, de experiencia cristiana, de bondad humana …

Ávila es un escritor fecundo. Una gran figura, gloria de España, la tierra de la fidelidad al concilio …

Pablo VI destaca luego las virtudes sacerdotales del Maestro Ávila: firmeza en la verdadera fe, el auténtico amor a la Iglesia, la fidelidad al concilio, la imitación de Cristo crucificado, la santidad de su vida.

Escudo de Carlos V en su ubicación actual (Museo del Quijote) y detalle
Escudo de Carlos V en su ubicación actual (Museo del Quijote) y detalle

El fue el alma del movimiento de renovación espiritual y del fervor del sur de España.

Cuando moría en Montilla (Córdoba) este varón esclarecido, le preguntó la marquesa de Priego, su dirigida, qué deseaba para después de su muerte, y el Santo contestó rápidamente: “Misas, señora, misas y a prisa”.

León XIII le beatificó. Pío XII le declaró patrono principal del clero español. Y Pablo VI le canonizó solemnísimamente el 31 de mayo de 1970.

Una oración para que sea pronto declarado Doctor de la Iglesia nuestro gran San Juan de Ávila.

Sus reliquias se guardan como un tesoro del ciclo en la Iglesia de los Jesuitas de Montilla, donde murió.

En repetidas ediciones se han publicado sus escritos, en diversas lenguas europeas, verdadero monumento de piedad y literatura clásica y religiosa. Juan de Ávila sigue viviendo entre nosotros en sus obras y en su vida totalmente entregada a Dios y a las almas. Y sigue influyendo poderosamente en la historia de la espiritualidad española y universal.” [11]

Otro personaje vinculado a nuestra ciudad que es homenajeado con una calle e incluso una parroquia es el de Tomás García Martínez, más conocido como Santo Tomás de Villanueva. Nacía en 1486 en Villanueva de los Infantes. En 1516 ingresaría en la orden de los agustinos, y un año más tarde estaría impartiendo clases de teología en la Universidad de Salamanca, labor que ejercería hasta 1521.

Su importancia como hombre caritativo para con los necesitados se vería reflejada por varios pintores como Juan de Juanes, Ribalta, Carreño o Bartolomé Esteban Murillo.

Sería Arzobispo de Valencia, falleciendo en 1555. Su beatificación llegaría en 1618 y su canonización en 1668 por el Papa Alejandro VII.

En cuanto al mundo de las artes y las letras en sí aparecen distintos personajes en la época, de diverso origen, muy vinculados con nuestra ciudad, tales como:

Sería discípulo de Leonardo da Vinci y de Juan de Juanes, con gran influencia de Rafael. Su nombre, Hernando de Llanos, del cual se conocen entre sus pinturas cuatro óleos sobre tabla del siglo XVI en los que se narra el Milagro de la Aparición.

En el retablo de la Catedral de Ciudad Real participó junto a Cristóbal y Pedro Ruiz Elvira y Andrés de la Concha, el pintor Juan Hasten.

Vicente Juan Masip, hijo del magnífico pintor valenciano Vicente Masip. Valencia (1523 h.) – Bocairente (1579) es conocido como Juan de Juanes, adoptando los modos italianizantes que su padre apenas había comenzado a conocer; le cautivaron en especial el sfumato de Leonardo y la gracia de Rafael, que supo asimilar perfectamente en sus lienzos religiosos, de los cuales destacamos sin la menor duda la Última Cena, basada a partes iguales en los esquemas compositivos leonardescos y el dibujo rafaelesco. Juanes colaboró con su padre, durante sus años de formación y madurez. Su estilo fue muy similar, aunque el del hijo resulta mucho más blando y amanerado por la influencia del primer Manierismo, que el padre no llegó a asimilar en su pintura.

