En la última exposición de la Plaza de la Provincia, consagrada a las ilusiones ópticas y la magia, aparece la reproducción de un órgano humano llamado cerebro. Me extrañó lo pequeño que era y me suscitó la reflexión de si no era en realidad una glándula más del cuerpo destinada a segregar la realidad, o la ilusión que tenemos por tal.
La exposición es interesante sobre todo porque incorpora maravillosas películas del pionero español del cine Segundo de Chomón, el discípulo más aventajado de Georges Meliès. Tras verlas, no cabe sino repetir lo que Shakespeare: «Estamos hechos de la misma materia que los sueños y nuestra vida misma termina como un sueño».
El cerebro es un gran mentiroso. Está diseñado para crear simulaciones que unas veces encajan con la ignota realidad y otras veces no; pero en ningún caso abarcan todas las perspectivas de la misma, tan enorme, profunda y misteriosa es. La mente posee tan cortísimos alcances que no ha dado ninguna respuesta a las cuestiones fundamentales que nos importan, como no las dio a Montaigne, Cervantes, Shakespeare, Calderón, Leopardi, Goethe, Tolstoy… Autores todos que arriesgan preguntas pero no ofrecen respuestas. Si Cervantes nos dice «fuese y no hubo nada», Shakespeare nos dice «ese fue un hombre… ¿cuando viene otro?» y «la vida es una historia contada por un idiota, llena de estruendo y furia, y nada significa».
Para hacernos una idea cabal de hasta qué punto el absurdo es el ingrediente más abundante del mundo, como afirma Borges, el mejor periodo es la época manierista de la literatura. En las Rimas de Lope de Vega, publicadas más o menos cuando Shakespeare dio a conocer suHamlet, aparece una égloga titulada «Farmaceutria» vagamente inspirada en el «Idilio» II de Teócrito… pero no me voy a meter en erudiciones menudas cuando meramente estamos celebrando los cuatricentenarios de la muerte de Shakespeare y Cervantes; quiero llamar vuestra atención sobre el paralelo que puede hacerse entre unos versos de Shakespeare y otros de Lope en esa égloga representable. En Lope, el pastor Tirsi contempla la aparición del fantasma de su fallecida enamorada, la pastora Clori, reflejada en el agua donde bebe el ganado. Y comenta su amigo Meliso:
«Extraños y profundos / son, Tirsi, de los cielos los secretos / mil leguas yerra un hombre en dos segundos»
En Hamlet, el protagonista y Horacio, también dos amigos, pasean por las almenas del castillo de Elsinor cuando contemplan también otra visión, el fantasma del padre del príncipe. Y dice Shakespeare a través del mismo:
«Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que todas las que pueda soñar / imaginar tu filosofía»
Son expresiones semejantes, al mismo tiempo iguales pero también distintas. Veamos. El sentido de lo que dice Lope es astronómico (Lope había estudiado matemáticas y astrología: no era un novicio en el tema). Dos segundos de arco corresponden a un segmento muy corto en una tierra central en el Universo, según el Almagesto de Claudio Ptolomeo, pero, si trasladamos este segmento al Cosmos, corresponde a un larguísimo segmento de «mil leguas» en el Stellatum. Lope se admira de lo poco que es lo terrenal comparado con lo divinal o celestial, lo mucho que ignoramos frente a las inteligencias angélicas superiores: privilegia lo divino sobre lo humano. Pero Shakespeare no: reparte por igual su asombro ante la tierra y el cielo: no desdeña lo terreno ni lo desprecia, como hace Lope.
Ambos textos se pronuncian ante la irrupción de lo inexplicable, del absurdo, en el mundo: una visión que puede ser real (del latín res, «cosa») o no. Pero existe una notable diferencia: Lope es un cura asustado, aunque aún tardará en vestir sotana, pero Shakespeare no se asusta. Ambos se maravillan, pero Shakespeare se maravilla de todo y siente curiosidad también por lo terrestre y lo material: en la actitud de Shakespeare está implícito el progreso científico, el empirismo y el estudio de la naturaleza por Newton. En la actitud de Lope, sin embargo, el atraso y la beatería española fomentada por la ignorancia católica del mundo y la represión inquisitorial.
