Jesús Millán Muñoz.- 0. ¿Cuánta realidad somos capaces de captar y de soportar? ¿Cuánta verdad somos capaces de soportar y aguantar y aceptar? ¿Tanto realidad-verdad interna, de nosotros mismos, de los cercanos, de los lejanos, de la sociedad…? ¿Nos autoengañamos, entre que no sabemos suficientes conceptos para interpretar la realidad, entre que no conocemos suficientes datos y hechos, y al final, no aceptamos toda la realidad-verdad? ¿Y de aquí provienen multitud de errores?
1. Esta pregunta nos la hizo Nietzsche, y creo que es vigente para todos los tiempos y épocas y sociedades y culturas e individuos… ¿Cuánto uno es capaz de ver y mirarse en el espejo?
¿Se dirá que depende si uno tiene conciencia lasa o escrupulosa o correcta, depende cuánto uno conozca de conceptos e ideas sobre el tema en cuestión, depende de cuánto esa persona tenga de datos y hechos sobre esa realidad, depende también de los intereses-fines, y desde luego de las pasiones-pulsiones-libidos-emociones sobre esa cuestión, y desde luego de las vivencias-experiencias, y al final, siempre de las emociones-sentimientos? ¿En definitiva al final, lo que seamos capaces de soportar y ver y aceptar de la realidad o de la verdad más cercana a la realidad, es un combinado del mundo racional e irracional, combinado que tenemos o disponemos…?
¿Así puede ser que a lo blanco pensemos que es blanquísimo, pero solo es blanco, que lo blanco es gris o que lo blanco es verde o que lo blanco es negro? ¿O al revés que lo negro es gris o es negrísimo y solo es negro o es azul o verde o incluso blanco…?
¿Y esto aplicado al individuo, a cualquier individuo en cualquier colectivo o entidad jurídico social, a cualquier colectivo-grupo-entidad, a cualquier sociedad-cultura…?
2. Todo escritor tiene la obligación por serlo, sea de primera o de quinta categoría, de seguir unas normas, primero observar, segundo formarse en nuevos conceptos e ideas, tercero, intentar pensar-meditar-reflexionar sobre la realidad, combinando hechos y datos y conceptos e ideas… Por tanto todo escribidor-escritor-escribiente de artículos tiene la obligación de intentar ser lo más objetivo-racional posible. Pero eso no quiere decir que lo consiga, pero debe intentarlo. Esto le obliga a seleccionar-escoger-tratar temas o cuestiones que quizás personalmente no le gustan o no le agradan, pero que quizás sea necesaria la reflexión sobre ese tema. Uno, uno de esas cuestiones es ésta. Porque además se diga lo que se diga siempre será o estará mal y será inadecuado diga lo que diga… Al final, uno es consciente, después de tantas experiencias, que en la vida y en la escritura digas lo que digas, no se entiende en el matiz que lo estás expresando, y digas lo que digas, unos tendrán unas razones para no estar de acuerdo o estarlo…
¿Cuánta verdad o verdad-realidad está usted o yo o el otro dispuesto a aceptar de su propia realidad, de sí mismo? ¿Cuánta de los más cercanos? ¿Cuánta de los lejanos-sociedad…? ¿Cuánta, dónde, cómo, de qué, en qué y en qué combinaciones…?
¿Se ha planteado usted que quizás el punto de vista que tiene sobre esa cuestión o sobre la otra, o sobre si mismo o sobre otro o el otro es incorrecto, está desviado, no es totalmente real…? ¿Nos movemos al pensar o aceptar un concepto en ideas o datos o hechos por el mundo irracional, es decir, esa mezcla de pasiones, deseos, emociones, sentimientos, o estos los combinamos con conceptos, hechos, datos, realidades fehacientes del mundo racional…?
¿Quizás el negro no es tan negro, ni el blanco no es tan blanco…?
¿Ha pensado que esa persona, a la que usted alaba o adora incluso, quizás no se comporta igual con otra u otras personas…? ¿Quizás usted no sería capaz de soportar lo que esa otra persona ha soportado, quizás usted bajo ningún concepto sería capaz que sus descendientes aguantasen y soportasen lo que esa persona está aguantando y soportando y sufriendo, y encima usted y para usted es la persona mala y que no merece, si pudiese ni vivir-existir…?
