Jesús Millán Muñoz.- 0. Hay temas que son muy difíciles de tratar, pero es mi pequeña responsabilidad como escritor y como escritor de artículos tratar multitud de temas, que incluso personalmente no me gustan. Uno de ellos, es la universalidad de la muerte, al menos hasta ahora, a todo individuo de toda especie viva existente, animal o vegetal… Por consecuencia, parece que debemos reflexionar sobre el morir, la muerte, la buena muerte, el buen morir.
1. Diríamos que han existido dos épocas culturales en este tema, durante siglos o milenios, el bien morir, era prepararse para intentar ir al Lado Bueno de la Eternidad, es decir, al Paraíso, y en una segunda etapa o época, que es la que vivimos, es intentar morir sin sufrimientos, sin desesperación, sin grandes angustias y penas… Quizás, deberíamos pensar en intentar integrar ese doble objetivo, en la medida de lo posible reconciliarte contigo mismo y si crees que existe el Ser Supremo armonizarte con el Ser Supremo y con los hombres, próximos y lejanos, y por tanto, ir con una actitud y aptitud de bondad hacia el Futuro después de este presente-futuro, y al mismo tiempo con los desarrollos biomédicos actuales, no sufrir lo innecesario. No estamos aquí hablando de adelantar el viaje, sino de la preparación hacia el bien morir…
– Por tanto, tendríamos que analizar que al menos a una determinada edad, no sé cual, digamos cincuenta o sesenta años, como casi toda la sociedad del barroco en Hispania, sabían que la muerte estaba cerca, podría tardar un año o diez o veinte, pero que ya había que empezar a enderezar los negocios, tanto de la tierra, tanto los del Cielo en la tierra… Por lo cual, había que hacer una especie de confesión general, arrepentimiento, y en la medida de lo posible subsanar los errores cometidos. Y poner todas las cosas de la tierra en orden, rellenar los papeles de forma adecuada para herederos y los que sobrevivan…
Pero quizás esta aptitud y actitudes en las cuales se combinaba lo terreno y terráqueo con lo sobrenatural y lo metafísico es una aptitud y actitud que de alguna forma se ha perdido en una parte importante de la población…
– Quizás, la mejor preparación para el bien morir y la buena muerte, es haber vivido una buena vida y un buen vivir. Cada uno en su situación, circunstancias, estado de vida haber llevado y cumplido con los deberes y derechos legales y morales que a cada uno le corresponden. Y desde ese ahí, esperar la muerte, nunca adelantarla, pero no adelantarla de ningún modo, ni de forma material y eficiente, pero tampoco adelantarla indirectamente con malas costumbres, malos hábitos, malos hechos, malas pasiones…
De ese modo si se lleva un buen vivir adecuado en todos los parámetros y baremos y vectores de la realidad… entonces morirás con más tranquilidad, porque habrás vivido con más sosiego y tranquilidad.
No hay que marcharse a ninguna isla especial, ni aceptar ninguna ideología o filosofía especial, sino el vivir cotidiano normal, que un nivel ético y moral suficiente, cada uno según sus circunstancias, profesión, estado de vida, etc. Si has llevado una vida buena moralmente y digna y honesta, si existe un Ser Superior y una Eternidad Superior, no debes temer, si no existe nada de Nada después, pues habrás vivido en esta existencia de forma correcta y adecuada… no habrás dejado mucha negrura en esta existencia, para los demás y los descendientes, sean directos o indirectos, es decir, de tu sangre o del resto de la sociedad-humanidad…
– En las filosofías-ideologías-metafísicas-religiones orientales, védicas y budistas y jaimistas, como existe la metempsicosis-transmigración, entonces la muerte es un paso más, porque creen que se reencarnarán en otro ser vivo. Pero en las filosofías-ideologías occidentales con la muerte termina la vida del individuo en esta tierra, jamás volverá a esta tierra, y después se abren dos posibilidades, con todos los matices que se quieran, los que creen que existe Otro Mundo, y en ese Mundo hay dos Lados, uno Bueno y otro Malo, y los que creen que no existe Otro Mundo…
Por consecuencia en la concepción occidental, la muerte es más muerte, que en la concepción oriental que la muerte es un paso a otra forma de vivir y existir, en un ciclo que puede durar miles o docenas de miles de años…
– Como consuelo, siguiendo el argumento de Unamuno, de algún modo los hijos son los que nos eternizan de alguna manera, los que nos dan la eternidad en este mundo…
Es obvio que no todo el mundo tiene hijos o hijas, pero si todo el mundo durante su vida, larga o corta ha dejado muchos actos, muchas acciones, muchos deseos, muchas palabras, muchas emociones, muchos sentimientos… De alguna manera o forma, esas acciones y esos actos, de distintos modos y maneras perduran en el resto de los seres humanos, aunque sea livianamente, quizás otras veces, no tan livianamente. Se podrían poner ejemplos, pero piénselo ustedes, “quizás un buen gesto o una buena palabra tenga más y mejores consecuencias de las que pensamos…”.
