Ya lo decía Darwin: está el reino mineral, el reino vegetal, el reino animal,…la especie humana y el género de los idiotas.Todo es cuestión de evolución.
Siento que pertenezco a una sociedad atontada (nadie se ofenda, dicho sea así en general). Y es que me revuelvo cuando me entero de que en el Parlamento de la Comunidad de Madrid se ha planteado, con todo el boato y formalidad propios de la ocasión, que los niños no lleven tareas del cole a casa. Que ya llevan mucha carga, que podrían cambiarse las tareas mecánicas por otras más imaginativas, más creativas. Francamente, me reiría de la ocurrencia si no fuese una cosa tan seria, y si no se volviera a poner el foco en los profesores. Otro nivel de carga de responsabilidad para el profesorado sobre la calidad de los resultados del sistema educativo, sin valorar el grado de responsabilidad del propio sistema, la actitud de los padres o la de las nuevas generaciones. Otra vez el gremio de los profesores (y la educación pública – estas cosas no pasan en la privada) como chivo expiatorio de los males del país.Otra vez “los profesores” como responsables de la falta de fomento a la creatividad.
El aprendizaje no solo depende de la capacidad individual del alumno – esto sólo es un factor – sino del estímulo que recibe en el aula por muchas vías: el grado de atención que pone a las explicaciones, el interés por la asignatura, el grupo, charlar más o menos con el compañero, haber dormido bien parano encontrarse cansado, el momento del día o la semana, la distancia desde el pupitre al profesor, los materiales… Pretender que el tiempo de clase sea suficiente para el aprendizaje es una falacia: fijar contenidos sin repetir es la excepción, incluso en alumnos inteligentes. Por eso es necesario aprender a mecanizar. El control del trabajo mecánico permite que la atención y el esfuerzo no se localicen sobre el medio, sino sobre el fin. Permite agilizar y profundizar en el pensamiento. Si este tipo de trabajo no se hace fuera del aula, y hay que repetirlo dentro,esto repercute en que al final del curso no se alcancen plenamente los contenidos exigibles (que queden cosas sin tratar) o que curso tras curso se repitan idénticos contenidos (no sea que en años anteriores los alumnos no se hayan enterado bien) y no se avance de forma debida, en una cadena de lamentos que va desde la primaria, a la E.S.O. al bachillerato, a la universidad ¿pero qué leche le han enseñado a esta gente?
Además, es necesario entrenar esta habilidad, la del trabajo en casa, pues no llega por generación espontánea. Es educación. Los valores de la disciplina, de la responsabilidad, de la curiosidad, deben fomentarse desde edades tempranas, de forma progresiva; ya que llega un momento en que el nivel de exigencia académica requiere una dedicación fuera del aula, especialmente en el difícil tiempo de la adolescencia, e imponer la disciplina es complicado.
En todo caso, el problema de la sobrecarga se podría atenuar en parte mejorando la coordinación de los equipos de docentes; pero de partida, es muy complicado mantener un equilibrio entre las labores que cada profesor pueda requerir para su propia aula, las que puedan pedir los demás, y el propio calendario. Valorar igualmente si un tiempo extra de ocio debe servir para reforzar el trabajo, es algo que tampoco debería extrañar, si – como sabemos – el nivel final de adquisición de contenidos es demasiado justo. Al otro lado de la balanza, tampoco se debe despreciar el hecho de que los profesores dedican su tiempo “libre” a corregir: ¡qué fácil sería para todos ceñirse a lo estricto! pues en este caso, se predica una vez más con el ejemplo.
Así que en el fondo, de lo que se trata es que sean las familias quienes decidan cómo deben sus hijos emplear las tardes. Y tampoco en esto debemos ser ingenuos, porque hay familias y familias. Familias donde se pretende que los niños hablen inglés, aprendan música, hagan deporte y pinten!!… y familias donde puede que no haya voluntad o recursos para que los chicos tengan actividades extraescolares. Familias donde no se dudará en poner medios en el tiempo no lectivo para reforzar asignaturas complicadas, y familias donde incluso es raro que se fomente la lectura. Familias con nivel cultural alto y poder adquisitivo suficiente, que dan valor a la necesidad del valor cultural; y otras familias donde sucede todo lo contrario. En definitiva, es una cuestión de clase… social.
