Jesús Millán Muñoz.- 0. ¿Habría que preguntarse si una sociedad o comunidad o territorio ha caído en una grave crisis económico o socioeconómica política, uno de los factores es una concepción teórica y práctica errónea en cuanto al trabajo? ¿A la concepción profunda del trabajo?
¿Una concepción que se ha ido heredando de padres a hijos, desde hace varias generaciones, y que desde luego intervienen muchos factores y variables y ponderaciones y funciones, pero una, o una de las más importantes es una concepción o mentalidad errónea en cuanto al concepto teórico y práctico del trabajo?
1. Todo escritor o pensador o intelectual o amante de la filosofía, lamentablemente tiene que ir más allá, muchas veces, más allá del sentido común y de lo dicho en los mentideros de la calle y de la cultura. Por lo cual, tiene que hacer y hacerse preguntas que no son agradables, y que muchos, potencialmente muchos, individuos o grupos o colectivos o ideologías no gustarán hacérselas, y menos responderlas de un modo o de otro…?
¿Qué unas regiones de una sociedad y Estado estén mucho más desarrolladas a nivel industrial, con mayor PIB, por supuesto se debe a muchos factores y muchas variables, pero quizás uno de ellos, uno de los más esenciales y profundos y que nunca se habla es la propia concepción del trabajo, del dinero, de la rentabilidad, de la plusvalía, del rendimiento, de la inversión, de la producción, etc.?
¿Se dice por poner un factor que nunca se señala, que una determinada región, se ha industrializado más que otras, porque en los matrimonios por derecho existía la separación de bienes, desde hace siglos, entre conyugues, diríamos de oficio?
2. Quizás el ser humano no valora suficiente la importancia del trabajo, sintetizaremos algunos rasgos, siempre que el trabajo sea legal y moral, y si es posible bueno o correcto espiritualmente, en sentido estricto:
– Colaboramos en la perfección de nosotros mismos, con un trabajo honesto y moral y legal.
– Colaboramos con la perfección y las necesidades de otros seres humanos. Existen cientos de miles de productos en el mundo, que fabrican los seres humanos, además de multitud de servicios. Ningún ser humano podría producir todo, como es obvio y evidente. Por lo cual, con el trabajo colaboramos para y por el bien de los demás.
No hay nada o casi nada, que no exija algún nivel de trabajo, incluso la simple y antiquísima recolección de algún producto, sea pesca o sean setas exigen un trabajo, una dedicación de tiempo, esfuerzo, conocimientos de la naturaleza, etc.
– Desde la perspectiva de casi todas las grandes religiones, es una forma de colaborar con el plan del Ser Supremo sobre el mundo, y de perfeccionar colaborando con el Ser Infinito, perfeccionando la naturaleza, perfeccionando el ser mismo del ser humano, de la sociedad, etc.
– El trabajo también, de alguna manera puede perfeccionar a la tierra, a la naturaleza, porque integra diríamos otros significados a lo puramente natural. Siempre que sea respetuoso con la naturaleza, siempre que sea respetuoso y respetando los derechos de otros seres vivos, utilizando un lenguaje actual, etc.
– Un trabajo bien hecho, que pueda perdurar en el tiempo, que la persona que a cambio de ese producto o ese trabajo que tú has realizado, esa otra persona ha tenido que estar realizando otro u otros trabajos. Pues esa otra persona se sienta a gusto, pueda cuando disfrute de ese trabajo, se diga, y recuerde a esa persona, que pueda estar viva o fallecida, que “eras una buena persona”, no que piense que le has engañado en la realización de la ventana o de la puerta o en cualquier otra cosa. Y ahora tiene que volver a gastar más dinero, más sudor de su sangre, porque tu avaricia o tu pereza no hicieron un buen trabajo.
– El trabajador merece su salario, sea empresario o sea inversor o sea personal laboral o sea personal especializado. Pero el trabajo y el trabajador no pueden caer en errores como la avaricia. Nadie niega la ganancia y la plusvalía recta y correcta, pero tampoco caer en los males de la avaricia y de la codicia sin medida y sin razón y sin lugar. Sea avaricia o codicia de unos o, y de otros, porque en la avaricia caen o caemos todos los miembros de todos los estratos sociales.
