El instituto público Eduardo Valencia, de Calzada de Calatrava, continúa su actividad de colaboración con distintos colegios públicos para facilitar a sus alumnos un primer contacto con la Programación y la Robótica, campos ambos cuya presencia ya se da por segura en un futuro próximo en Educación.
El pasado viernes 6 de mayo tuvo lugar en el CP Dulcinea del Toboso, en Ciudad Real, una segunda fase del proyecto “Robótica en las Aulas”. El objetivo de dicha fase era, en esta ocasión, una introducción a la Robótica para uno de los grupos más jóvenes del centro, los alumnos de 5 a 6 años.
La actividad en cuestión fue coordinada por los profesores Mª Pilar Valverde, del CP Dulcinea del Toboso, y Antonio Gómez, del IES Eduardo Valencia.
Aprendo mientras juego
Durante una hora y media, estos niños tuvieron la oportunidad de jugar, interactuar y aprender con distintos robots que, desde una perspectiva más infantil que la utilizada con los alumnos de Primaria, trataban los mismos conceptos: programación, el robot como concepto, sensores y actuadores y transducción de señales.
La “Caja Mágica”, el “Cuento Interactivo del Gato y el Murciélago”, “Zowi”, el “Escornabot”, el “Renacuajo Buscaluz”, el “Brazo Robot”, y varios montajes más fueron sucesivamente examinados y utilizados por parejas de alumnos que iban rotando libremente durante la actividad hacia el robot que más llamaba su atención en cada momento.
Robots impresos en 3D
El planteamiento base de la actividad es permitir que el niño utilice libremente cada robot para afianzar su aprendizaje, sin miedo de estropearlo. Esto es posible porque dichos robots están montados a partir de piezas surgidas de la impresora 3D del IES Eduardo Valencia, lo que permite una fácil reparación de cada montaje en caso de sufrir daños después de cada actividad, algo que a juicio de los coordinadores es uno de las principales ventajas en este proyecto.
En suma, los profesores implicados consideran que el proyecto ha concluido con éxito, constatado el entusiasmo con el que los más pequeños se han implicado en el proceso. En el IES Eduardo Valencia, por su parte, Gómez queda reparando los desperfectos sufridos por los robots. “Me siento como el chapista de Mazinger Z”, bromea.