Las meditaciones que hace Tirsi luego poseen también otras curiosas similitudes con el drama de Shakespeare, tantas (el planteamiento del posible suicidio -ser o no ser-, la muerte de Ofelia en un curso de agua…), que me hacen sospechar si Shakespeare pudo haber conocido el texto de Lope o ambos tenían una fuente común; pero creo que las semejanzas son más bien fruto del espíritu de la época. Y los personajes del manierismo dudan por igual de su propia mente, como hará poco después el ilustre René Descartes. Ambos eran hombres que vivían de la ficción, del teatro: es lógico que se planteasen estas cuestiones.
Así que la mente, diseñada para engañar y engañarnos y sobrevivir en un mundo cambiante es la de don Quijote: si para Calderón la vida es sueño, para Alonso Quijano es «magia», encantamiento, goetia. Las apariencias engañan, como en la Plaza de la Provincia. Peter Hadke afirma que «toda razón es arbitraria para la razón»… y lo cierto es que, como todo el mundo se pelea por tenerla, no existe. Así de claro: no existe. Buda lo sabía; y ya decía Descartes, irónicamente, que el entendimiento humano debía ser la cosa mejor repartida del mundo, puesto que todo hombre pretendía tener más que sus congéneres.
Por último quiero retraer un poema del poeta español Gregorio Silvestre (1520-1569) donde ya se encuentran prefigurados los pentámetros yámbicos del to be or not to be. Con ello solo quiero significar lo mucho que se ignoran los tesoros de nuestra tradición cultural, esa que tanto desprecian los políticos. Se titula «Confusión»:
¡Qué niebla, qué confusión! / ¿En qué Babilonia estoy? / ¿Si he de ser, si fui, si soy? / ¿Si tengo seso o razón, / o manera? / ¿Soy acaso o soy quimera? / ¿Soy cosa fantaseada / o soy un ser que no es nada, / o fuera más que no fuera? / Yo pregunto / si soy vivo o si difunto, / porque cuando miro en ello / no soy aquesto, ni aquello, / ni estotro, ni todo junto. / Ni hay que ver / si tengo o no tengo ser, / pues no soy gloria ni pena / ni cosa mala ni buena, / de pesar ni de placer. / He pensado / que soy un concepto errado, / un desastre de ventura, / un siniestro de natura, / compuesto desvarïado / de elementos. / Rüina de pensamientos, / cisma de sentidos varios, / revolución de adversarios, / furia de contrarios vientos / y aún peor. / El mismo qu’es el dolor / de mí sale y yo soy él; / él está en mí y yo estó en él / por una regla de amor / señalada; / no es mi vida atormentada / de desdichas de fortuna, / ni tienen fuerza ninguna / si de mí no les es dada / de prestado. / Yo no siento / ni alcanza mi pensamiento / qué mal tengo, ni en qué grado, / que el andar desvarïado / confunde el entendimiento. / No es penar, / no es tormento ni es pesar, / ni morir ni enloquecer, / sino que, a mi parecer, / es más que todo a la par. / Esto he olvidado: / si el principio fue causado / (y al fin me acuerdo que sí) / de una gloria que perdí / por querer demasïado. / El cómo fue, / por la pena que pasé / y el dolor que he sostenido, / pienso que ya lo es sabido, / pero agora no lo sé. / Así estoy más que perdido, / sin saber cómo ni cuándo, / desesperado esperando / que no sea lo que ha sido. / Vengo a tanto, / que de ver cuál es y cuánto / este mi grave cuidado, / me quedo de mí espantado / cómo de mí no me espanto. / En fin, hallo / que es yerro desmenuzallo: / mejor es para mi fe / que se piense que lo sé / y que por algo lo callo. / Yo he hecho lo que he podido; / Fortuna, lo que ha querido.
Contornos
Ángel Romera
http://diariodelendriago.blogspot.com.es/
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Se atribuye al amigo «Shakes» la frase:
«La mayoría de las personas prefiere las tonterías en lugar de la sabiduría, porque las tonterías divierten mientras que la sabiduría entristece.»
Qué verdad más grande…sobre todo en las personas que tienen los «cojones imaginarios» más grandes que el cerebro.
También hablaba el literato de la desconfianza entre unos y otros, como principal enemigo del acuerdo. Y el foreo de MCR tiene ahí uno de sus principales pecados. Sobre todo hacia los que queremos avanzar en lo social y nos injurian y calumnian con sus «truenos huecos» diciendo que somos «ilusiones ópticas terroristas bolivarianas»…, creyendo en su propia locura que son lo suficientemente buenos para darnos lecciones a los demás.
