El pasado martes, Luis Montes, presidente federal de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), acudió al Centro Cultural de Puertollano para exponer la realidad de un tema que a día de hoy continúa siendo tabú: la disponibilidad de nuestra propia vida.
El ponente expuso la clara posición de la DMD de que cada individuo tiene derecho a decidir sobre su propia muerte, frente a la concepción de que la vida no nos pertenece, sino que es un ser superior o el mismo Estado el que dispone de ella.
Luis Montes distinguió entre cuatro formas de disponer de la propia vida: el suicidio simple, el rechazo a un tratamiento de sostén vital, la eutanasia activa y el suicidio asistido. Las dos últimas formas están penadas por el artículo 143 del código penal, que recoge como delito tanto la práctica activa de la eutanasia como cualquier ayuda para que la persona acabe con su vida (suicidio asistido).
El debate político sobre este incómodo tema ha aparecido en varias ocasiones, pero para el presidente de DMD no se ha llegado a incidir suficientemente. Ya siendo ministro de sanidad Bernat Soria una encuesta del CIS indicaba que el 80% de la ciudadanía, independientemente de su tendencia política, estaría a favor de iniciar un debate sobre el tema y que el 57% había vivido en su entorno familiar una mala muerte (distanasia). Luis Montes es claro: la sociedad ya está preparada para abordar un debate sobre la disponibilidad de la propia vida.
Por último, el ponente indicó los pasos que, según su opinión, los ciudadanos debemos seguir para exigir nuestro derecho a decidir sobre el fin de nuestra vida: abrir el debate en la sociedad, asociarnos y volver a tomar la calle.