Según nos señala Manuel Corchado Soriano, el pintor FERNANDO YÁÑEZ DE ALMEDINA nació en 1460 siendo discípulo de Rafael de Urbino, y merecedor de unos versos de Francisco de Quevedo cuando estuvo en estas tierras. El literato nos dice:

“… en el arte de pintar del pincel fue la más rara habilidad que hubo en sus tiempos… y dejó obra en esta villa”. [12]

Entre los maestros de los pajes de la Emperatriz Isabel se encontraba JUAN BRAVO, quien tradujo y publicó en Toledo, en 1546 la obra poética latina del citado Alvar Gómez (“El vellocino dorado y la Historia de la Orden del Toisón”, “El Sumario de los Reyes Católicos don Fernando y D.ª Isabel con la toma de Granada y otros pueblos, que valerosamente conquistaron, sacada de la obra grande de las cosas notables de España de Lucio Marineo Sículo”).

Otro personaje, JUAN DE MOLINA, nos lo recuerda Luis de Cañigral, señalando lo siguiente:

“…natural de Ciudad Real. Vivió en la primera mitad del siglo XVI y era familiar de don Alfonso de Aragón, duque de Calabria y virrey de Valencia. Tradujo muchas obras de gran aceptación en el público, en parte por la temática religiosa y devota y en parte por su valor histórico. De ellas se hicieron muchas ediciones y según Hervás, transmitiendo palabras de Mayans y Siscar, “fue uno de los que contribuyeron, juntamente con su señor, a la restauración del buen gusto literario”…

Sin orden especial, nombro las obras de carácter histórico. En primer lugar, la Crónica de Aragón de Lucio Marineo Sículo, impresa en Valencia en 1524, …El libro Antonio Panormita, libro de los dichos y hechos del Rey don Alonso, del que era colector Juan Adelfo Mulichio, se editó en Valencia, 1527; Zaragoza, 1552 y 1553 y en Burgos, 1530. Del historiador alejandrino Apiano tradujo Los triunfos,…

Los títulos de obras de tema religioso y devoto son las siguientes: Confesionario llamado Tripartito de Juan Gersón, en cuyas tres partes se explican los mandamientos, el examen de conciencia y confesión y, por último, la ayuda a bien morir; de una primera edición complutense de 1519 no conocemos ejemplar; … Del doctor Alcuino tradujo 36 homilias en su Homiliario, editado en Valencia, 1552 y 1557…

En verso castellano tradujo Vergel de Nuestra Señora, compuesta en catalán por Miguel Pérez, que cuenta con ediciones en Sevilla, 1531 y 1542; también en Toledo, 1549. Pero la obra que más éxito editorial y valor literario le reportó fue la traducción de las Epístolas del glosorio San Jerónimo,…

En la liberal de Valencia, al amparo de su protector y nada sospechoso por la tarea piadosa que realiza se embarcó el bachiller Molina en la empresa de editar un “Sermón breve en loor del matrimonio para mayor alegría y consolación de todos los bien casados”, que, cogido de algunos autores famosos y excelentes, puso en castellano, pero ni más ni menos que tras el Enquiridión o Manual del Caballero Cristiano de Erasmo.… Baste decir que el único ejemplar conocido se halla en la Biblioteca Universitaria de Sevilla y fue descubierto por don Francisco López Estrada, quien dio amplios comentarios del texto y lo reimprimió.” [13]

Estatua de Hernán Pérez del Pulgar en la Avenida de los Reyes Católicos
Estatua de Hernán Pérez del Pulgar en la Avenida de los Reyes Católicos

Más allá de los personajes el paso del tiempo deja vestigios materiales de lo que representó el mundo del Emperador Carlos en nuestra ciudad, indicando algunos detalles al respecto.

A la consabida Puerta de Alarcos y su escudo, hay que unir las reformas a las que estaba viéndose sometida la sede del concejo municipal, la conocida como Casa del Arco. La lentitud de este proyecto viene atestiguada nuevamente por Hervás y Buendía indicando de la otrora confiscada casa tienda del judaizante Alvar Díaz que “hizo el plano y dirigió la obra el maestro don Manuel Pérez de Valenzuela; pero caminaba ésta con notoria lentitud, puesto que, en 1526 concedía el Emperador y su madre D.ª Juana autorización para hacer un reparto de 120.000 maravedís con los que completar su construcción. Tenía ésta su capilla dedicada a la Purísima Concepción de Nuestra Señora, la que bendijo y abrió al culto el año 1528” [14]. La vida de la casa del Arco finalizaría con su declaración de ruina en 1864.

