Año tras año, desde que la Organización Mundial de Comercio Justo planteó la iniciativa de celebrar el Día Mundial del Comercio Justo el segundo sábado del mes de mayo, las distintas organizaciones que trabajan en este campo en los diferentes ámbitos territoriales conmemoran esta fecha promoviendo actividades de difusión y sensibilización para que los consumidores incorporen criterios éticos y solidarios en sus decisiones de compra, desde su rol de agentes económicos y sociales con capacidad de intervención en los procesos correspondientes.
La Consejería de Sanidad, a través de la Dirección General de Salud Pública y Consumo, contempla en una de sus líneas programáticas facilitar la economía social y solidaria mediante el consumo colaborativo, el cooperativismo de consumo, la inversión socialmente responsable y el comercio justo.
En un contexto de corresponsabilidad ciudadana, el Comercio Justo constituye uno de los pilares del consumo responsable sobre los que se fundamentan las políticas regionales de consumo y, en especial, en lo que se refiere a la educación del consumidor basada en valores y también respecto de la participación social y el fomento del asociacionismo de consumo.
El Comercio Justo, cuyo movimiento cumple ahora 30 años en España, tiene su origen en nuestra región en la Proposición no de Ley 05/0501-0006, aprobada por el Pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha en la sesión celebrada el día 6 de abril de 2000 y cuya resolución expresa, entre otras consideraciones, instaba al Gobierno Regional a prestar especial atención a aquellos programas que se dirijan a promocionar el comercio justo y solidario en el marco de su política de cooperación para el desarrollo.
Asimismo en dicha resolución instaba de igual modo al establecimiento de relaciones con empresas de comercio justo y solidario, fundaciones, ONGS, y demás organizaciones que desarrollen proyectos en este campo para estudiar la implantación de estas iniciativas en Castilla-La Mancha, así como para promover la sensibilización dentro de la sociedad castellano-manchega en torno al comercio justo y solidario.
Por otra parte, la trascendencia y repercusión del comercio justo queda patente en los dos millones de personas que trabajan y producen para las redes de Comercio Justo; un millón de ellas en África, el continente más beneficiado por este sistema comercial alternativo.
Más de las tres cuartas partes de las organizaciones productoras se dedican a la producción de alimentación y de materias primas como el algodón, en tanto que unas doscientas cincuenta entidades se dedican a la producción de textil o a la artesanía. Entre estas últimas, la mayoría de las beneficiadas son mujeres.
Además de este impacto económico el Comercio Justo también genera dinámicas positivas en otras áreas de interés tales como el medioambiente (preservación de la tierra, el agua y la biodiversidad, abandono de prácticas perjudiciales, fomento de la agricultura ecológica), la organización política (aplicación de modelos democráticos, participativos y transparentes) y la integración social de las comunidades, ya que con la prima -la cantidad extra que reciben las organizaciones productoras- éstas desarrollan proyectos educativos, sanitarios, sociales, de infraestructuras, etc.
Finalmente es importante, igualmente, recordar que el Comercio Justo se inspira, entre otros, en los siguientes principios:
La creación de oportunidades para productores y productoras desfavorecidos económicamente o en desventaja económica; la transparencia y rendición de cuentas; las prácticas y relaciones comerciales justas; el pago de un precio justo, acordado mutuamente por todos los involucrados mediante el diálogo y la participación.
Por otra parte, el rechazo de la explotación laboral y el trabajo infantil; el compromiso con la no discriminación, la igualdad de género y el empoderamiento económico de la mujer y la libertad de asociación.
Por último, la garantía de condiciones de trabajo y prácticas saludables y seguras, el desarrollo de habilidades y capacidades de empleados, grupos de productores y miembros de las organizaciones y la promoción de mejores prácticas medioambientales y aplicación de métodos de producción responsables.