Hay días que tienden a convertirse en una piedra.
De igual forma que el director británico Ken Loach veía esos días como ‘Lloviendo piedras’.
Aunque ese día sea el 274º del listado anual.
Ese carácter ceremonial y celebrativo es reconocible y recomendable en los días comenzados por el ordinal 1º: Primero de mayo, día 1 de enero o Primero de noviembre.
Días como piedras y piedras como días.
Una piedra conmemorativa o una piedra arrojadiza. Incluso una losa funeraria y funeral.
Y así el Primero de octubre franquista, de 1936, con la Exaltación de Franco a ‘la Jefatura del gobierno del Estado’, fue durante años dictatoriales, pura conmemoración y pura celebración.
Como el nombre de algunos hospitales y el nombre de algunas largas avenidas.
Incluso conmemoración inversa, en los llamados GRAPO: Grupo Revolucionario Antifascista Primero de Octubre.
Y el 1º de octubre de 2016, con el Waterloo de Pedro Sánchez en el PSOE, que ya sería un cerrojazo en Ferraz.
Piedra conmemorativa aquel día solar, piedra funeral éste día lunar.
Sin que quiera establecer más paralelismos entre los ochenta años del salto temporal.
La conmemoración como recuerdo, y la piedra arrojadiza como arma volandera.
Arma menor, la piedra, pero capaz de tumbar a un gigante como Goliat desde el envío de una modesta honda de David.
Las dos valencias de la piedra: como agente constructor y como agente destructor.
Las dos valencias de tantas cosas y no sólo el haz y el envés.
La Doble Dirección, por tanto, de Walter Benjamin, que contraponer a la Einbhanstrasse.
Y es que no supieron, y no supimos, ver adelantadamente el carácter roqueño y roquedal de Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
El Secretario general, primero aclamado en primarias, luego defenestrado por la baronía y luego dimitido ante el Sanedrín del partido.
Aunque aduzcan para justificar el órdago, los pésimos resultados electorales acumulados desde julio de 2014.
Carácter roqueño el de Sánchez, que nace de su nombre mismo: Pedro como Petrus y como Piedra Fundacional o como Piedra Mayor.
Como el apóstol Pedro, guardián de las llaves simbólicas y piedra misma de la Nueva Iglesia.
No juego con deslices significativos en torno a la Nueva Iglesia de otro apóstol aguerrido y no menos roqueño, llamado Pablo y apellidado Iglesias.
Piedra Fundacional ¿del Nuevo Socialismo? O ¿del Fin de época del PSOE?
Lo iremos viendo en días como piedras.
Y ya se sabe, la piedra igual construye que mata.
José Rivero
Divagario