Otro de los grandes iconos edilicios de la ciudad, y sobre el suelo del Templo actual, es la actualmente conocida como Catedral y que allá por 1531 se iniciarían las obras mediante la licencia otorgada por el Cardenal de Astorga, al encontrarse en ruinas el anterior. Hervás y Buendía señala que “su ábside monumental y sus capillas colaterales formaban esta iglesia, a la que se entraba por un postigo. Se amplió después con su grandiosa nave, cerrándose sus bóvedas en 1580, y colocándose su armadura y tejado en 1764. La torre antigua estaba al lado del Norte…” [15] y “se habilitó para el servicio de las campanas la torre del Sur. Modelo ésta del Renacimiento, se edificó sobre la primitiva Sacristía, construída a su vez en 1551.” [16]

Por supuesto estamos destacando aquellos edificios que persisten en la actualidad aunque para situar este período histórico en sus coordenadas más concretas, no debemos olvidar la importancia que tuvieron en Ciudad Real las instituciones de la Santa Inquisición (trasladada en 1485 a Toledo), la Real Chancillería (que no sólo evita gran número de costes de desplazamiento a numerosos pleiteantes sino que aligera las cargas que soportaba su homónima más septentrional en Valladolid, permaneciendo en nuestra ciudad de 1494 a 1505, a pesar de las reticencias que levantó entre las autoridades locales al disminuir su poder como en los vecinos que se veían con mayores cargas impositivas para crear nuevas infraestructuras, y un incremento de los precios de vivienda y las subsistencias ante el aumento de la demanda [17]) y la ya citada Santa Hermandad.

Además de estas instituciones habría que mencionar lo que atañe a la organización municipal, pues tras el nacimiento del regimiento o grupo de regidores en tiempos del rey Alfonso XI donde el corregidor era el representante real y el alcalde mayor y los gobernadores figuras de carácter supramunicipal, en la edad moderna, el corregidor y los regidores decidirán la política municipal de las ciudades.

Como cabeza de los regidores municipales se encontrarían los alcaldes.

Estatua de San Juan de Ávila en la Plazuela de los Mercedarios
Estatua de San Juan de Ávila en la Plazuela de los Mercedarios

Este proceso fue propìciado desde finales del siglo XV y consolidado en la centuria siguiente por la venta de oficios y regimientos con objeto de buscar mayores recursos económicos. Así surgirían nuevos grupos que sustituyen en los oficios a los hidalgos y a los “hombres buenos” en el regimiento. La corrupción se instala en la vida municipal al poderse comprar, vender y alquilar los regimientos.

En municipios más pequeños el sistema sería de “mitad de oficios”, repartiéndose los puestos entre hidalgos y pueblo llano.

También empiezan a aparecer las ciudades y las hermandades.

Desde tiempos de los Reyes Católicos se mantiene la organización civil ya muy dividida entre defensores (nobleza), oradores (clero) y labradores (civiles). Las leyes de Córdoba de 1492 formalizan los requisitos de hidalguía.

En las Cortes de Toro de 1505 se generaliza a todas las clases el uso del mayorazgo, con ciertos límites, pero sin necesitar ya permiso real.

Dato curioso es que cuando apenas tenía el Emperador cinco años de edad, el concejo municipal de Ciudad Real compraría unas casas y con sus solares daría lugar a la actual Plaza del Pilar (1505). Así lo refleja Domingo Clemente:

“CLOACAS. Como las calles y plazas son llanas, las aguas tienen muy poca pendiente, y esto ha sido causa de que la ciudad haya estado varias veces expuesta á ser inundada. Tal sucedió á principios del siglo XVI, por lo que á fines del pasado se abrieron unas cloacas muy profundas, las cuales teniendo su principio en la plazuela del Pilar, siguen la dirección de la muralla entre las puertas de Alarcos y la de Santa María por fuera de la población, y llegan al Guadiana.” [18]

Esta convulsa época viene descrita por el citado autor respecto a Ciudad Real de la siguiente guisa:

