El director general de Juventud y Deportes, Juan Ramón Amores, ha asistido hoy a la Farinato Race Cervantina que ha tenido lugar en Madrid y que se encuadra dentro de la programación de actividades que se desarrollarán con motivo del IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, una actividad que cumple con el ideal quijotesco de ayudar al otro en la consecución de unos ideales y con el esfuerzo personal en el logro de un reto.
Tras la presentación del acuerdo de las actividades del IV Centenario esta carrera ha pasado de ‘Farinato Race’ a denominarse desde hoy ‘Farinato Race Cervantina’. Durante este año, Castilla-La Mancha estará representada en las ciudades más importantes de España, en carreras como Madrid, Barcelona, Valencia y hasta otras 10 ciudades e incluso en una carrera en Oporto (Portugal).
Este año es el primero en el que la región cuente con una carrera propia dentro del circuito en el mes de noviembre. Además, en cada carrera del circuito se visualizará el lema cervantino ‘Cada uno es artífice de su propia aventura’. Además, cada 500 metros y en cada uno de los obstáculos que se encuentren los corredores, se colocarán unos hitos que incorporarán citas de Cervantes, frecuencia que quiere servir de estímulo y ánimo a los corredores a lo largo de la prueba.
Asimismo, se incluye la celebración de una prueba infantil con un carácter solidario, en la que el importe íntegro de las inscripciones será destinado al Proyecto ‘Patrocina Un Deportista’, “mediante el cual cinco atletas siendo, al menos uno de ellos, una mujer, tendrán la posibilidad de cumplir el sueño de poder participar en los próximos Juegos de Río de Janeiro 2016”.
El Farinato Cervantino
El Farinato Cervantino tiene su origen en el Farinato de Hierro, primera prueba de estas características que se celebró en Ciudad Rodrigo (Salamanca), en 2013 y en la que los atletas son sometidos a una serie de pruebas de fuerza, resistencia, templanza y equilibrio personal. Las dos primeras ediciones se desarrollaron en el casco histórico de la localidad de Ciudad Rodrigo, y, a partir de entonces, el circuito de la prueba se extendió por ciudades de toda España, con el apoyo de entidades que posibilitaron su articulación, con una afluencia de participantes y seguidores creciente y multitudinaria.