Crónica: Manuel Mohedano. Fotos: Vicente Luchena.- Ecologistas en Acción-Valle de Alcudia realizó el pasado domingo una ruta senderista por la ribera del Río Bullaque, desde la localidad de Luciana hasta la Tabla de la Yedra.
Para terminar las rutas senderistas de este año hemos elegido caminar junto al cauce del Río Bullaque, un lugar cercano a nuestra localidad y muy conocido de todos los amantes de la naturaleza, de los baños veraniegos y de la pesca, pero que en esta época del año se adorna con los colores propios de la estación y la presencia de su abundante lámina de agua, a pesar de la pertinaz sequía que nos acompaña durante los últimos meses.
El autobús nos condujo hasta Luciana, donde pudimos desayunar y prepararnos para iniciar la ruta, que comenzamos en “la Junta”, lugar donde se unen los ríos Bullaque y Guadiana, para continuar siempre por la ribera del primero, por carriles que hacen muy cómodo el andar, ya que a la firmeza del camino se une su continua horizontalidad, sin cuestas que dificulten la andadura (por contraste, más de uno recordó la ruta que hicimos hace poco tiempo en la sierra de Espiel). La tranquilidad del camino y las palabras de nuestro buen amigo “Sarri”, que nos acompañó en la ruta y amablemente nos sirvió de guía, hicieron que nos fijáramos en los desastres ocasionados por los gestores de la zona, como la tala de álamos y chopos y la “poda” de los pinos, convertidos en troncos lisos con un breve penacho en la parte superior.
La tranquilidad de la ruta se vio alterada cuando hubo que atravesar el Río Bullaque por un vado cubierto de hormigón y, aunque la lámina de agua corriente sólo alcanzaba unos centímetros de altura, su temperatura activó rápidamente la circulación, y cruzamos con prontitud y precaución los pocos metros que separan ambas orillas. Mientras nos secábamos los pies y calzábamos de nuevo, aprovechamos la parada para un ligero tentempie que nos reconfortara para continuar el camino.
A partir de este lugar, el camino discurre entre el río y tierras de labor salpicadas de bastantes edificaciones; a pesar de la presión de estos cultivos y de las urbanizaciones que existen más próximas a la Tabla de la Yedra, el río presenta una espesa vegetación de ribera, con abundantes sauces, chopos, álamos blancos y negros, tamujos, fresnos y, ya dentro del cauce, todo tipo de junquillos, carrizos, aneas, juncos y nenúfares, cada vez más dificiles de observar, pues su población está en continua regresión. Siguiendo el camino, nos encontramos en un terreno próximo al mismo un altísimo y hermosísimo ejemplar de pino piñonero, que bien merece algún tipo de protección y su inclusión en el catálogo de árboles singulares de Castilla-La Mancha.
Continuando nuestro paseo llegamos a la altura de lo que fue el molino de Habar. Bordeando las edificaciones que lo rodean nos acercamos al ensanchamiento del río que forma la Tabla de la Yedra, al borde de la cual seguiremos hasta alcanzar la pasarela flotante que nos permite disfrutar de la tabla en todo su esplendor y alcanzar la orilla opuesta del río, en la que tenemos que atravesar una tupida alameda para llegar al camping municipal, en el que tenemos encargada la comida para el grupo.
Tras la comida y animada charla con los compañeros de mesa nos animamos a dar otro paseo por la parte más “turística” de la tabla y más próxima a las urbanizaciones, pero que permite disfrutar de un agradable paseo otoñal por las zonas de baño que están más concurridas en época veraniega, pero ahora sólo transitadas por los senderistas que hasta aquí nos hemos desplazado.
Con esta ruta ponemos fin a las de este año y que, tras el paréntesis navideño, reanudaremos en el mes de Enero.
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