“Las diferencias entre CIUDAD-REAL y la Orden de Calatrava no terminaron con el poder de ésta absorvido por la corona: de la adquisición de casas y bienes en el término de la primera hallamos todavía excluidos en 1506 los caballeros de Calatrava y Alcántara; del desempeño de su Vicaría eclesiástica en 1520 los naturales del Campo de Calatrava; del cargo de regidor en 1526 los comendadores, y hasta en 1542 vemos retoñar con nuevo brio las tradicionales contiendas” [19]

Y es acreditada documentalmente por lo existente en los archivos como es el caso del Archivo Municipal de Ciudad Real, siendo el inventario de Emilio Bernabeu el más próximo en el tiempo a la citada etapa, y entre sus documentos cabe citar los siguientes:

“Muertedel rreydon fernando Vna çedula del Emperador nuestro señor siendo prinçipe En que avissa aesta ciudad dela muerte del rrey católico donfernando del año de 1516 asº.

Para quel vicario no sea de calatraua Otra probission del Emperador don carlos para don francisco de mendoça governador del arçobispado de Toledo donde le manda que ponga vicario En Esta ciudad docto y que no sea del campo de calatraua año de 1520.

Entrada del turco en Vngria Otra çedula del Emperador nuestro señor para Esta ciudad enque le avisa la entrada del turco En Vngria y otras cosas su ffecha En El año de 1520.

Venta a favor de Villarreal Otra carta de ventas que passo ante gonçalo rrodriguez Escriuano de la uilla de almagro su ffecha En El año de 1521 que otorgaron andres de pissa y El liçenciado pissa vecinos de almagro de vna tienda con vna torre En la plaça desta ciudad En fauor de fernando de villarreal filatero.

Sisa Probission del Emperador en que da licencia a Esta ciudad para que pueda echar por sisa 30 marauedis para çiertos pleitos su dacta en granada a 22 de agosto de 1522 as.” [20]

Parroquia de Santo Tomás de Villanueva
Parroquia de Santo Tomás de Villanueva

De los otros inventarios existentes – Isabel Pérez Varela y Manuel Romero Fernández –, destaquemos entre otros los siguientes documentos:

“PROVISIÓN del Emperador Carlos I, ordenando que los maravedíes, que se apliquen para Obras Públicas no se gasten en otra cosa, y sean con libranza de la Ciudad. Día 10 de Marzo. Año – 1525. Núm. 66

REAL CHANCILLERÍA de Granada. Licencia dada por la … para que por una sola vez, la Ciudad de Ciudad Real, pueda cargar sobre los víveres, que se venden en ella, 35.000 maravedíses, para la definición de ciertos pleitos. Año – 1527. Núm. 68

REAL PROVISIÓN autorizando la saca de pan, a petición de la Ciudad de Ciudad Real. Año 1528. Núm. 70

CARLOS I DE ESPAÑA y V de Alemania, solicita de esta Ciudad 200 Cuentas de maravedises, para atender los gastos de la próxima guerra. Refrendada por Francisco de Cobos. Año 1528. Núm. 71

PROVISIÓN del Rey Carlos I, ganada a instancia de Ciudad Real, para que los Jueces de Mesta, no lleven presos y atados, fuera de la ciudad a los dueños de ganados. Año 1529. Núm. 72

PRIVILEGIO del Emperador Carlos V, concediendo a la Pechería de esta Ciudad, la facultad perpetua, de vender las hierbas de la Atalaya, ordenando que con sus productos paguen los Servicios Ordinarios. Año 1530. Núm. 74

CARLOS I DE ESPAÑA y V de Alemania, se dirige a los Justicia de Ciudad Real, para que no impidan traer pan a Ciudad Real, ni que se venda el propio a otros lugares. OCAÑA, 4 de Marzo. Año – 1531. Núm. 75

LICENCIA al Corregidor de Ciudad Real <para meter en los términos de ésta, 2.000 cabezas de ganado forastero, desde el día de los Santos hasta fines de Abril>. OCAÑA, Marzo. Año 1531. Núm. 76

CARTA al Corregidor de Ciudad Real, para que haga justicia en el delito que se cometió en esta ciudad, el día del Corpus Christi, respecto al derecho de llevar las varas del palio. Año 1534. Núm. 79

CARLOS I DE ESPAÑA y V de Alemania, autoriza a la Ciudad de Ciudad Real, a echar por Sisa, 120.000 maravedises, para edificar una casa para el Cabildo y Audiencia. TOLEDO, 26 de Marzo. Año 1534. Núm. 80” [21]

Y en cuanto a las décadas de 1530 hasta el fallecimiento del Emperador, en Ciudad Real documentalmente cabe destacarse lo siguiente:

“81. 1535, Septiembre, 18, Madrid.

