No, la cifra del titular no es ningún error. Si se acaba por confirmar el próximo Gobierno de Mariano Rajoy, lo habrán votado algo más de veintitrés millones y setecientos mil españoles. ¿Que el PP tiene menos de 8 millones de votos? Pues sí, es así. Y pese a ello, el titular sigue siendo correcto.
Si todavía no lo ves, es porque todavía no has comprendido cómo funciona nuestro Sistema Político.
Nuestros procesos electorales sirven para elegir a los que van a formar parte de las Cortes Generales. Diputados y Senadores. Poder Legislativo.
Esto es, con nuestro voto, si la LOREG lo permite, podemos elegir unos presuntos representantes que se sentarán en el Congreso y en el Senado y -si les place y les complace- actuarán en nombre de quienes les hayan votado.
Por otra parte, el Gobierno -Poder Ejecutivo- no lo elegimos nosotros. Lo elige el Congreso; los diputados que han salido de las elecciones.
En el Congreso hay diputados de varios partidos. Pero en España el Gobierno no suele formarse con el consenso de todos los partidos presentes. Lo normal aquí es que el Gobierno lo forme un único partido, si cuenta con la mayoría absoluta -de escaños- suficiente para ello. Y si no, gobernará buscando el mínimo de apoyos de otros partidos para tener y mantener cuatro años esa mayoría.
Pero pese a tener ese apoyo exiguo, al Gobierno lo elige el conjunto de los diputados, es decir, aquellos a los que han escogido el conjunto de los votantes.
El Gobierno es único, y es para todos. Y al final, todos los diputados aceptan la elección. Incluso los que han votado en contra. Se posicionarán en la “oposición”, y a girar la noria cuatro años más.
Así es el juego.
Si votas a un partido en nuestro Sistema Electoral, aceptas con ello la elección de un Gobierno -el que salga- utilizando nuestro Sistema Electoral.
Que votas para que gane tu partido, claro. Pero puede ganar otro. Puede ganar ese que tanto odias.
Y ese otro partido que tanto odias va a gobernar, legitimado con tu voto.
Para eso has votado. Para que haya un Gobierno legitimado por los votos. Por el tuyo, también.
Si votaste, al PP, pero también a PSOE, Podemos, C’s, incluso a PACMA… eres responsable de que tengamos ese Gobierno concreto. El que sea. Votaste para que hubiera un ganador. Lo habrá.
Elegiste jugar. Aceptaste el juego. Y ahora, las consecuencias.
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P.D. Si al final no es Rajoy, será otro, da igual; si al final hay otras elecciones, lo mismo. Nada cambia lo dicho aquí. Gobierne quien gobierne, lo hará legitimado por el voto de todos los que aceptaron jugar la partida.
P.D.2 Algunos no jugamos. No legitimamos la partida amañada. No aceptamos a Rajoy -ni a ningún otro- como Presidente.
Pero somos demasiado pocos.
Los que legitiman las elecciones son muchos más.
Mientras eso sea así, poco vamos a poder hacer para cambiar las cosas. O más bien nada. Al menos, a gran escala.
Mientras los españoles legitimen masivamente los procesos electorales -votando a los partidos-, toca ajo y agua.
Que en cualquier caso, podemos trabajar a nivel local. Aquí, a nuestro alrededor, tal vez podamos hacer, nuestro entorno cercano, un poquito más justo.
Pero para llegar más lejos necesitamos democracia. Una de verdad.
Y no la conseguiremos si aceptamos lo que tenemos ahora. Y menos aún si lo calificamos como democrático.
Lo llaman democracia, y no lo es.
Gonzalo Plaza
Ciudadano en blanco
No sé…….tú solución sería que nadie votase………….por supuesto nuestro sistema electoral no es perfecto……pero si no votásemos……..en qué desencadenaría todo?????? Guerra?????? No sé, Cómo lo harías? Qué alternativa propones??????????
Autogobierno? rebelión? En guerra vivimos al menos que yo sepa desde la Edad Media …
ja, que nadie vote no es un escenario realista, porque gracias a los medios de manipulación el Régimen siempre va a tener una mayoría de millones de votantes teleprogramados en las urnas.
La solución es que la minoría que nos vamos dando cuenta de que no tenemos una democracia la vayamos construyendo poco a poco, en nuestros municipios, en nuestros barrios.
Al margen de las instituciones, que están precisamente para impedirlo.
Esto es, organización, construcción… y cuando sea necesario, lucha a través de mecanismos de no-violencia, los únicos que pueden permitirnos alcanzar una democracia.
Y este activismo, si se hace bien, irá sumando más personas, poco a poco, al trabajo, a la lucha.
Cuántos más seamos, más conseguiremos.
Y en las urnas, simplemente hay que ser coherente con esta realidad y denunciar la ausencia de democracia.
Cuanta menos gente colabore con el Estado oligárquico que tenemos, mejor lo tendremos todos, peor lo tendrá la oligarquía para seguir haciendo lo que hace con la misma impunidad.
