Enfermería se vuelca en la implantación de Guías de Buenas Prácticas en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete

Cuidar a los pacientes es una de las señas de identidad de los profesionales de Enfermería. La Gerencia de Atención Integrada de Albacete, concretamente el Complejo Hospitalario Universitario, es, desde 2015, Centro Comprometido con la Excelencia en Cuidados (CCEC), reconocido por el Centro Colaborador Español del Instituto Joanna Briggs como una institución implicada en la aplicación, evaluación y mantenimiento de buenas prácticas en cuidados.

En concreto, en Albacete se han implantado cuatro guías recogidas en el Proyecto de Implantación de Guías de Buenas Prácticas en cuidados en España, impulsadas por propio Centro Colaborador Español del Instituto Joanna Briggs en colaboración con la Unidad de Investigación en Cuidados de Salud (Investén-ISCIII) y la Asociación de Enfermeras de Ontario (RNAO).

Valoración y manejo del dolor, Prevención de caídas en personas mayores, Valoración continuada a pacientes con ictus y Entorno laboral saludable son las cuatro guías que se han implantado en Albacete y que ya están ofreciendo importantes resultados de mejora como es el caso de la Guía sobre el dolor.

Su aplicación ha permitido reducir en ocho puntos el porcentaje de pacientes que tienen un dolor intenso en las primeras 24 horas tras un ingreso o una cirugía, al pasar de un porcentaje del 13,3 por ciento al 5,3 por ciento, en un año. Para reducir esta cifra se han realizado distintas actividades enmarcadas en la guía, como valoración periódica del dolor con escala o revisión de las pautas analgésicas, cuyos resultados se valoran cada mes. Esto ha posibilitado una mejor formación de los profesionales para las pautas analgésicas.

También se está trabajando en la prevención de caídas, realizando una valoración del riesgo que tiene el paciente al ingreso y creando un plan de cuidados de prevención en función de los factores de riesgo detectados; también existe un registro de todas las caídas que se producen para poder investigar sus causas y consecuencias y ayudar a su prevención. Asimismo se proporciona información a pacientes y familiares sobre medidas para evitar las caídas.

En cuanto a la guía de valoración del Ictus mediante atención continuada, se realiza un seguimiento exhaustivo del paciente ingresado para detectar precozmente alteraciones neurológicas y prevenir complicaciones, con la finalidad de que el paciente recupere al máximo su nivel de independencia para las actividades de la vida diaria y de minimizar las secuelas que haya podido generar esta patología.

La guía sobre entorno laboral saludable está directamente relacionada con las iniciativas propuestas desde la propia Gerencia, enmarcadas en el Plan de Humanización de la atención sanitaria en su apartado sobre profesionales.

La puesta en marcha de las guías ha sido posible gracias al trabajo y compromiso de un equipo multiprofesional, liderado por Enfermería. Se han implicado como impulsores de la implantación de las recomendaciones casi cien profesionales entre supervisoras de Unidad, enfermeras y auxiliares de las Unidades de hospitalización, de Servicios de Cuidados Críticos y Urgencias.

Para ser reconocido como CCEC, el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete adquirió en 2011 el compromiso de implantar, evaluar y mantener durante un período de tres años, al menos dos de las guías reconocidas por RNAO. En 2015 fue uno de los ocho primeros centros españoles que recibió la acreditación oficial de los 43 iniciales que presentaron una declaración de interés.

Efectividad demostrada

Las Guías de Buenas Prácticas son herramientas que proporcionan directrices y recomendaciones para ayudar a los profesionales y también a los usuarios en la toma de decisiones en el cuidado de la salud basadas en la evidencia, con el fin de mejorar los cuidados al paciente, enriquecimiento de la práctica profesional y la mejora de los resultados en salud.

En su elaboración se utiliza una metodología sistemática, explícita y reproducible, se valora la calidad de las fuentes utilizadas y se utiliza una clasificación de la evidencia que aportan en cada cuestión. Como consecuencia, se evita la variabilidad en la práctica y se garantizan unos cuidados basados en las mejores evidencias científicas disponibles en cada momento.

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