La reina comunica al Concejo el regreso del Emperador desde Túnez a La Goleta. Explicando además los motivos de no continuar la conquista de Argel.

Contiene adjunto un traslado de la paz firmada entre Carlos I y el rey de Túnez. Hecho y firmado por Don Agustín Blasco en 1882.

  1. 1547, Julio, 27, Ciudad Real.

Traslado de Provisión (de 1546) en la que Carlos I ordena a los Justicias de la ciudad que no procedan contra los vecinos, por causa de palabras livianas, no habiendo sacado armas ni producido derramamiento de sangre.

  1. 1539, Octubre, 2, Madrid.

Provisión de Carlos I para que los Justicias, Escribanos y Alcaldes de las cárceles no detengan en la prisión a los reos, una vez sentenciados, por no tener con que satisfacer las costas, ni que les tomen las ropas.

  1. 1539, Marzo, 20, Ciudad Real.

1537, Abril, 29, Ciudad Real.

2 Escrituras: 1º. Relativa al censo y renta anual de la capellanía fundada por Don Gonzalo Beteta, Dean de Lugo, en la parroquia de Santa María del Prado. Y sobre taxones de carnicerías. 2ª Relativa a la venta de un taxón de tablas de cortar carnes en las carnicerías.

Ambos documentos están cosidos juntos por lo que se les ha respetado el número del catálogo de Doña Isabel Pérez Varela.

  1. 1541, Marzo, 16, Madrid.

Provisión de Carlos I para hacer los repartimientos de los hombres buenos pecheros.

  1. 1541, Marzo, 18, Madrid.

Provisión de Carlos I para que se tomen las cuentas de las rentas de las alcabalas de la ciudad, a petición de los Jurados.

  1. 1542, Abril, 16, Valladolid.

Provisión de Carlos I para que guardando las leyes de los reinos haga justicia. El Procurador y Jurados de Ciudad Real se quejan que algunos Regidores arriendan los Propios y Bienes Concejiles.

  1. 1542, Agosto, 18, Valladolid.

Se ordena al tesorero D. Alonso de Baeza librar las alcábalas de la ciudad.

  1. 1542, Marzo, 27, Madrid.

Provisión de Carlos I a los escribanos de la ciudad comunicándoles la obligación de pagar cierta cantidad de maravedís para atender determinados costes de pleitos.

  1. 1543, Julio, 4, Valladolid.

Emplazamiento de Carlos I contra el licenciado D. Ruiz Díaz, Corregidor que fue de la ciudad, a petición de los Jurados.

  1. 1543, Junio, 27, Ciudad Real.

Traslado de privilegio de Carlos I sobre el pago de las tierras útiles que se mandan arrendar.

  1. 1542, Diciembre, 16, Valladolid.

Provisión de Carlos I al Concejo de la ciudad, ordenando se entregue a D. Alonso de Baeza cierta cantidad de maravedís, con el fin de poder atender a las fronteras de África y otros gastos.

  1. 1545, Mayo, 10, Valladolid.

Provisión de Carlos I al Regidor y Justicias de la ciudad prohibiendo hacer presos a los hombres buenos pecheros de la ciudad, en los pleitos que siguen éstos.

  1. 1545, Abril, 24, Valladolid.

Documento relacionado con la cuenta de maravedís pagados a D. Juan Silva de Ribera, Marqués de Montemayor, Alcaide de los Alcázares de la ciudad de Toledo, de las puertas y puentes de Alcántara, San Martín y del Cambrón.

  1. 1546, Octubre, 31, Madrid.

