El viceconsejero de Administración Local y Coordinación Administrativa, Fernando Mora, ha resaltado hoy que el esfuerzo del Ejecutivo regional por superar totalmente la crisis económica de los últimos años hay que hacerlo con ilusión y contando con elementos esenciales, entre los que destacará, un nuevo Estatuto de Autonomía, que estará caracterizado por ser, más que nunca, “de la ciudadanía y para la ciudadanía”.
Mora ha presentado en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) el libro ‘Derecho Público de Castilla-La Mancha’, en homenaje al profesor y magistrado Luis Ortega Álvarez, un acto en el que también ha participado la vicerrectora de Internacionalización y Formación Permanente de la UCLM, Fátima Guadamillas.
El nuevo Estatuto de Autonomía, “que habrá que retomar más temprano que tarde”, no tendrá nada que ver con el de 2007, ha señalado Mora, ya que esta Comunidad Autónoma “no tiene nada que ver con la de antes de la crisis”.
Una Comunidad Autónoma, ha recordado el vicenconsejero de Administración Local y Coordinación Administrativa, que para intentar dar una solución a la cuestión territorial en España tuvo la fortuna de constituirse y que, en los inicios, tenía que justificarse. Para Mora, Castilla-La Mancha se justificaba y se justifica por la “prestación adecuada de los servicios públicos eficaz, eficiente y cercana”.
Después de más 30 años se puede afirmar, ha indicado Mora, que tuvo que haber autonomía para que hubiera agua o luz en todas las viviendas de la región o para que existiera la Universidad de Castilla-La Mancha, por eso, ha resaltado, “hay que sentirse orgullosos de lo que el invento de esta Comunidad Autónoma nos ha deparado”.
Por último, ha reconocido que las circunstancias son complicadas por la “crisis absoluta” que se ha extendido como una mancha de aceite por España y por todo el mundo y, por eso, “hay que recomponerlo todo, también la Comunidad Autónoma”.
No me lo creo. Para que sea DE la ciudadanía se deberían poder proponer leyes autonómicas recogiendo un numero determinado de firmas de los castellano manchegos; y que esas propuestas fueran sometidas a referéndum, asumiendo el resultado que diera la ciudadanía, para que no pudieran ser bloqueadas o alteradas al gusto y capricho de los partidos políticos.