La realidad es que los españoles sabemos lo que somos, pero aún no sabemos lo que podemos llegar a ser porque no nos dejan.
Qué fácil es escribir usando los textos de este genio…
De acuerdo contigo pero, ¿injuriar y calumniar a un alias? No desvaríes a menos que pienses que se insulta a la nada.
Da igual. Piensa lo que quieras. Tú mismo.
Erudición como siempre Romera.
Qué historia más grande la de nuestra literatura Dios mío!! (Dirían un poco más al sur).
Pero admíteme unas PRECISIONES históricas.
La represión ideológica estaba también muy extendida en el resto de Europa, la católica, y la protestante (a Miguel Servet le asesinaron los calvinistas).
Por citar, la Inglaterra de Isabel I era un estado policial protestante, donde se sospechaba y perseguía a los «renunciantes», es decir, a los que renunciaban a su vieja Fe católica para acogerse a la anglicana.
Eran una especie de conversos (aquí sospechosos de judaizar allí de catolizar). La familia de Shakespeare era renunciante, su padre Shakespeare fue multado por rechazar la liturgia anglicana, y su hija Suzsana fue señalada como católica. Tuvo matrimonio católico (porque el sacerdote que los casó lo era en clandestinidad y fue denunciado por ello) e incluso se afirma por parte del clero anglicano que Shakespeare murió como un papista.
La represión política y religiosa del momento bien pudieron hacer que dos genios literarios, vivieran y escribieran influidos por esta represión.
Católico fue Lope pero se le cuentan numerosas amantes e hijos ilegítimos. Era un libertino, y atormentado por ello, se hizo cura.
Anglicano Shakespeare, pero parece que estuvo casado toda la vida con la misma mujer y no se le conocen otras relaciones. Era un «católico» convencional, precisamente por respeto quizás, a la Fe que en secreto vivía pese a la persecución isabelina (hija del polígamo y caprichoso Enrique VIII).
Cómicamente, en términos morales, frente a lo que se podría suponer, el español vivió como un protestante, y el inglés como un católico.
Por lo que preciso al erudito Ángel Romera. Las cosas no son como parecen. Y menos en HISTORIA.
Permíteme que te corrija… Shakespeare, según lo más admitido hoy, era bisexual. Así se colige de bastantes de sus sonetos, en el modo en que se podía decir entonces. No de todo, como ese católico Miguel Ángel, que lo deja caer más frescamente en sus sonetos, y que, pese a haber pintado la Capilla Sixtina, parece que tenía inclinaciones evangélicas.
Y tan bisexual como el Conde de Villamediana o el cura (usted perdone) y poeta del siglo XVIII José Iglesias de la Casa.
Angel, tocayo, de un maestro como usted admito por supuesto la corrección. Por lo poco que se de la biografia de Shakespeare parece que es lo suficientemente sucinta y oscura, que algunos hasta se atreven a decir que en realidad no existió nunca.
Algo parecido se oyo decir de Cervantes, no lo creo, pero tu sabras corregirme.
En terminos historicos los cambios de mentalidad culturales de hacen muy lentamente. Por supuesto que la homosexualidad era comun en gente de religion, la verdad es que existio siempre. Y la homosexualidad tenia que ser reprimida en aquellos momentos, porque en la moral del pueblo «cristiano», luterano o catolico, era homofoba.
Lo que he querido precisar, sin desmerecer su excepcional artículo, es que creo, humildememte se lo digo porque le respeto (ya el uso del nombre autentico lo merece), que hablar de la represion de Lope de Vega, que siempre fue un libertino, porque era catolico, estaba de mas, o simplemente no es cierta.
En la discrepancia, si cabe, mi respeto y admiración por usted no decaen. Se incremente, porque de usted, se puede aprender.
Usted esta haciendo una gran labor a favor el recuerdi de los autores olvidados y geniales de nuestra genial literatura. Es usted por ello, erudito y, maestro porque ilumina nuestra ignorancia acerca de ellos.
Dios le conserve a usted muchos años.
Para mi y para el Papa, la homosexualidad no es pecado, y personalmente por experiencia en tener amigos que lo son autenticamente, tampoco una enfermedad.
Vicios? De todos los sabores y colores.
