Juan Francisco Rodríguez Romero. Catedrático de Ingeniería Química. Director del Instituto de Tecnología Química y Medioambiental de Ciudad Real.- El reciente informe de la UE “Boosting Open Innovation and Knowledge Transfer in the EU” de finales de 2014 señala textualmente en su párrafo de apertura que Europa se enfrenta a dos retos existenciales.
El primero de ellos es cómo crear un crecimiento sostenible a pesardel elevado nivel de sobreendeudamiento público y privado, y el segundo es como conseguir que el impacto renovador de las nuevas tecnologías punta (denominadas, Key Enabling Technologies, KET) transforme los modelos tradicionales de gestión y producción de los sectores públicos y empresariales, con prioridad, en áreas clave como las de la energía y la salud. Si pasamos directamente a las conclusiones del mencionado informe, los expertos recomiendan “aumentar el carácter emprendedor de las universidades y los organismos públicos de investigación (OPI) e integrar de forma inteligente el capital en los ecosistemas de innovación abierta 2.0”.
El informe pone un gran énfasis en la necesidad de mejorar el papel de las universidades como co-creadores y como socios interactivos en los ecosistemas de innovación. El informe resalta como importantes principales desafíos para la propia capacidad de co-creación de las universidades, el diseño de incentivos para los académicos cuando se trabaje con usuarios externos (empresas o instituciones) y la adaptación a la capacidad de absorción de conocimiento académico por parte de las empresas. Para ello, es necesario mejorar las habilidades de innovación abierta y transferencia de conocimiento, en todo el espectro, desde la ciencia hacia la industria.
Sin embargo, a pesar de que la LOU en su artículo 83 y los Estatutos de la UCLM en su artículo 110 reconocen la importancia de la mencionada transferencia y establecen las condiciones para realizarla, todavía la relación Universidad-Empresa sigue siendo una actividad poco conocida, comprendida y/o apreciada por algunos sectores de la Comunidad Universitaria.
La UCLM debe trabajar con ahínco para no quedarse fuera de ese ecosistema de innovación abierta 2.0 que proponen los expertos de la UE. En el último sexenio la integración inteligente del capital privado en la institución ha sufrido un franco retroceso: hemos pasado de una financiación procedente de contratos con empresas que superaba los 12MM € en el 2009 a unos modestos 5 MM en el 2014 (Fuente: web UCLM). Tampoco nos ha ido mejor en cuanto al aumento del carácter emprendedor de la institución,ya que no hay noticias de la creación de nuevas spin-off desde 2011, hasta la reciente creación de Sabiotec en el 2014.
Está claro que la UCLM, que es el actor principal (casi único) en materia de investigación de la Región, tiene mucho que mejorar como “co-creadores y como socios interactivos en los ecosistemas de innovación”. Es urgente reinventar los modos de relación de la UCLM con los sectores económicos públicos y privados de nuestro entorno. También es urgente revisar el modelo de gestión administrativa del art.83 para facilitarles el acceso al mismo.
Todo ello, porque cuando la UCLM realiza acciones de transferencia, lo que está haciendo es revertir a la sociedad, parte de lo que ciudadanos y empresas, están pagando con sus impuestos. Es decir, la sociedad está obteniendo un beneficio adicional cuando la Universidad pone a su disposición el conocimiento y el instrumental que tan costosamente financia. Si a esto unimos que los proyectos de investigación contratados por empresas generan un considerable número de primeras oportunidades profesionales para jóvenes talentos formados en la institución, que después son la mejor formar de trasladar el conocimiento generado a las mismas, para ayudarlas a incorporar las nuevas tecnologías punta (KET), se comprende que es urgente la necesidad de dejar de retroceder, para comenzar avanzar en la creación de un ecosistema de innovación 2.0 en la Región, en el que la UCLM juegue el papel preponderante que le corresponde.