Podemos/Izquierda Unida, la lista única como el eje de alianza de progreso

Javier Fisac Seco.- Cualquier estrategia política de cualquier análisis político debe partir de una nueva realidad política, cuyas posibilidades son objetivamente beneficiosas para las fuerzas de progreso, a la izquierda del PSOE, que es donde empieza la izquierda progresista, a su derecha está la socialdemocracia, cómplice necesario del neoliberalismo.

Esta nueva realidad política, que a todos nos conviene mantener porque mientras exista, la derecha popular clerical, P.P., y la socialdemocracia, PSOE, estarán debilitadas, esta nueva realidad es la consecuencia de la fragmentación y derrota del bipartidismo. Es el pluripartidismo. No podemos pensar, ya, en términos bipartidistas. Sería un error porque no responde a la realidad.

El pluripartidismo da mucho juego a las alianzas, coaliciones y capacidad de presionar sobre los gobiernos que siempre serán débiles porque siempre dependerán de las alianzas y consenso de otras fuerzas políticas. La correlación de fuerzas en este panorama favorece a las fuerzas de progreso. La izquierda no debería hipnotizarse con el objetivo de ganar las elecciones por mayoría absoluta. Autolimitaría sus capacidades estratégicas para controlar el poder sin necesidad de ocupar los sillones del poder.

Gobernar, cuando los gobiernos son débiles porque no dependen de sí mismos, no es necesariamente ocupar el banquillo del gobierno, sino obligarle a navegar desde la presión. Porque el timón lo puede tener la izquierda. De ahí que el PP esté preparando ideológica y publicitariamente un golpe de Estado legal: la reforma de la ley electoral para que una minoría del 25 % o menos pueda gobernar sobre la mayoría, el 75% de los ciudadanos. Como es normal en el sistema oligárquico inglés. Si el PSOE participara en ese juego, se autocondenaría a no gobernar nunca. Pero dejemos que la socialdemocracia se autodisuelva en su propio caldo. Paciencia.

En esta situación pluripartidista la formación de un bloque de progreso se puede y debe construir en torno a un eje configurado en torno a listas únicas de Izquierda/Unida Podemos y los poderes comunales emergentes en Barcelona, Valencia, Galicia, País Vasco, Andalucía, Madrid…porque no hay que olvidar que Podemos es más que un partido, una confluencia dinámica de todos esos poderes comunales, que si se presentan autónomamente se debilitan así mismos, debilitan a Podemos y debilitan una alternativa real de progreso. La fuerza de los votos se dispersa en multiplicidad de listas electorales.

Que corren el peligro de ir por libre, reduciendo su potencial político a la nada, que acabará en el caos interno de cada asamblea comunal o municipal. Experiencia política tenemos, desde el siglo XIX hasta hoy. Y mucha. La convergencia de la diversidad por la base en un objetivo estratégico común, desde la pluralidad, es una garantía de éxito político para todos y para cada uno. En mi opinión este eje electoral, que, al mismo tiempo, garantiza la autonomía organizativa de cada uno en su organización y comuna, no debe ser consecuencia del oportunismo o la debilidad de cada uno, sino de la única convicción estratégica de sumar las enormes fuerzas sociales que se concentran en la pluralidad de las comunas y partidos. La fragmentación es la esterilidad y el éxito del bipartidismo PP/PSOE.

Podemos representa un enorme potencial social, que parece haber tocado techo. Pero este no es el problema, el problema de Podemos es su lenguaje interclasista, carente de referentes ideológicos claros. ¿Qué ideología tiene Podemos? Sus mismos dirigentes deben tenerla pero, si es así, la enmascaran en un lenguaje sin referentes progresistas por no formar parte del lenguaje socio-político materialista y de progreso.

Expresarse en términos de los de “arriba” y los de “abajo”, carece de contenido ideológico. Pero es que parece ser que Podemos no quiere identificarse ideológicamente. Y sin embargo, much@s, pensamos que esa identidad ideológica es necesaria para saber de qué estamos hablando, con quién estamos hablando y para qué estamos hablando. ¿Para reconstruir el fracasado “eurocomunismo” o una nueva versión de la socialdemocracia? Si fuera así daríamos un rodeo para llegar al mismo sitio: el bipartidismo como forma de dominación del capitalismo. ¿Merecía la pena echar alforjas para este estúpido viaje?

Podemos ¿es republicano? ¿Entienden la importancia de dar una batalla ideológica cuando la derecha tiene clara su ideología clerical, que está imponiendo impunemente ante el desconcierto ideológico de la izquierda que aún no se ha enterado que el progreso es incompatible con las ideologías religiosas? ¿No nos hemos enterado que la batalla ideológica está planteada en torno a la defensa o destrucción de las libertades y derechos individuales? ¡Ya!

Izquierda Unida, puede, al menos, salir de su modorra ideológica y recuperar los valores republicanos y progresistas porque forman parte de sus orígenes. Allá por los años treinta del pasado siglo. Sin estos valores a dónde cree que va Izquierda Unida. Pues bien, en este eje electoral Izquierda Unida puede, y debe tener, una posición ideológica que Podemos no podrá tener porque no sabemos cuál es su ideología, pero sí su peso social. Y el debate ideológico y político no debe ser utilizado para dividir en las organizaciones de masas. Porque éstas son plurales. Nadie debe renunciar a ese rearme ideológico, político y estratégico sin el cual caminaremos a oscuras. Es una cuestión de hegemonía en los movimientos sociales.