Cosa más rancia de «oficio» has hecho. Cojones! Ni en el Cuartel de Ciudad Real escribían así al Teniente Coronel en los sesenta…que estamos en 2016…actualiza tu verborrea.
Así es que «la homosexualidad era común en gente de religión»… lo de ERA no es un tiempo erróneo? Yo creo que el tiempo verbal mejor sería ES.
Muchos animales machos de los zoológicos se terminan «apañando entre ellos» cuando no hay otra cosa a mano…A ver si cambiáis ya la mentalidad y dejáis que los curas se casen con quien quieran. Así no habrá los problemas que hay ahora mismo con esos 6.000 casos de pederastia confirmados y abonados en machacantes por las diferentes diócesis mundiales para no ir a juicio.
Por cierto, matiza con lo de la moral. Porque siempre ha sido la «moral pública». En privado la «puerta de atrás» o la «tijerita» han funcionado desde que el mundo es mundo.
La represión ha sido contra el reconocimiento público de algo que, por natural, debería ser normal. Cada cual echa la moneda en la ranura que quiere. Lo dicen todos los estudios: de cada 11 individuos/as, uno/a tiene atracción por el mismo sexo.
«Antes que nada ser verídico para contigo mismo. Y así, tan cierto como que la noche sigue al día, hallarás que no puedes mentir a nadie.» (Hamlet)
Ya tuvo que llegar el Inquisidor Mayor del Foro a fijar lo politicamente correcto.
Empiece por mi, señor Inquisidor, soy heterosexual y tambien estoy lleno de vicio, blancas, negras, amarillas, me gustan todas y en primavera y con destape, peco de pensamiento a todas horas, y de obra, no, porque no me dejan.
No soy homosexual, pero tambien me consume el vicio!!!!
Pero no me traslades a mi prácticas en las que crees con vehemencia. No te critico lo que dices, opino sobre tu rancia forma de escribir. O, también te molesta que el resto del mundo opine…
Inquisidor según la Wiki:
Inquisidor (del latín inquirere < quaerere, "buscar", aquel que "busca" o "inquiere") era la denominación de los presbíteros que se designaban a cada uno de los tres juzgados de la Inquisición, un tribunal y organización creada para extirpar la herejía religiosa, la heterodoxia ideológica y otros asuntos rechazados por la Iglesia católica mediante la censura o expurgo (libros, comedias etc.), el castigo jurídico (multa, confiscación, sambenito) o la ejecución por la hoguera (reos rebeldes), en efigie (reos huidos o desaparecidos), por la horca (reos de condición humilde reconciliados) o por el hacha (reos de elevada condición social).
De verdad que yo no creo que eso coincida con mi perfil…¿Y tú, te ves?
Recuerda amiguete: “Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras.” También una buena frase del genio. Cuida tus adjetivos, sobre todo cuando hiperbolizas todo lo que no te gusta…y no es una certeza mía…
Hobbes, no voy a entrar.
Deberias antes rectificar muchas cosas, y nunca lo haras.
Porque con la secta no es posible mantener ningun tipo de dialectica.
En vez de citar frases acertadas VIVELAS.
Un erudito del Barroco español, del que Nietzsche dijo: «Europa no ha producido nada más fino ni más complicado en materia de sutileza moral», el jesuita BALTASAR GRACÍAN, que vivió no como protestante, sino como protestón, pues fue duramente perseguido dentro de su propia orden, los jesuítas, decía magistralmente, conociendo el temperamento español:
«Todo lo que realmente nos pertenece es el tiempo; incluso el que no tiene nada más, lo posee.»
Y esto otro, que por supuesto hago extensible a todo el FORO:
«No te pongas en el lado malo de un argumento simplemente porque tu oponente se ha puesto en el lado correcto.»
Y esto que añado,
Las cosas no son como parecen, y mucho menos como nos gustaría que fueran. Aceptarlas tal cual son, dan como fruto la paz y evitan por tanto, el error. Todo acepta matices, pero los matices no representan un todo. No dañemos la perla de la certeza.
Si la Verdad en la realidad puede bien repartirse, o perderse o simplemente no existir.
Aceptemos la verdad más pordiosera, más humilde y más despreciada, la CERTEZA, para que al menos el intelecto y el alma se calmen. La calma y quietud no son mociones desnortadas de la verdad que se esconde bajo las tejas.