Tanto rollo para esto: en vez de poner los medios para que la educación pública alcance los niveles de calidad que se requiere (y que en años anteriores había alcanzado unos niveles más o menos satisfactorios – con todas las carencias que quieran verse) y dignificar la labor de los profesores volvemos a una educación para listos y tontos.Recordaba hace poco que en mi instituto (vivía en Madrid), los profesores organizaban en ocasiones visitas a museos o a teatros, por la tarde fuera del horario lectivo. Hoy en día, los profesores están tan desincentivados, que a ninguno se le ocurre ni por asomo dedicar su tiempo “libre” a llevar a sus alumnos por la tarde a ninguna actividad.
Pero más allá de todas estas obviedades (porque no creo haber dicho nada que no sepamos), lo que creo es que el modelo educativo – en el amplio sentido de la palabra – es sobreprotector, y esto es peligroso para nuestra sociedad. Los niños que se educan sobreprotegidos se vuelven inevitablemente adultos sobreprotectores. Los niños no suspenden – “necesitan mejorar” – ni son los últimos responsables de su rendimiento. No existe el peligro, ni va a pasar nada malo que no nos puedan solucionar, algo hay detrás que vela por nuestro bien, que siempre nos protege de todo daño exterior. Así es nuestra sociedad, una sociedad sobreprotegida, donde el sistema nos protege contra todo mal (mentira), y donde más nos vale portarnos bien para que no nos marginen ¿nos ha de extrañar que haya niños que acosen con crueldad extrema a otros niños, si crecen en la impunidad?
Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde
La sobreprotección hacia los hijos es propia de las culturas católicas y no es necesariamente negativa, pero en el aspecto educativo sí lo es, por lo que coincido con tu análisis. Las protestantes son más inclinadas al individualismo; Chesterton, un converso al catolicismo, al viajar por España, comentaba que los españoles querían mucho a sus hijos y eso era algo que en Inglaterra había echado de menos. Pero, claro está, era un apologista de la religión a la que se había convertido.
Aunque identifiquen a nuestro manchego J. A. Marina con la política educativa del PP, algo que nunca debió hacerse, la mayoría de sus ideas al respecto son más que sensatas y no deben pasarse por alto.
Totalmente de acuerdo.
El sentimiento de escrúpulos puede bien ser católico, mal enfocado por supuesto.
En países protestantes que conozco, los niños salen demasiado pronto de casa, y padecen desarraigo familiar.
Creo que la tarea es necesaria para generar autonomía de aprendizaje.
No obstante, opino que los Gobiernos y las Escuelas deben poner su atención en los alumnos desfavorecidos, que a veces no tienen ni siquiera un sitio en casa para hacer las tareas.
Cosa harto complicada con los recortes en Educación. Sigue creciendo el número de alumnos por aula, sigue creciendo el número de niños con necesidades especiales y los profesores se ven solos en al aula…con un par.
Personalmente, creo que está bien eso de largar a los niños a los 18, y no a los 30 de la casa mater-paternal. La cosa es que la crisis ha dado a todas las familias (bueno, a las medias y bajas) en la línea de flotación y largar a un hijo en estas condiciones…pues se hace duro.
Pero la Europa del Norte creo que no lo hace mal…porque cuando veía a algunos amigos con 30 años seguir chupando del «táper» era para darles de hostias…jejeje. Y digo amigos, porque ellas se lo hacen fenomenal y no son tan zánganas a la hora de organizarse el tema doméstico (por listas, que no por genética como algún bruto piensa aún).
