Si alimentas al Troll, se hace más fuerte. Si no alimentas al Troll, se debilita. Si no te gusta lo que hace el Troll… no lo alimentes. A veces las cosas son muy sencillas. De cajón.
Un veterano compañero de lucha insistía una y otra vez: la desasistencia es esencial. No suficiente, pero sí necesaria.
Dejar de colaborar con el Sistema. Dejar de fortalecerlo. Dejar de asistirlo. En definitiva, dejar de alimentarlo.
Por coherencia, primero: el camino hacia la democracia no puede pasar por apoyar a aquello que actúa en contra de ella.
Recogeremos lo que sembramos. Si queremos democracia, tendremos que sembrar democracia.
Y también por estrategia: cuanto más débil esté el Régimen, menos daño hará. Más terreno podremos ganarle en favor de la democracia. Más posibilidades tendremos.
Resumiendo:
El Sistema se alimenta de votos.
La Partitocracia se alimenta de votos.
El Poder económico necesita votos para mantener la ilusión de que vivimos en una democracia.
Más claro, agua.
Respuestas a las preguntas que tal vez te estés haciendo:
- Sí, al Troll lo van a alimentar otros. La mayoría. Millones. Y con eso le puede bastar.
Pero no seremos nosotros. No seremos cómplices.
- Y sí, el Troll se alimenta también de otras cosas.
Y sí, habrá que privarle también de esos otros alimentos.
Pero es más difícil hacerlo. En algún caso, no vamos a poder evitar seguir alimentándolo. Por ahora.
Pero se puede empezar por lo más accesible. Lo que depende exclusivamente de nosotros, sin coste alguno: privarle de nuestros votos.
Y a partir de ahí, más. Porque hará falta. Mucho más.
- Y sí, en este momento, en lo electoral,podemos hacer algo más que no votar a los partidos.
Algo más eficaz. Con muy bajo coste.
Si queremos realmente plantar cara al Sistema.
Si queremos realmente cambiar las cosas.
Si queremos realmente una democracia.
¿Queremos?
Gonzalo Plaza
Ciudadano en blanco