– Debemos pensar que se necesitan mercancías, se necesitan servicios, para eso se necesitan inversores y patrocinadores y emprendedores y empresarios, por tanto, necesitamos que haya personas que creen empresas, y que tengan beneficios, porque así habrá personas que puedan trabajar en ellas, habrá mercancías, y por consecuencias personas que podrán vivir digna y honestamente de sus salarios, crear sus familias, vivir sus existencias, dejar el testigo a la siguiente generación. Es un error grave, no tener en cuenta la situación del mundo, y cada vez, irnos empobreciendo más y más, por no incentivar que existan empresas y por tanto empresarios, que creen nuevas mercancías y servicios, y por tanto, existan trabajadores, especializados y no especializados en esas empresas. Y por consecuencia personas que pueden crear y fundamentar sus vidas en su trabajo, crear sus familias, criar a sus hijos, tener una esperanza de futuro…
Debemos admitir con sosiego, pero con realidad, que existen ideologías, grupos, colectivos, que por tal o cual ideal, no se dan cuenta, que teóricamente crean pobreza, en vez de crear riqueza, crean emigrantes de sus propios territorios, crean conflictos entre estratos sociales, en vez de buscar formas de colaborar, digno salario, pero también digna ganancia para quién pone la idea, la inversión, la industria… ¡Qué nos tiene que pasar en algunos territorios y regiones para entender y comprender la realidad, lo real, no el mundo que nos gustaría que existiese, sino el mundo conveniente, correcto, no el mejor, sino el bueno…!
– A veces, existe mucho desorden en el mundo del trabajo, sea desorden debido a los fines, desorden a la naturaleza del trabajo, desorden a la concepción o a la ideología del trabajo en sí, desorden a los actos o a las mercancías que se construyen, desorden en los fines y en las metas, desorden en…
– Demasiadas veces, el trabajo está deficientemente mal realizado, se hace poco y mal, no se perfecciona en y el trabajo. No somos conscientes que otras personas obtendrán beneficios de un trabajo bien hecho y perjuicios de un trabajo mal hecho. Somos seres humanos y nos equivocamos, pero hay que intentar corregir errores. Un accidente de tráfico por un conductor en malas condiciones mentales por ebriedad o demasiada rapidez, un diagnóstico mal hecho por un ejecutivo comercial o económico o médico, una conexión eléctrica mal hecha por un electricista y por tanto, una rotura del sistema eléctrico con enormes consecuencias, etc.
– Unas personas trabajan en exceso, y hay que recordarles, que el ser humano debe ocuparse dignamente de sí, de su familia, de un ocio y descanso que repare fuerzas, y que sirva para perfeccionar su cuerpo y su mente. Y no olvidar los horizontes espirituales de cada ser humano.
O por el contrario se trabaja demasiado poco, con defectos en cantidad y calidad y contenidos, y se hace un trabajo mal o regular hecho, sin interés, de mala gana, siempre quejándose, siempre o casi siempre planteando distintos grados de queja, haciendo del mismo trabajo algo peor de lo que es, olvidando los fines legítimos y no sintiéndose orgulloso de lo que cada uno realiza o trabaja…
– No negamos que todo hay que perfeccionarlo, no solo tecnologías, sino relaciones de trabajo, relaciones económicas, relaciones entre estratos sociales y económicos y culturales e ideológicos. Pero hacerlo con equilibrio, armonía, colaborando en paz y en acuerdos todas las personas y estratos sociales implicados.
Con sentido común, eficiencia, racionalidad, sin olvidar la situación del mundo, y no solo unos ideales, y desde luego no dejarse llevar por la codicia y la avaricia o la pereza o la acidia o la soberbia o la vanidad o el engreimiento o la petulancia, por el mal carácter, sean de unos o sean de otros. Porque a veces, siempre se dice de los gestores o propietarios de los medios de comunicación, pocas veces, de empleados o clientes o consumidores de esos servicios o mercancías…
No olvidar el respeto y la estima de los de arriba y de los de abajo, los de abajo estimen a los de arriba, y los de arriba a los de abajo. Esa armonía social y esa armonía en los lugares de trabajo es esencial para mejorar el producto, para la eficiencia de la entidad empresarial, para la constancia del futuro de la empresa y por tanto de la remuneración y de los salarios, etc. Y desde luego el respeto al cliente, respeto en todos los sentidos, no caer en el engaño por avaricia, a las medias verdades, a la mentira.