En cuanto al tema deberes, es complicado y muy de individuo por individuo. Las tareas escolares (y hablo como padre, no como especialista) conllevan que el alumno pueda hacerlas solo, en un ambiente de apoyo, que estén coordinadas por los especialistas para que en el mismo día no se les meta la del pulpo y, sobre todo, que el alumno no se atasque o, pueda haber alguien que le apoye. No es cosa baladí. Sobre todo si esas condiciones que digo no se cumplen, o se cumplen a medias.
Yo soy partidario de los deberes, pero tela marinera la que se nos viene a los padres encima cuando alguna de las premisas de arriba fallan. Solo hablo de la experiencia como padre.
Este es un tema capital para entender nuestra sociedad, que merece artículos semanales, porque hay que hacer un serio análisis de la educación desde abajo, es decir, desde los que somos padres y son profesores.
ES UN TEMA APASIONANTE.
Si hay crisis del modelo educativo, creo que, ello se debe a múltiples razones:
1.- Crisis familiar y crisis de un modelo laboral que no permite estar más tiempo con los hijos, porque SIGUE FALTANDO UNA POLÍTICA FAMILIAR.
Se necesita más tiempo para atender a los hijos y los horarios laborales son salvajes.
La sobre protección puede deberse en parte a ese complejo de culpabilidad por no poder ocuparse suficientemente de los hijos, por esos horarios salvajes.
2.- Crisis del modelo de transmisión de conocimientos. El excesivo uso de las tecnologías y la televisión afecta al grado de concentración de los chicos.
Llegar a casa y estar cansado, y recurrir a TV y videoconsolas para que el niño no dé guerra es una solución cómoda, pero no adecuada.
3.- El elevado grado de COMPETITIVIDAD con el que orientan los padres a los hijos, y el temor a que los chicos queden rezagados si no mantienen ese horrible horario de actividades extraescolares. Se les forman agendas de cuasi-misnistro. NO corresponde a los padres hacer las tareas de sus hijos…Pero si otros padres lo hacen…mis hijos quedarán en la cola.
4.- Falta de espíritu crítico en padres, hijos y docentes. Demasiada inercia. Y arbitrariedad de las autoridades educativas, y POLITIZACION DE LA EDUCACIÓN.
Son algunos de los graves problemas que a mi entender están afectando a la educación.
A muchos alumnos se les está educando como futuras personas frustradas, porque se les está tratando como adultos cuando sólo son niños.
Y una crítica a los padres. REALMENTE QUÉ QUEREMOS TENER HIJOS, O SER PADRES. Porque no es lo mismo. Debemos proyectarnos como responsables del futuro de nuestros hijos, y no enrolarnos en una dinámica social que no lleva a buen puerto.
Comparto mucho de tu comentario, pero hay que ver que los padres EGB nos estamos volviendo de un tonto que asusta…
Antes el maestro/a era Dios. Ahora, entre grupos «guasáh» – a mi niño se le ha olvidado coger la tarea, me mandáis fotos del libro?-, supermegacumples donde haya castillos y bolas, y regalos a los maestros… Vamos, en mi opinión, menos compadreo padres supercuquis y colegios enrolladísimos y más dejar a los niños que asuman responsabilidades.
Padres sobreprotectores, adanistas, que se consideran con no poca petulancia la primera generación de progenitores verdaderamente preocupados por la educación de sus cachorros. Gobiernos obsesionados con derogar las leyes educativas elaboradas por los que les precedieron en el poder y, por último, el único colectivo que desea fervienteme envejecer, es decir, cumplir 60 años, los profesores, para jubilarse con la pensión íntegra y decir ¨adiós ahí os quedaiis .El panorama no es muy alentador, la verdad. Mi abuelo ( 89 años) habla de su maestro en plena República con absoluta devoción. Quién recuerda hoy con cariño a dos de cada diez profesores suyos.
Y como anécdota, ni una sola universidad española se encuentra entre las 200 mejores de Europa. Muy desalentador el panorama. Entre todos la mataron y ella sola se murió.
Muy acertado tu comentario. Y también los anteriores. Y me pregunto: si opinamos así, por qué nos dejamos llevar?