La Diputación de Ciudad Real ha generado en 2016 la mayor inversión de la historia destinada a la realización de obras en los pueblos de la provincia, según ha asegurado este lunes el presidente José Manuel Caballero. Asciende a 15,2 millones de euros, «que suponen un importante revulsivo para los ayuntamientos, sobre todo si se tiene en cuenta que los cuatro años del Gobierno de Cospedal fueron muy duros y que se quedaron numerosas actuaciones pendientes de realización».
Al Plan de Obras Ordinario, dotado con 8,8 millones de euros, se suman ahora, a través de una iniciativa similar con carácter extraordinario, otros 4,4 millones más que los consistorios pueden invertir en obras financieramente sostenibles. Es decir, en la rehabilitación de instalaciones municipales (1.240.000 euros), en intervenciones en la vía pública (2.067.664 euros) y en actuaciones en obras hidráulicas (1.079.000 euros). A ello hay que unir otros dos millones de euros que han llegado a los municipios ciudadrealeños mediante ayudas nominativas en lo que va de ejercicio.
«Solo se pueden realizar obras que tengan un vida útil superior a cinco años, pero mejor realizar la inversión cumpliendo los estrictos requisitos impuestos por el Estado que tener el dinero en el banco», asegura el presidente de la Diputación. «Sobre todo porque la Administración provincial goza de una excelente situación económica. Además, las aportaciones son compatibles con otras subvenciones provenientes de otras instituciones, lo que va a permitir que se puedan finalizar proyectos».
Ha explicado, por otro lado, que el plazo de presentación de proyectos expira el próximo 17 de octubre. Y ha añadido que todos los ayuntamientos han sido informados con carácter previo, por lo que han tenido la oportunidad de ir adelantado los trabajos. Para ello han contado también con la colaboración del grupo popular, que votó afirmativamente el pasado viernes en Pleno una modificación de créditos para dotar de financiación al Plan Extraordinario de Obras. Caballero, que ha estado acompañado por el vicepresidente Manuel Martínez López Alcorocho, ha reiterado hoy su agradecimiento a la oposición.
«Nuestra obsesión, nuestro objetivo y nuestro compromiso es que los habitantes de los municipios, especialmente los de los más pequeños, disfruten de los mismos servicios, las mismas prestaciones y el mismo bienestar que los que viven en las ciudades», ha añadido para comentar, a continuación, que «no se trata de ponernos medallas sino de que los alcaldes y alcaldesas dispongan de los recursos necesarios».
Así las cosas, la Diputación está dispuesta a adelantar a los ayuntamientos que no dispongan de liquidez el 50 por ciento de su asignación, siempre que justifiquen la inversión antes del 23 de diciembre. Para hacer lo propio con el resto tienen de plazo hasta el 30 de junio de 2017.
El presidente de la institución provincial ha destacado en otro momento de su intervención que el Plan Extraordinario de Obras prima a los ayuntamientos que tienen aldeas, por lo que ha pedido a sus respectivos regidores que sean «inteligentes y generosos» y que la inversión repercuta también en las pedanías. Ha explicado que la distribución de los recursos se hace de manera absolutamente objetiva, «con independencia del color político», porque se atiende a criterios de población.
Ha puesto varios ejemplos que evidencian cómo se ha primado a consistorios que tienen anejos. Almodóvar, por ejemplo, con 6.400 habitantes, recibe 82.123 euros, mientras que Daimiel, con 12.000 habitantes más, recibe 75.000, ocho mil euros menos. Malagón, con 8.200 habitantes, percibe 74.000 euros; y Manzanares, con 10.000 habitantes más, sólo recibe 1.000 euros más. El núcleo que más recibe es Ciudad Real (243.898 euros, 3’25 euros por habitante) y el que menos Villar del Pozo (12.168 euros, 122’9 euros por habitante).
En otro orden de cosas, a preguntas de los periodistas el presidente de la Diputación ha dicho que el pasado mes de julio se reunió con los nuevos propietarios del aeropuerto. Ha comentado que le causaron «buena impresión» y que espera que el proyecto salga adelante y que genere empleo y riqueza. Ha precisado, no obstante, que «no se pueden echar las campanas al vuelo», que hay que «ser sensatos» y «poner los pies en el suelo».