¡Qué pena que estuvieseis esperando en vez de escaparos por esa calle que tenéis justo a la derecha! Caminando un poco rápido hubieseis llegado a Alfileritos y os habríais encontrado con algún coche o furgoneta de reparto que os obligaría a buscar un portal o un garaje para dejarle pasar por esa estrecha calle y, quizá, algún transeúnte os hubiese contado la historia de los alfileres y la virgencita oculta en una esquina. Y si hubieseis seguido caminando, llegaríais a la plaza de San Vicente y asomándoos un poquito detrás de una iglesia que ahora es bar de copas os hubiesen contado por qué pone que esa calle es de Toledo. Y los más intrépidos, en vez de volver a hacer cola para comprar armaduras y espadas, podíais haber ido, aunque fuera por la ruta larga, sí, la de esa misma calle en la que estáis esperando, en línea recta, llegar hasta las Cuatro Calles y seguir, seguir…, hasta la Catedral, pero, como solo teníais un par de horas, contemplarla a la izquierda y seguir por la Trinidad, avanzando rápido, por el tiempo, claro, y llegar hasta Santo Tomé.
Y echar un vistazo rápido al obrador que siempre tiene alguna escultura de mazapán en su escaparate y, si estáis cansados, tomar una caña rápida en la plazuela que hay un poquito más adelante, y sí, también hay tiendas donde contemplar el damasquino, y, si no te gusta éste, hay otras cosas… Y, si alguno es más rápido, incluso puede llegar, torciendo a la izquierda, a ver El entierro del conde de Orgaz. Yo haría ahí la parada obligatoria, a tomar un vino en la terraza que hay al lado, que ahora es primavera y se está requetegenial, y, mientras tomo ese vino de la tierra, acompañado de queso manchego, me dedico a contemplar a la gente que sale de ver el cuadro, porque, creedme, he visto a alguna salir llorando de la emoción, que era el síndrome de Stendhal en vivo. Y con un poco más de tiempo, claro, son dos horas y hay que esperar en la calle enfrente de un banco (de money, no de sentarse), hubiese seguido bajando por una calle llena de piedras (ahora no sé cómo se llama) y llegas al Tránsito, que si no quieres pasar a ver ese artesonado de madera tan espectacular no pasa nada, porque en el parque de enfrente hay un mirador impresionante para contemplar el Tajo y los cigarrales y el valle… Pero, como tenéis prisa, no os demoréis mucho en la vista y seguid bajando la calle, pasad de largo la Blanca (es una pena, pero no hay tiempo, son dos horas) y continuad hasta san Juan de los Reyes, aunque solo asoméis la cabeza, pero al menos respirad una sola vez dentro del claustro, porque merece la pena. Y ya, sí que sí, corred, corred cuesta abajo y subid la cabeza para ver la puerta del Cambrón, aunque sea de refilón. Y yo os recomiendo un pequeño esprint y llegar, por la izquierda, al puente de San Martín, ¡qué pena que no haya tiempo para que os cuenten su historia! Entonces, volved, desandando lo caminado. Ni siquiera os puedo recomendar la maravilla de pasear por Toledo y perderse por sus calles para volver a encontrar, siempre se encuentra, el regreso a Zocodover. No tenéis tiempo. Así que tampoco os puedo contar que os escapéis a San Justo, que os metáis en el callejón del Toro o que los más esotéricos busquéis el callejón del Infierno. Claro, que tampoco os puedo hablar de que os perdáis por la Judería o que vayáis a los Cobertizos y os cuenten lo de la historia del hombre a caballo con la lanza. Por supuesto, nada de las leyendas de Bécquer, ni siquiera deciros que os toméis una caña en el Ludeña con su carcamusa o que comáis un guiso de ciervo con un tinto toledano… ¡Qué pena! Porque hasta las despedidas de soltero disfrutan más Toledo que vosotros, al menos en su ruta de bares son capaces de salir del Pícaro y fumarse un cigarro apoyados en el muro de una iglesia o callejear hasta llegar a Los Clásicos, que en una noche invernal hasta piensas que te va a salir Alatriste pa’ pedirte lumbre… Es una pena, sí, que no podáis cenar delante del Rojas, viendo las «pintadas» de los estudiantes de siglos atrás en las paredes de la catedral, ni tampoco tomar un par de copas (o gaseosas el que no beba alcohol) en la terraza de Carlos V e intentar ver al fantasma del Alcázar a altas horas de la madrugada pasear por su torre, pero, bueno, solo disponéis de dos horas y tenéis que esperar para ver las armaduras y las espadas… No sé qué contaréis de Toledo a vuestros amigos y vuestras familias, pero, desde luego, no podréis contar ni una milésima parte de lo que es Toledo. Yo solo os he contado un poquito, quizá, lo más turístico, pero es que vosotros ni habéis llegado…
Postales desde Ítaca
Beatriz Abeleira
Pues como muchos de los circuitos que te llevan de aquí para allá, visitando 5 ciudades en 3 días. Dirás qué estuviste, pero no que viste.
Joer Beatriz, que ganas me han entrado de ir a Toledo. Llevo mucho tiempo sin ir. Escribes muy bien, con mucha frescura.
Un abrazo de quien estuvo contigo en las Frater con Ignacio. Yo en Madrid, pero conectado.
Hola, Ángel. ¡Gracias! Pues ya sabes, Toledo cuando quieras, pero sin prisas…
Te puedo asegurar que el concepto de turismo que tenemos en España es completamente distinto del que tienen en China.
Apenas les produce interés alguno la cultura, la historia o la importancia religiosa que tiene Toledo.
La gastronomía sin embargo les maravilla, en eso si que coincidimos ambos países.
Y si, me quedo con nuestra forma de viajar y me apunto esta ruta 😉
Este artículo es más para mitoledo.es.
Que bastante tenemos con que se lleven todas las infraestructuras, la atención de los medios regionales y las inversiones mientras Ciudad Real es la gran marginada de Castilla La Mancha (la única capital de provincia que no se comunica con autovía directamente ni con Toledo ni con Madrid por ejemplo).
Beatriz Abeleira, q bien lo has escrito!! Y seguro q se te quedaron muchas cosas en el tintero, Toledo en sí, es un Museo, desde q entras hasta q sales, nosotros lo hemos visitado muchas veces, y seguimos descubriendo rincones nuevos. Felicidades!!
¡Cómo me ha gustado el artículo! Como una ciudadrealeña más de los muchos que viven en Toledo por trabajo o estudio, te lo agradezco.Aún me quedan muchas cosas que descubrir en esta ciudad, me apunto tus consejos.