– No nos engañemos, la inmensa mayoría de la población, incluso definiéndose atea o agnóstica, en los últimos meses o semanas de existencia, si son conscientes de ello, se acercan al misterio de la eternidad, y reclaman y piden que se acerque alguna persona de algún rango eclesiástico según la religión a la que pertenezca…
No podemos decir que todo sea temor o miedo, o que todo sea jugar a los dos naipes de la baraja, o solo sea la solución Pascal-Unamuno sobre Dios y la eternidad y la moralidad, sino que quizás de alguna manera, en esas semanas últimas, quizás veamos nuestra vida y la existencia en general con más claridad…, sin negar el temor, sin negar el jugar a bolas blancas y bolas azules, sin negar otras realidades personales y generales a todos los individuos…
– La muerte en cierto modo se oculta en la sociedad actual. Ese es el mito o frase o idea general. No estoy tan de acuerdo, lo que sucede es que hace unas décadas cada familia tenía más de cinco hijos y era fácil, que en el transcurrir de la existencia algún hijo o hija falleciese en la juventud o niñez. Por tanto, la muerte estaba más cercana, igual que la decrepitud, ya que abuelos convivían con las generaciones más jóvenes…
Por un lado, a veces, se da una especie de antagonismo o una paradoja o una contradicción, se teme en excesivo a la muerte, pero por otro lado, se hacen actividades que dicho de forma suave, llaman a la muerte. Pondremos un ejemplo, cuántas personas no llevan el cinturón de seguridad en los vehículos, es decir, un motivo claro para evitar accidentes mortales o que crean enfermedades crónicas…
– Por otro lado, como diría Espartaco en su famosa película, “para un esclavo es más difícil vivir que morir…”. De alguna manera esta idea también es real, la vida para millones de personas es muy compleja, por decirlo de una forma abstracta y suave y general, la vida-existencia humana es o la hacemos entre todos demasiada compleja, quizás por un lado, por las razones de libertad y libre voluntad que tenemos, quizás debido por otro lado, a todos los resortes de la naturaleza natural y naturaleza social que no somos capaces de controlar, conocer y que por tanto nos superan, desde un seísmo a una epidemia, a una crisis económica, a un conflicto armado, a un volcán, etc.
– Como todo tema o cuestión de enorme importancia para el ser humano, y la muerte es uno de ellos, yo le daría dos ideas o sugerencias o consejos, no adelante voluntariamente, por ningún motivo su propia muerte, en segundo lugar, viva de forma digna y honesta, y si es posible, de forma moral y ética correcta y adecuada. Y creo que si sigue estas dos máximas, que no me las he inventado y descubierto yo, sino que vienen desde los griegos, los antiguos imperios mediterráneos, pasando por la edad media, se habrá evitado muchos problemas a usted mismo, y habrá evitado muchos problemas a los demás. Aunque usted no sea consciente de ello. Siga y recuerde el refrán “el que no vale cuánto enreda”, es decir, la personas bondadosa evita muchos problemas, y la persona no bondadosa crea muchos problemas y angustias y penas en los demás…
3. Para concluir yo plantearía que quizás hay que vivir mejor, para morir mejor, es decir, vivir mejor moral y éticamente, para de ese modo morir mejor moral y éticamente… ¿O no, o sí…? Siempre, en otros tiempos, se hacía la siguiente pregunta, en las tandas de ejercicios morales y espirituales… ¿Si usted supiese que iba a morir esta tarde que haría o cómo viviría estas horas…? ¿Y si supiese que iba a morir dentro de diez o treinta días…? ¿La vida es una larga carrera con una meta no evidente? ¿O “la vida es una mala noche en una mala posada”, decía Teresa de Ahumada o Teresa de Jesús, cómo ustedes quieran denominarla?