LMSS.- Desde la construcción en 1951 de una de sus obras más importantes, el Instituto Laboral de Daimiel, hasta otra que proyecta pero que no construye en 1992, el edificio de la Confederación Hidrográfica del Guadiana que, por distinta circunstancias administrativas finalmente no realizó. 38 proyectos fueron los que desarrolló Miguel Fisac en la provincia de Ciudad Real. Una extensa obra que el también arquitecto Diego Peris ha repasado en una conferencia titulada «Fisac en Ciudad Real» celebrada esta tarde en el Museo López Villaseñor de la capital.
El recorrido por la trayectoria de Fisac que ha realizado Diego Peris ha abarcado edificios de equipamiento, institutos, la Casa de Cultura de Ciudad Real y otros edificios que «suponen una aportación significativa a la arquitectura de la provincia».
Un segundo aspecto importante de su obra, matizaba Peris, son las viviendas que realiza a través de distintos proyectos. Desde una vivienda popular en Daimiel hasta los bloques de piso del barrio de La Granja.
Por último, ha destacado «una parte muy poco conocida» de obra de Miguel Fisac: sus proyectos de restauración, como los realizados en la torre del Convento de la Asunción, en Almagro, o las actuaciones en Calatrava la Vieja y Calatrava la Nueva, que supusieron aportaciones importantes hace casi medio siglo.
Peris ha diferenciado tres etapas «muy marcadas» en la obra de Fisac: la inicial, caracterizada por la de definición de espacios; una segunda en la que emplea las conocidas como vigas hueso; y una tercera en la que se empeña en lo que llamaba encofrados flexibles, estructuras de hormigón elaboradas con plásticos y otros elementos «que conforman una imagen exterior fuerte».
La cultura de Ciudad Real cabía en 800 metros cuadrados
Respecto al edificio de la Casa de la Cultura, ubicado junto a los Jardines del Prado de Ciudad Real, comentaba que se ha ido deteriorando por el uso que se le ha dado. En la época de su construcción, señalaba, todas las necesidades culturales de Ciudad Real cabían en 800 metros cuadrados. De la infraestructura destacaba la calidad arquitectónica de su interior. El vestíbulo, el salón de actos, la sala de exposiciones, son espacios que tienen una belleza «que merecería la pena volver a disfrutar» en Ciudad Real.
Lamentable que demolieran su «Pagoda». Lamentable también la marginación a que lo sometió el Opus Dei: tras haberlo entronizado, lo destruyó. Y lamentable que no se conozca su obra literaria, con textos como «Mi estética es mi ética» (C. Real, Museo de Ciudad Real, 1982), «Reflexiones sobre mi muerte» (Madrid: Nueva Utopía, 2000), y «Carta a mis sobrinos» (Ciudad Real: Lampreave y Millán ed., 2007)