Fermín Gassol Peco.- “Un sueño que sueñas solo, es sólo un sueño. Un sueño que sueñas con alguien es una realidad”. John Lennon. Dicen que soñar no cuesta nada. Cierto es que mientras soñamos no gastamos esfuerzos ni dinero, únicamente lo hacemos con el tiempo empleado como parte de nuestra existencia, tiempo que por otra parte se antoja necesario para poder seguir viviendo… y así continuar soñando, aunque bien es verdad que de una manera muy distinta.
Soñar despiertos. ¿Conocen ustedes a alguien que lo haga? Mejor que mejor pues habrán encontrado a una especie en extinción. Hacerlo hoy resulta difícil, muy difícil, porque entre la cruda y tozuda realidad y nuestra falta de interés por pensar y creer en algo ilusionadamente novedoso, nos embarcamos en hacerlo imposible, que no es lo mismo soñar que conseguir lo que otros tienen. El hombre de hoy vaga a la vez despierto y somnoliento incapaz de soñar con una realidad que lo haga existencialmente mucho más feliz.
El ser humano actualse ha convertido en una sombra incapaz de soñar despierto y por ende… de dormir soñando. Y es que hoy andamos empeñados en hacer de nuestros sueños la confirmación de lo que en realidad pretendemos: ser dueños de los momentos y situaciones;por eso no soportamos siquiera que dormidos, la realidad nos acabe sorprendiendo y escapando.
Porque los sueños tienen de común no poder ser aprehendidos ni previstos; las historias de nuestros sueños versan siempre sobre hechos imposibles de preparar, controlar y dirigir, imprevisibles e ilocalizables en el tiempo y en los lugares…de ahí que resulten ser precisamente sueños.
Nuestro subconsciente, quien sabe si también como consecuencia de nuestros deseos cautivos de la insorteable realidad, una vez liberados de ella, vaga a su capricho cual caballo desbocado, llevándonos por situaciones y escenarios tan distintos como contrarios; desde aquellos que resultan agradables y placenteros que desearíamos no acabaran nunca,hasta los que generan insoportables pesadillas que suponen otra liberación cuando despertamos… para seguir acaso en estado de somnolencia vital.
Soñar despiertos o soñar dormidos…los sueños siempre nos dan la posibilidad de escapar a lo desagradable de la existencia y penetrar en lo que resulta más gratificante… o al revés. Que como dijo Calderón de la Barca, la vida es una sombra, una ilusión, una ficción…
Al fin, los sueños resultan ser vivencias virtuales sobre unos hechos reales de los que una vez despiertos podemos disfrutar…soñando con ilusiones, que al decir de Lennon, vividas a solas nos parecen virtuales, pero compartidas se acaban convirtiendo en las experiencias más reales, hermosas y vitales.
Y es verdad que hasta la vida que queremos es sueño, y cuando sueño, tan alta vida espero, que muero cuando Luis de Guindos dice que «los mercados temen más a Cataluña que a Podemos». Y, aunque quiero, ni siquiera con el ex de Leman Brothers puedo…
Ay, el corrector…temen menos, no más, quería decir. Ahora parece que la Unidad de España, con la que muchos soñamos, se la pela al PP. Ahora el reto es evitar que se abran ventanas y salga el aire viciado del bipartidismo.
Y ellos lanzan el mensaje de que nuestro sueño de una España mejor, sólo puede ser una pesadilla si no gobierna la derecha de la Gürtel.
Ja,ja,ja…yo esta noche, ayer vi la película, he soñado con el Leman Brothers ese y demás trileros…
Fermín, vamos a tener que montar un partido. Cada día lo tengo más claro. Vamos a ser el PT. Partido de los tontos, porque el lema será: cumplamos la Constitución. Y en sueños se reirán de nosotros.
Hecho.
Me agrego. Soy un tonto de remate.
Yo no, yo ya no sueño. Es más digno estar vivo y despierto.
Qué pacificador es aceptar la realidad, y qué ilusionante es poder cambiarla desde dentro de uno mismo, ni desde arriba ni desde abajo, desde dentro.
Para luego darse cuenta, de que no todo en ella es malo, que la naturaleza también es sabia y que Dios la provee de armonía.
No un soñador más no, yo quiero vivir y no escapar de una realidad que posee más luces que sombras. Éstas desaparecen si las iluminamos con buenas obras, los pensamientos no bastan.
La vida, que es realidad, es dura pero también maravillosa.
Viva la vida, digo despierto.