Alma de Gato.- El Ayuntamiento de Tomelloso ha dado orden de trasladar la colonia felina del solar de la Casa del Gallego al albergue municipal. Parece ser que la denuncia de su situación de abandono por la asociación Alma de Gato el 1 de agosto ha precipitado una actuación marcada por la falta de planificación. El Ayuntamiento está obligado a cumplir unos mínimos para que la captura, evacuación y estancia de los animales en su nuevo recinto cumplan con los protocolos de manejo de poblaciones de gatos callejeros en este tipo de operativos.
En comunicaciones por escrito y entrevistas con los responsables municipales, Alma de Gato ha defendido la integración de la colonia en el entorno (previsto como zona verde) con la aplicación del método CES, que consiste en capturar, esterilizar, vacunar y desparasitar a los individuos, devolviéndolos después al lugar de procedencia, y dando en adopción a los que muestren apego o sociabilidad con los humanos. Se consigue así una gestión de las colonias más ética, controlando su natalidad, proporcionando una mayor calidad de vida a los felinos y más tranquilidad a las vecinas. De hecho, hubiera podido servir de ensayo, pensando en su implantación en otros puntos del municipio con idéntica problemática.
Lejos de conocer y contrastar el método CES, el Ayuntamiento – presionado por esta asociación y por quienes les han estado alimentando y pidiendo su colaboración en la búsqueda de una solución – decidía atrapar a los animales mediante jaulas trampas y llevarlos al albergue municipal, cuyas dependencias no están suficientemente equipadas para la estadía de gatos, presentando “notables deficiencias” (según ha reconocido públicamente el propio Ayuntamiento).
Hay que resaltar la política errática y contradictoria seguida por la Administración local en este asunto, pasando de contemplar la posibilidad de habilitar dispensadores para la alimentación de los gatos (o la creación de una colonia protegido tipo CES), a un desconcertante mutismo, esperando negligentemente un deterioro de la situación, al modo de provocar el éxodo final de los gatos, o simplemente su muerte por inanición, cosa que podría haber ocurrido de no haber sido por la acción de algunas personas (que se las tuvieron que ver con la oposición del Ayuntamiento a acceder con autorización al recinto para poner comida y agua, y ante amenazas de vecinos contrarios a la colonia).
El Ayuntamiento de Tomelloso yerra si cree que ha cerrado el problema. Alma de Gato, en un escrito dirigido a la alcaldesa, pide su personación en el proceso de captura de la población de gatos de la Casa del Gallego para comprobar la adopción de medidas paliativas que minimicen su sufrimiento, la atención veterinaria de cada individuo, el alojamiento en condiciones dignas, su desparasitación, vacunación y esterilización, el suministro de alimentos frescos y agua limpia, la limpieza de las instalaciones y un plan de adopción o reubicación consensuado. Además de una copia certificada del informe preceptivo de los servicios municipales que justifique el traslado de la colonia, al tratarse siempre de la elección más perjudicial para los gatos comunitarios, profundamente arraigados a su entorno y dependientes de una estructura social sólida y compleja.