Hace medio año quedaba formalmente reconocida, también conforme a los cánones de la Iglesia, la Hermandad de San Blas de Argamasilla de Calatrava. Y este miércoles, 3 de febrero, día de su titular, el nuevo colectivo se ponía de largo en el marco de los actos lúdicos y religiosos desarrollados en torno al barrio rabanero del que es benefactor el también considerado patrón de los laringólogos y las enfermedades de garganta.
Un patronazgo muy acorde a las temperaturas que suele regir esta fría época del año, aunque esta temporada el termómetro está siendo de lo más transigente, como bien reconocía la alcaldesa. Jacinta Monroy, junto a su teniente de alcalde Sergio Gijón, representaban al Ayuntamiento en los actos organizados por la flamante Hermandad que encabeza, en calidad de hermano mayor, Eustaquio Solís Doctor.
Las celebraciones arrancaban a las siete de la tarde en el templo parroquial de Nuestra Señora de la Visitación, donde la misa se oficiaba en su honor y, por eso, la imagen del santo mártir lucía en el altar.
De allí, a continuación, partía en populosa procesión por las calles inmediatas y en dirección al barrio que particularmente le venera durante todo el año. En ese punto, junto a las antiguas escuelas que hoy dan vida a la Universidad Popular, vecinos y amigos com-partían el calor de la hoguera de San Blas, sin olvidar aperitivos, ‘limoná’ y demás viandas cuando las brasas tomaron el relevo a las llamas.
Sergio Gijón se congratulaba por la constitución canónica de la Hermandad de San Blas de Argamasilla de Calatrava y por el hecho de recoger el testigo vecinal del fervor hacia este obispo y mártir que murió decapitado en el año 316 tras sufrir martirio por no renegar de su fe cristina.
En el plano más festivo, el teniente de alcalde, explicaba que la de este 3 de febrero “es la última celebración de invierno de la fiesta de los barrios y por eso, al igual que antes en la procesión, estamos aquí apoyando a la Hermandad, invitándola a continuar con esta tradición de tantísimos años” y que incluye también hoguera y el agasajo a los asistentes.
Gijón, como filosofía del equipo de Gobierno, entiende “vital” el mantenimiento de “nuestras tradiciones, las más antiguas y más queridas por todos los ciudadanos de Argamasilla” y de ahí que reitere el apoyo institucional a los colectivos que por ello velan.
Por su parte, Eustaquio Solís aprovechaba la celebración para explicar públicamente la constitución canónica de la Hermandad de San Blas quedó realizada una vez que “los estatutos fueron autorizados y firmados por el Obispado y ahora funcionamos como una hermandad más del pueblo”.
El objetivo del hermano mayor es que el nuevo colectivo sea “grande y fuerte” gracias al apoyo de cuantas más personas mejor y a “que todo el barrio se involucre en este proyecto, de manera que seamos la hermandad grande que merece san Blas”.
Una de las viejas aspiraciones del barrio es recuperar la impronta que en torno a su benefactor lucía de antiguo. En la plaza donde se quema la hoguera, se desea contar con la ermita que antaño allí se ubicaba en su honor y donde hoy se levantan las antiguas escuelas de las que siguen emanando el espíritu formativo de la mano de la Universidad Popular de Argamasilla de Calatrava.
Monroy Torrico, la alcaldesa, es consciente de ello y no descarta “si en algún momento pudiéramos” devolver a la susodicha plaza “lo que evidentemente en este espacio creemos que es necesario”, refiriéndose a la ermita que sirva para satisfacer el fervor que en torno a san Blas emana de no pocas moradas del barrio.
“Eso dependerá del logro de conseguir espacios nuevos para la Universidad Popular y la Educación de Adultos”, añadía la regidora, expresando que, no obstante, éste será un “proyecto a largo plazo” a “emprender poco a poco”. A su juicio, la ubicación en ese lugar de las antiguas escuelas responde a un modelo enquistado de urbanismo “de hace más de 60 años”.