A causa de la esterilidad del año 1546, Carlos I concede al Concejo de la ciudad autorización para que los 600 ducados que habían tomado de pastos de quintos y de las viñas, se emplearan en pan, y para prestar y vender a los vecinos.

  1. 1546, Octubre, 29, Madrid.

Provisión de Carlos I al Corregidor de la ciudad sobre repartimiento de alcábalas.

  1. 1546, Septiembre 1(17), Madrid.

Provisión de Carlos I a los Justicias (el Corregidor) de la ciudad, donde se dan órdenes para solucionar el problema del pan, que se había planteado debido a la mala cosecha.

  1. 1549, Noviembre, 28, Granada.

Sobre hidalguía de D. Antonio Galiana

  1. 1553, Febrero, 17, Madrid.

Traslado de Provisión de Carlos I relativa a la Pragmática de ropas y vestidos de seda.

  1. 1552, Marzo, 12, Madrid.

Provisión de Carlos I para que todos los abastecedores de las carnicerías de todo el reino, puedan tomar por el tanteo los bueyes, vacas y carneros que se compren.

  1. 1553, Marzo, 23, Granada.

Sobre el pleito seguido ante la Real Chancillería de Granada a petición de D. Alejo de Mora.

  1. 1556, Febrero, Madrid.

Sobre el pago de una cantidad de dinero por D. Bernardino de Avila y otros.” [22]

Cartela de la Calle que homenajea a Diego de Mazariegos
Cartela de la Calle que homenajea a Diego de Mazariegos

En suma, la Ciudad Real que recibe a la dinastía de los Austrias en la persona del Emperador Carlos viene a definirse por los rasgos socioeconómicos siguientes [23]:

  1. a) Demográficamente Ciudad Real tendrá un comportamiento bastante peculiar pues en su evolución a principios del siglo XVI las tasas de crecimiento se situaron en torno al 50%, causadas por el aumento vegetativo y la inmigración – la población cada vez se concentra más en núcleos mayores -. A ello se contrapondría la catastrófica mortalidad que define todo el siglo, acompañada de crisis agrarias y epidémicas.
  2. b) Socialmente, al igual que ocurre en toda Castilla, la rígida estructura estaba definida por estamentos de nobles y plebeyos, privilegiados y no privilegiados. No obstante había particularidades en Ciudad Real por la demostrada convivencia con judíos y musulmanes o por la carencia de grandes señoríos laicos y, por ende, inexistencia de alta nobleza. Dicha sociedad estaba anclada en el medio rural, fuertemente condicionada por el entorno agrario y la fuerza de las tradiciones sobre todo el concepto de vida circular y su ensamblaje con el calendario religioso. Otro aspecto muy asentamiento era el elemento religioso que condicionaba el papel de la mujer al exaltar su “virtud” y obligar a dos caminos: la beatitud o el ingreso en un convento.

La peculiaridad de la nobleza en Ciudad Real viene definida por estar rodeada de Órdenes Militares. A parte de ello cabe señalar la diferenciación entre los caballeros y los hidalgos.

El elemento eclesiástico viene ligado a las jurisdicciones especiales de las Órdenes Militares, mantenidas hasta el siglo XIX.

El estado llano era mayoritario demográficamente y no privilegiado, vinculado en esencia a la actividad agrícola, y pudiéndose estructurar en funciones de su riqueza, influencia y estimación: ricos labradores o principales hacendados y la comunidad campesina. Aquí existían numerosos escalones como serían los labradores de “mediano pasar” que ocuparían una posición intermedia, los labradores más numerosos, y los totalmente dependientes jornaleros.

Lejos de este sector primario, existían profesiones vinculadas a los sectores secundario y terciario: alfareros, albañiles, carpinteros, mesoneros.

Por último estarían los pobres y marginados, entre los que se encontraban viudas, huérfanos, ancianos o impedidos.

  1. c) Económicamente, la sociedad venía marcada por el mundo agrario y más concretamente por el cultivo cerealista de trigo y cebada en esencia, mediante un sistema extensivo de secano de bajo rendimiento y con alternancia de barbecho, todo ello determinado por las condiciones geográficas y climatológicas. Todo ello no estuvo exento de fluctuaciones productivas.

