Fermín Gassol Peco.- La verdad es que eso de escribir sobre uno mismo ni me gusta, ni está bien. Sin embargo por una vez y sin que sirva de precedente hoy lo hago como un acto de “caridad”pensando en el mañana, cuando las neuronas que mueven mi cerebro no se encuentran tan activas como ahora. Así podré recordar dentro de unos años cuál fue el proceso que seguía para “escribir un cuadro” o “pintar un artículo”, que las dos ideas valen; estas frases tan escuetas me lo recordarán más fácilmente.
Como en cualquier obra, lo primero que ha de surgir es el motivo, la idea o el hecho que se quiere llegar a plasmar; después viene imaginar el “colorido” que deseo trasmitir, trazando las pinceladas fundamentales para acabar rellenando y dando forma de manera paulatina a ese esbozo. Sucede muy a menudo que teniendo el cuadro escrito a medias, aparecen otras figuras oportunas que realzan, sustituyen a las ya expuestas y redondean el contenido.
No suelo “escribir un cuadro” de una tacada, salvo en raras ocasiones y cuando el tema elegido no es extenso y está muy definido; lejos de eso retoco varias veces lo “dibujado”. Normalmente descargo sobre la pantalla del ordenador una parte de la idea central como si de un grueso trazo se tratara y ahí lo dejo. Pasado un tiempo vuelvo a leer lo plasmado y sobre ese trazo prosigo con otros… y así sucesivamente hasta llegar al final que es la parte más difícil y que más veces modifico.
Pasado un tiempo “leo” de nuevo el cuadro, retoco el artículo con el “pincel” de la tecla limando las imperfecciones o desviaciones en la expresión de la idea o borrando algún elemento que ha quedado como extraño o desequilibrante. A la mañana siguiente, temprano, que es el momento en que la mente está más descansada, vuelvo a “leer el cuadro” y es cuando vuelven a aparecer otras incorrecciones menos apreciables que no había descubierto el día anterior. Es entonces cuando acabo de “escribir el cuadro” o “pintar el artículo”. En el caso de este mismo, lo comencé a escribir ayer después de comer y esta misma mañana lo he terminado de “pintar”. Espero y deseo que les haya resultado algo medianamente curioso.
El viejo dicho horaciano, fijaba «Ut pictura poesis». Pues eso.
Nihil novum sub sole…y en mi caso a años luz también.
Fermín, me he encontrado un par de «tonos de pintura» hoy viendo la prensa. Te los dejo por si te valen para retocar alguna de tus obras:
«Tenemos una sociedad civil mucho más potente y articulada de lo que cabía pensar», sostienen los economistas Rafael Myro, José Luis García Delgado y Juan José Dolado; los politólogos Fernando Vallespín y Carol Galais, el antropólogo Carles Feixa, el sociólogo Pau Mari Klose y el psicólogo social Enric Pol. En sus análisis, asoma continuamente la idea de que la sociedad española está por encima de sus políticos: que es más capaz, más dinámica y creativa, más habilitada para la superación y el cambio.»
El 52% de los españoles estima haber descendido de clase social. Surge la figura del ‘consumidor ahogado’. Un 35% apenas pone la calefacción. Sin embargo, este tipo de consumidor es menos materialista, más austero, más solidario, más empático ante el sufrimiento ajeno y muy exigente con el funcionamiento de las empresas.
Esto te da para «repintar» el Guernica. Y está calentito en El País de hoy. Donde se nos cuenta cómo la UE ha dado la espalda a seres humanos que llevan 5 años huyendo de la guerra.
Me quedo con eso de que los españoles «somos más empáticos ante el sufrimiento ajeno». Lo que me demuestra que nuestros políticos son «de otro mundo».
Feliz lunes, si es que los lunes pueden serlo…sobre todo para los que «están al sol».