Dejar de sumar para la oligarquía y empezar a sumar para la democracia.
Más información, en:
http://ciudadanoenblanco.blogspot.com.es/p/blog-page.html
Apartado 1. Qué hacer.
Pregunto en 140 caracteres:
¿Y si sale tu opción y, luego, gana alguna propuesta de tu equipo que no te gusta, dejarás de votar también?
Paso a modo foro de nuevo:
Mira, seguro que yo (y el 99,9% de los españoles) nos tenemos que tomar la pastillita azul, segurísimo. Pero, querido Gonzalo, tienes que poner los pies en el suelo.
Ni vas a acabar con el sistema, ni las cosas se pueden romper para empezar de cero, ni la gente va a ser mañana alta, rubia, temperamental, de ojos azules y con un CI de 190. Esto es lo que hay.
Así es que, sigamos en el día a día intentando dar cuenta de los corruptos, los inútiles, los ultras y demás individuos/as que NO deberían tocar nada en la cosa pública.
Salud y buen día.
Hobbes, está claro que vivir en sociedad implica cesión por parte de todos. No todo puede estar a nuestro gusto, hay que hacer sacrificios… que serán compensados por los sacrificios que otros harán por nosotros.
En nuestra sociedad ese equilibrio no existe. Hay parásitos que viven a costa de los demás y personas a las que tocan privaciones y miseria.
Esa negociación que comentabas en otro mensaje no existe. Aquí hay imposición.
En democracia habría compensación, y por tanto, yo también haría mi parte del sacrificio.
Pero no estamos en esa situación, ni de lejos.
Luego a día de hoy no tiene sentido esa pregunta.
Ah, y Hobbes, ¿y quién dice que hay que empezar de cero?
Yo digo que hay que ser coherente con lo que tenemos.
Malamente vas a «dar cuenta de los corruptos, los inútiles, los ultras y demás individuos/as que NO deberían tocar nada en la cosa pública» si aceptas, validas y legitimas los procesos electorales gracias a los cuales estos individuos acceden a la cosa pública.
Como Rajoy.
Va a ser Presidente de nuevo gracias, entre otros muchos (24) millones de votantes, a ti.
El Gobierno no lo elige el Congreso, no se equivoque, Gonzalo.
Los miembros del Gobierno los nombra el Rey a propuesta del Presidente de Gobierno( artículo 100 de la Cosntitución) que, este sí, haya sido votado en el Congreso con las mayorías absoluta o simple, según primera o segunda votación de investidura.
El Congreso elige al Presidente y este a su Gobierno. Correcto.
Me he saltado un paso por simplificar. Tampoco tenía intención de copiar la Constitución entera en este artículo.
Pues, hombre, no se trataba de copiar la Constitución entera, sino de argumentar con datos reales al alcance de cualquier crío que esté mínimamente atento a las noticias. LLevamos muchos gobiernos a nuestras espaldas para no desconocer que son los presidentes quienes eligen -o cesan- a su antojo a los ministros, con o sin cartera, que van a acompañarle en su gabiente, gobierno o ejecutivo.
No se puede enseñar cómo funciona el sistema si no se conoce el funcionamiento del sistema. Es una cuestión de credibilidad y de honestidad. Ni más , ni menos.
Datos superfluos. Paja.
Yo cuento lo que hay, con el mínimo de palabras, de la forma más clara de la que soy capaz.
amerindio, si quieres escritos con mucha palabrería y poca chicha, busca entre los panfleteros del Régimen. Tienes mucho donde elegir.
En términos prácticos Gonzalo tiene razón, pero los cambios sólo pueden producirse desde la legalidad.
El respeto a las formas también es un contenido esencial para validar una democracia.
De acuerdo, esto no es una democracia real, pero para serlo se requiere democracia formal, es decir, apariencia en la separación de poderes.
La necesidad de representantes es relativa, pero necesaria al fin y al cabo.
La separación de poderes sí que es parámetro de validez de auténtica democracia.
Que los poderes se controlen entre sí, con participación cada cuatro años por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto en la designación del Poder legislativo, que a su vez sea controlado por un super Tribunal (Constitucional o Supremo), a su vez controlador del Poder Ejecutivo, y todos controlados libre y pluralmente por la opinión pública, y ésta en suma formada, autorizada y desautorizada por los ciudadanos, formados para discernir y decidir.
Es en los mecanismos de control donde radica la razón última de la democracia, el control de la imposición de unos intereses sobre otros sin observancia del Derecho y el Bien Común, que deben definir todos los poderes del Estado, bajo influencia del contexto histórico y social.
Es decir, prevalencia de la pluralidad de agentes de decisión, que se controlan unos a otros, sobre una uniforme o autoritaria intervención de los mismos, que omita las formas garantes de toma de decisiones plural.
Es muy teórico, pero es así.
O pluralidad por respeto a la realidad,
U uniformidad contraria a ella, y por tanto, violenta y no legítima.