El pasado miércoles accedieron a la Ermita de Alarcos saltando la valla de entrada y rompiendo el candado del portón del templo. Una vez dentro arrancaron los cajones de los lampararios para llevarse las «cuatro perras» que allí había, relata Antonio Baptista, presidente de la Hermandad de Alarcos.
«Son más los destrozos que lo que se han llevado», lamenta. También rompieron la puerta de la Sacristía. Revolvieron y tiraron cosas, como el cáliz o el copón, pero no se las llevaron, probablemente «porque no es fácil deshacerse de ellas». Posteriormente subieron al camarín pero tampoco cogieron nada de allí.
Además del dinero, apunta Baptista, se llevaron los prismáticos del guarda. No es la primera vez que roban en la ermita, ya entraron en marzo o abril del año pasado, haciendo incluso más destrozos. «Ahora han ido más directos al dinero».
Según ha explicado el presidente de la Hermandad de Alarcos existe un vigilante, que custodia el enclave pero únicamente en horario diurno.
La policía científica acudió a la ermita para tomar pruebas del suceso pero desde la Hermandad no tienen constancia de que las pesquisas hayan dado aún resultados para localizar al autor o autores de los hechos.
