Javier Fisac Seco.- Ante el empuje y movilización de los ciudadanos, que son algo más que gente de arriba o de abajo, una forma de dominación del imperialismo capitalista, el bipartidismo, ha sido derrotada.
La transición del nacionalcatolicismo o franquismo clerical, refugiado en el Partido Popular y las sacristías de la Cadena COPE y del Canal 13Tv, ha sido desbordada por el descontento popular de los jóvenes, parados, desahuciados, feministas, abortistas, homosexuales, nacionalistas, empresarios proletarizados…
El franquismo se ha retirado a las cavernas ideológicas del nacionalcatolicismo. Donde empezará a reorganizarse para pasar a la ofensiva. Nunca se rinden. A pesar de que el espacio político les ha quedado reducido a un 26%, dejando el resto, el 73% liberado de su imposición doctrinal y económica.
Contra la lista más votada con el 26% de apoyos electorales, se han confabulado todos estos ciudadanos irritados, indignados, arruinados, con el 73% de apoyo electoral. Esta sí es la mayoría absoluta. Esta mayoría no puede ser gobernada por la minoría del 26%, bajo ninguna maniobra de encubrimiento o enmascaramiento, potenciada e impuesta por la banca, la oligarquía especulativa, la Iglesia o el neoimperialismo.
La minoritaria clase social, 26%, residual del franquismo clerical sociológico, ha sido arrinconada por millones de electores que se han ido incorporando al censo electoral junto a los ya existentes artos de ser ignorados, expoliados y manipulados por esa minoría de consenso tradicionalista. La sociedad está sufriendo un proceso de empobrecimiento que contrasta con el escandaloso enriquecimiento de las instituciones tradicionales, banca e Iglesia, y con los nuevos teóricos del neoliberalismo.
El proceso, consecuencia de la innata codicia de estas políticas especulativas, continúa y debe ser sustituido por políticas económicas alternativas, entre las que deben recuperarse las políticas públicas de planificación indicativa, intervención, y nacionalizaciones. En torno a estas políticas deben ser movilizados los ciudadanos desde sus ayuntamientos y desde sus empresas. Para las próximas estrategias de izquierda y progreso debería tenerse en cuenta que el voto de progreso es urbano, joven y movilizable. El poder popular está en los grandes núcleos urbanos. Desde aquí podrá controlarse cualquier pacto de un gobierno de centro derecha o social.
Es necesario que las fuerzas políticas emergentes recuperen el control de la nación y del Estado para gobernar en beneficio de sus ciudadanos y sentar un precedente ejemplar para los demás países de la Unión, cuyos gobernantes han entregado la soberanía nacional al beneficio de los especuladores y financieros. Que el Estado dedique sus recursos a financiar a los especuladores en perjuicio de quienes financian los presupuestos del Estado, debe terminarse.
Bye, bye Rajoy, bye, bye Opus dei, bye, bye Francisco I, bye, bye neoliberalismo, bye, bye Merkel, bye, bye Troika…En el día de hoy, vencido y derrotado el bipartidismo, la “Transición” ha terminado. ¡Viva la IIIª República!