Al monocultivo cerealista le acompañaban en menor medida la actividad vitivinícola y olivarera, principalmente orientada al autoconsumo y la pequeña comercialización. De este tema en cuestión es aconsejable consultar la obra de J. López – Salazar [24] al respecto.

Fuera del sistema latifundista propio de las Órdenes Militares, ayuntamientos y señores de vasallos, existirán en Ciudad Real numerosas personas propietarias de terrazgos, ocupándose los baldíos y privatizando y patrimonializando los comunales.

La Casa del Arco y detalle de la imagen de la Inmaculada
La Casa del Arco y detalle de la imagen de la Inmaculada

Como complemento dentro de la actividad agrícola nos encontramos con la ganadería, que podrá ser estante y trashumante. Baste decir que Ciudad Real fue uno de los principales lugares de invernada de los trashumantes, al estar cruzada por cañadas, caminos y veredas.

Fuera del sector primario, la actividad industrial ocuparía un lugar en segundo plano que se vio influenciado por el lento proceso de ruralización de las villas y lugares de Ciudad Real que darían al traste con muchos establecimientos en la segunda mitad del siglo XVII. Aquí se observan diferentes oficios como la artesanía, la industria extractiva y el panorama minero.

En cuanto al comercio, destaca una relativa circulación de productos rurales e industriales de Ciudad Real, a pesar de la precaria infraestructura viaria que adolecía de un mal estado del trazado, escasa densidad de caminos y carreteras y del alejamiento de los grandes ejes de comunicación.

Estas condiciones propiciaban la existencia de profesiones vinculadas al transporte de mercancías en las largas y medias distancias, como los arrieros y los carreteros.

Fruto de esta actividad mercantil y, favorecida por la llanura topográfica, para la venta de todo tipo de mercadurías fueron muy comunes las ferias y mercados.

MANUEL CABEZAS VELASCO

[1] DELGADO MERCHÁN, LUIS: Historia documentada de Ciudad Real (La Judería, la Inquisición y la Santa Hermandad). Ed. Facsímil de 2011. Ciudad Real, Establecimiento Tipográfico de Enrique Pérez, 1907. Pág. 330

[2] DELGADO MERCHÁN, LUIS: Op. Cit. Págs. 330 y 331.

[3] DÍAZ JURADO, Joseph: SINGULAR IDEA DEL SABIO REY DON ALONSO, DIBUJADA EN LA FUNDACIÓN DE CIUDAD REAL. Edición preparada por Ángel Vázquez Morcillo y Francisco Ruiz Gómez. Fondo Editorial. Ayuntamiento de Ciudad Real. 1986. Págs. 181 – 182.

[4] Gómez Fernández, Joaquín: Historia de la Ciudad de Ciudad Real y Estracto historico de España y lista de sus Reyes, casamientos y muertes (edición facsímil y transcripción). Editado por Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha y Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real. Ciudad Real, 2010. Pág. 119.

[5] GARCÍA RIOL, DANIEL JESÚS: “11. Los Comuneros”, en RUIZ GÓMEZ, FRANCISCO (dir.) et alii: CASTILLA- LA MANCHA en su HISTORIA. Consejería de Cultura, Turismo y Artesanía de Castilla – La Mancha. Lozano Artes Gráficas. 2009. Págs. 198.

[6] GARCÍA RIOL, DANIEL JESÚS: Op. Cit. Pág. 202.

[7] GÓMEZ VOZMEDIANO, MIGUEL FERNANDO: “La revuelta de las Comunidades en La Mancha (1519 – 1531)”, en Chronica Nova, 1996, pág. 152.

[8] GÓMEZ VOZMEDIANO, MIGUEL FERNANDO: Op. Cit. Pág. 155.

[9] GÓMEZ VOZMEDIANO, MIGUEL FERNANDO: Íbidem Cit. Pág. 156.

[10] CORCHADO SORIANO, M.: Estudio histórico-económico del Campo de Calatrava. Parte III: Los Pueblos y sus términos. Publicaciones del Instituto de Estudios Manchegos. Diputación Provincial de Ciudad Real. 1982. Pág. 50.

