Aunque seamos tierra de aves zancudas, los vecinos de Ciudad Real aún no disponen de extremidades lo suficientemente largas como para salvar de un paso los charcos que nos regalan nuestras irregulares aceras cada vez que se producen precipitaciones en forma de agua sobre esta capital. Podemos ver algunos ejemplos en esta imagen de la Carretera de Porzuna, junto a un conocido centro comercial, que ha remitido un lector.
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