Balígrafos

José Rivero.-El dicho de “la paz se firma con armas”, es más cierto que nunca ahora en Cartagena de Indias. Y no es una afirmación propia de von Clausewitz, cuando decía algo próximo, al afirmar que “la paz es un acto de guerra”.

O que “la paz es la guerra con otros medios”.

Y de aquí que se haya sostenido con frecuencia, atribuyéndoselo al mismo Clausewitz, el dicho de “si quieres la paz prepárate para la guerra”.

El dicho de “la paz se firma con armas”, es más cierto que nunca con la firma del acuerdo del final de la guerrilla, entre el gobierno colombiano y las FAR.

Aunque sea con armas rebajadas y atenuadas en su poderío.

¿Pero cómo se rebaja el poder de un arma?

Que lo pregunten en los aventados Estados Unidos.

Y ello es más cierto que nunca, porque los documentos de paz, de alto el fuego, de disolución de la guerrilla de las FAR, o como se quieran llamar, que se han firmado, no con pluma de gavilán mojada en grasa de creosota.

Ni con pluma Made in Suiza de muchos vuelos y largos quilates.

Y es que las plumas con las que se firman acuerdos, tratados y protocolos, son más joyas que artificios útiles.

Sino firmados en Colombia, con unos extraños artefactos, denominados ‘balígrafos’.

Formados los ‘balígrafos’ por la hibridación del disparo y de la escritura.

Hibridados por el ruido de uno y el silencio de otra.

Extraña síntesis. Casi shakespeariana entre “el ruido y la furia”.

Ahora sería ya, y a la colombiana, entre el ruido del sable y el silencio del concepto.

Como ya hiciera Cervantes con su alegato contrapuesto sobre ‘Las armas y las letras’.

Casi igual a la afirmación del director de cine francés Jean-Luc Godard, cuando citaba que “una idea es un fusil teórico. Y una película un fusil práctico”.

Disparar como hablar, incluso disparar como filmar y mirar.

En una demostración constate de la proximidad del corte y disparo, del entintado de papel y el soneto. Del fuego y de la idea.

Una hibridación la del ‘baligrafo’ propia de un centauro, de una esfinge, de una amazona o de otro cualquier ser mitológico y mixto.

Pero ¿es mitológico el ‘balígrafo’?

¿De qué habla cuando dispara? Y ¿qué dice cuando calla?

Se ignora la autoría del diseño de ese mestizaje entre objeto de asalto y objeto de escritorio.

Un objeto formado por la funda de una bala y la cabeza de un bolígrafo.

A caballo del surrealismo y fruto de una idea imposible por chapucera y chapucera por imposible

Un objeto capaz de haber sido inventado por Joan Brossa y fotografiado por Chema Madoz.

Incluso la proximidad cantada por Isidore Ducasse, conde de Lautremont, al hablar de irracionalismo surrealista como “El encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas en una mesa de disección”.

Pues eso “el encuentro fortuito entre una bala y un bolígrafo”.

Encuentro que puede producir tanto un disparo como una palabra escrita.