Un buen cliente que se le ha tratado bien, se obtiene más y mejores beneficios, que no engaños. Quizás la obtención de objetivos, y los sueldos, no fijos, sino según objetivos están deteriorando mucho la relación entre personas que trabajan en las empresas, entre clientes y trabajadores, sean del nivel que sean… Porque muchos clientes se sienten ya no personas, sino objetos de los que se obtienen beneficios y objetivos…
– Todo ser humano en la medida de lo posible, con medios legales y morales, debe intentar aspirar a perfeccionar y perfeccionarse y aspirar a nuevos trabajos, según sus posibilidades, capacidades, vocación. Así de ese modo armonizar su vida familias, su vida personal, su vida laboral, su vida vocacional. Para eso las autoridades y gestores de la empresa pública y privada deberían buscar sistemas y soluciones y canales para que este objetivo se haga realidad.
Es un enorme mal, como si estuviésemos en la época de la servidumbre y de la edad media en la época de los siervos de la gleba, en la cual una persona con una titulación equis, se pase treinta años, en una empresa de mil trabajadores, cuatro o cinco puestos más inferior que su capacidad y su titulación. Y esto sucede y ha sucedido y sigue sucediendo… es como si un cura lo tuviesen cuarenta años de sacristán, o un médico cuarenta años de conserje o portero…
Y, ni unos, ni otros, de un color o de otro, parece que buscan soluciones, siempre con equidad o justicia, sentido común y racionalidad, eficiencia y moralidad evidentemente…
– Hay que intentar realizar el trabajo con paz y en paz interior y con alegría. Porque sea un trabajo modesto o sea un trabajo de gran relumbre social, si es honesto y legal y moral, se está colaborando para el bien propio, de otros, de las generaciones futuras, en la perfección de la naturaleza y de la tierra, e incluso si se es creyente en la colaboración con el Ser Supremo, como causas segundas, según la tradicional filosofía clásica.
– No hay que olvidar que el ser humano merece su digno salario por su digno trabajo, y que el ser humano debe ocuparse de su familia e hijos, del descanso propio, de un ocio legal y moral, y de su perfección. Por tanto, el trabajo es muy importante, pero el autotrabajo de perfección y de cultivo de su ser, de nuevos conocimientos y de cultura es también esencial para el bien de la humanidad. Demasiado trabajo en horas y en esfuerzos y en pensamiento y preocupación puede hacer olvidar que una persona tiene deberes ineludibles consigo mismo, con su propia familia, con la sociedad y si cree en el Ser Supremo, con la Causa Primera.
3. Recordemos el puente de Alcántara, por poner un ejemplo, se supone en parte hecho por esclavos, en parte hecho por las legiones romanas, en parte hecho por ingenieros libres romanos… ha perdurado dos mil años, cuántos millones de personas habrán pasado por él, a cuántos millones de personas les habrá hecho un bien, habrá reducido el tiempo de pasar el río Tajo, a cuántas personas con sus mercancías…
¿Dirás, pero es que yo, yo no voy a construir un puente similar al de Alcántara…? ¿Pero acaso con tu trabajo, sea rutinario o menos rutinario en cuánto bien puedes colaborar y puedes realizar y puedes influir…? ¿Porque nuestro trabajo puede influir en otras personas, e incluso de forma directa e indirecta en otras generaciones…? ¿Cuántos siglos lleva hecho una carretera de tu pueblo o el hospital de tu ciudad o el campo de fútbol o…? ¿O una simple camisa, cuántos años llevas poniéndotela y te ha servido o el diagnóstico correcto de un abogado, un médico, un empresario…?
Me ha gustado mucho el artículo Jesús. Has citado, no sé sin saberlo, seguro que no, la Doctrina Social de la Iglesia.
Lo triste de hoy, aunque se remonta a la revolución industrial, es que se ha perdido capacidad creativa y creadora en el trabajo.
Erich Fromm describe la alienación del trabajo como uno de los factores más deshumanizadores de Occidente. Tenía toda la razón.
Raramente la gente se identifica con su trabajo y disfruta de él.
Confundimos el qué hacer con el saber hacer. Y sólo se, que cada vez es menos importante el qué hacer, en relación con el saberlo hacer…que yo resumiría en a la manera y con el arte que mi persona imprime.
Es decir, que el autor se describe en su trabajo…y por tanto…pocos realmente hacen algo creativo.
Nuestra cultura sufre una crisis de identidad porque hay crisis de creatividad, y ello se debe fundamentalmente a que estamos alienados con una forma de trabajar deshumanizada.
Trabajamos y servimos como máquinas, y nos conformamos con la utilidad derivada de ello, la que se limita a pagar nuestras facturas.
Rectifico, nuestra cultura sufre una crisis de identidad porque vive sin creatividad.
De hecho la posmodernidad reproduce lo anterior, sin originalidad y superficialmente, porque es light y es vacua.