HERVÁS Y BUENDÍA, Inocente: Diccionario histórico, geográfico, biográfico y bibliográfico de la Provincia de Ciudad Real. Tomo I. 3ª Ed. Imprenta de Ramón Clemente Rubisco. Ciudad Real, 1914.

[11] Un estudiante de Ciudad Real gana el concurso de historia Eustory con un trabajo sobre el conquistador Diego de Mazariegos, Diario Digital Ciudadano Miciudadreal – 10 octubre, 2015 (http://www.miciudadreal.es/2015/10/10/un-estudiante-de-ciudad-real-gana-el-concurso-de-historia-eustory-con-un-trabajo-sobre-el-conquistador-diego-de-mazariegos/)

[12] HIDALGO JUÁREZ, A.,S. J.: España, tierra de santos. Exaltación hagiográfica y parenética de los santos y beatos nacidos en España. Editorial Sal Terrae. Madrid, 1975. Pgs. 51-5.

[12] HERVÁS Y BUENDÍA, Inocente: Op. Cit. Pág. 402

[13] CAÑIGRAL CORTÉS, LUIS DE: “6. Literatura y Humanismo. Siglos XV al XVIII”, CAÑIGRAL CORTÉS, LUIS DE, y LOARCE GÓMEZ, JOSÉ LUIS: LA PROVINCIA DE CIUDAD REASL (III): ARTE Y CULTURA. Págs. 307 – 345. Área de Cultura. Excma. Diputación Provincial. Ciudad Real, 1993. Págs. 318 – 320.

[14] HERVÁS Y BUENDÍA, Inocente: Íbidem cit. Pág. 325.

[15] HERVÁS Y BUENDÍA, Inocente: Íbid. Cit. Pág. 336.

[16] HERVÁS Y BUENDÍA, Inocente: Íbid. Cit. Pág. 337.

[17] MENDOZA GARRIDO, Juan Miguel; ALMAGRO VIDAL, Clara; MARTÍN ROMERA, Mª de los Ángeles y VILLEGAS DÍAZ, Luís Rafael: “Delincuencia y justicia en la Chancillería de Ciudad Real y Granada (1495-1510) Primera parte. Estudio” en Clio & Crimen nº 4 (2007), pp. 354-488.

[18] CLEMENTE, Domingo: GUÍA de CIUDAD REAL. Establecimiento tipográfico Cayetano C. Rubisco. Ciudad Real, 1869. Pág. 32.

[19] CLEMENTE, Domingo: Op. Cit. Págs. 25-26.

[20] BERNABEU Y NOVALBOS, Emilio: INVENTARIO DEL ARCHIVO DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE CIUDAD REAL HECHO EL AÑO 1595. Publicaciones del Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1952. Pág. 54

[21] PÉREZ VARELA, Isabel: Índice de los documentos del Archivo Municipal de Ciudad Real 1255 – 1899. Publicaciones del Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1962. Págs. 28 – 31.

[22] ROMERO FERNÁNDEZ, MANUEL, Catálogo del Archivo Histórico Municipal de Ciudad Real. Ayuntamiento de Ciudad Real. Ciudad Real, 1991. Págs. 39 – 45. Con objeto de hacer más legible la relación de documentos aquí enumerada, eliminamos la descripción física de los mismos, emplazando si se desea a la consulta directa del Catálogo de Manuel Romero si se desea profundizar en esos detalles técnicos.

[23] MARIN BARRIGUETE, Fermín: “4. EDAD MODERNA. 4.1. LA EPOCA DE LOS AUSTRIAS”, en SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Isidro (coord.): LA PROVINCIA DE CIUDAD REAL – II. HISTORIA. Diputación de Ciudad Real – Área de Cultura. Biblioteca de Autores y Temas Manchegos. Cervantes S.L. Albacete, 1992. Págs. 247 – 320.

[24] LÓPEZ-SALAZAR PÉREZ, Jerónimo: Estructuras agrarias y sociedad rural en La Mancha (ss. XVI – XVII), Ciudad Real, Instituto de Estudios Manchegos, 1986

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