Nacen de la madre naturaleza, los diamantes y la miel se caracterizan por su pureza y color, unos nacen a cientos de kilómetros de profundidad y la otra es fruto del minucioso trabajo, casi artesano, de cientos de abejas que cubren cuidadosamente cada uno de las celdas hexagonales de la colmena.
En Carbono Puro (Avenida Primero de Mayo, 46) durante este mes puede conocerse más a fondo el apasionante mundo de la apicultura en una exposición con diversos utensilios y objetos relacionados de una actividad tan arraigada en Sierra Madrona, Campo de Calatrava, Cabañeros y Despeñaperros.
La Colmena de Cabezarados
Justo Anguita y Amparo Tena son los artífices de la firma “La Colmena de Cabezarados” y en esta muestra exponen al público vestuario y herramientas necesarias para la elaboración de mil, polen y jalea real cien por cien natural del Campo de Calatrava.
Un manjar natural
Uno de los manjares de la vida es saborear una buena miel, ese fluído sedoso que entra en la boca para saborear sus aromas naturales hasta caer por la garganta en un lento camino que nos dejará impregnados del néctar de las propias abejas y de los millones de flores que reverdecen nuestros campos por primavera.
La exposición en Carbono Puro, a iniciativa de Victoria Anguita, muestra desde la apicultura tradicional con una colmena elaborada en corcho de alcornoque, que se fijaba con ramas y clavos y se sellaba con excrementos de bovino con ceniza en consecución del máximo aislamiento. Toda una artesanía al igual que la labor de las abejas. En el interior se colocaban ramas clavadas al corcho que formaban cruces y facilitaban a las abejas la fijación de los panales.
Diversos utensilios del apicultor
Hay más y es que el visitante puede tener de cerca los diversos utensilios necesarios para extraer los distintos productos que se generan en una colmena, como un cepillo para recoger el polen, un cuchillo “desoperculador” para desprender la capa sellada y paleta, un ahumador de fuelle, etc.
Una exposición muy didáctica ya que también se puede conocer a fondo una colmena con capacidad de doce panales, en las que se pueden ver aún restos de miel, polen y propoleo, esa masa oscura con lo que las abejas sellan los panales y los unen entre sí.