¿Esto que parece que no tiene importancia es esencial, incluso en el mundo de la ética y de la moral, en el mundo de la personalidad y de los afectos, en el mundo de la sociedad, en el mundo de la sociopolítica, en cualquier mundo o ámbito humano…?
¿No estamos hablando de esas conversiones radicales, sean del tipo que sean, sean de tipo cultural o ideológico o religioso o afectivo o sentimental…? ¿Estamos hablando si somos capaces de poco a poco plantearnos que quizás, sobre tal o cual tema, no tengamos los suficientes datos, los suficientes conceptos, el suficiente pensamiento correcto…? ¿O sobre tal o cual persona, o sistema ideológico o partido político o ideología o cultura o sociedad o entidad social o colectivo o…?
¿Pensamos lo que sentimos o sentimos lo que pensamos, pensamos lo que deseamos, o deseamos lo que pensamos, pensamos según las emociones, o según las emociones pensamos…? ¿No podemos negar que estemos formados por un continente del mundo racional y un continente del mundo irracional, cómo encontrar el equilibrio-armonía entre estos dos mundos…? ¿Dentro de nosotros mismos, fuera de nosotros mismos…?
¿La respuesta que damos se adelanta unos microsegundos, al pensamiento-razonamiento de esa respuesta, es decir, la respuesta que damos vivencial-existencial-emocionalmente es anterior unos milisegundos a la respuesta que después pensamos-conceptualizamos…?
3. Para concluir, lamento decirle, que la realidad es dura, y las palabras deben ser abstractas y precisas, en espejo para que usted tome lo que quiera o lo que pueda, son temas duros, y son temas, difíciles de soportar. Son temas que se pueden aplicar o materializar en miles de formas y maneras. Son temas que en definitiva, creo que en esto, no en otras cosas, pero si creo que en esto Nietzsche llevaba razón, ¿cuánta verdad está usted dispuesto a soportar, o cuánta verdad de la realidad o cuánta realidad estaría usted dispuesto a aguantar y soportar…? ¿De usted mismo, de los cercanos, de los medio lejanos, de los lejanos…? ¿O dicho de otro modo cuánto engaño o autoengaño o mentira o automentira o error o medio error o autoerror o heteroerror soporta o está dispuesto a soportar o aguantar…? ¡Nadie se rasgue las vestiduras, ni el chándal…! ¿Vemos la paja en el ojo del otro y no la viga de hierro en el nuestro, hacemos soportar al otro una tonelada de titanio y nosotros no somos capaces de soportar un kilo de arena?
¿Vemos en el otro los kilos demás que tienen, pero no vemos en nosotros los whiskys demás que nos hemos engullido?
Estupendo artículo.
Lo que usted dice es muy aplicable a la actualidad en dos ámbitos, en el de los informativos y en el de la Historia.
La perversión moral de muchos medios y personas es silenciar esos aspectos del presente y pasado que comprometen sus ideas o sus creencias.
Como si el silencio fuera la mejor goma de borrar lo que es o fue real.
Es misión y tarea del cronista o analista, denunciar aquello que se silencia con esa perversión moral que desacredita totalmente a quien quiere crear opinión.
El tema del Quijote: si es posible encontrar el ideal e la realidad o, de otra forma, si la ficción supera a la realidad o la realidad a la ficción. Esto es, que las cosas no son lo que parecen o no parecen lo que son, porque, si lo fueran, no existiría la imaginación ni por tanto la literatura. Es el tema de todas las novelas, porque todas las novelas reescriben el Quijote: sin mentiras ni secretos sería imposible narrar nada, ni siquiera un chiste. Los personajes (Don Quijote, Sancho) se mienten a sí mismos y el narrador nos miente a nosotros y nosotros nos mentimos creyendo que sabremos cómo terminará la novela. Y las novelas no terminan nunca; la vida humana, sí. Como la vida de don Quijote. La ficción es interminable, ni comienza ni acaba, pero la verdad de nuestra propia muerte, de nuestra finitud, que Don Quijote jamás podrá derrotar, se impone.