Carmen Mesa.-
Pequeña autoreflexión…
Tienes 30 segundos para pensar qué prefieres, ¿ser una persona alegre que sonría por las mañanas y contagie su entusiasmo, o una persona negativa que hasta el día más soleado lo vuelva gris? Los americanos lo tienen claro. «Diversos estudios empíricos han contrastado la relación entre la disposición optimista o pesimista de los candidatos a presidente de Estados Unidos entre 1900 y 1984 y el resultado de las elecciones, concluyeron que el electorado prefirió en el 82% de los comicios al aspirante más optimista en sus discursos»[1].
Está claro que en nuestro día a día ocurren sucesos (en el trabajo, en la calle, con la familia,…) que hacen crecer nuestro entusiasmo por la vida, o por el contrario desearíamos no habernos levantado de la cama esa mañana. A pesar de la existencia de días así, lo cierto es que la actitud positiva es posible entrenarla y aprovecharnos por tanto de todo los beneficios que ella conlleva.
Pasado histórico
Muchas personas consideran que ser una persona optimista consiste en mirar hacia otro lado y hacer caso omiso a la realidad que están viviendo. Frases como «no soy pesimista, soy realista» o «un optimista es un pesimista mal informado», están comúnmente arraigadas en la filosofía de vida de mucha gente.
Por otro lado, tampoco debemos considerar esta actitud un optimismo ilusorio, es decir, una vida de color de rosas, dónde todo es bueno, bonito y perfecto. Ni tampoco se adopta una actitud de mirar siempre el lado bueno de la cosas, eso está bien, pero cuando algo no tiene nada bueno, no lo tiene. Por ejemplo, si te quemas por tomar el sol no consiste en pensar que lo bueno al fin y al cabo, es que ya sabes lo que es, y cómo se siente uno al cambiar la piel.
Definición real
Lejos de ser así, el optimismo, y en un nivel superior el optimismo inteligente, es todo lo contrario. La persona optimista inteligentemente es aquella consciente de su vida, de su realidad, tanto de lo bueno como de lo no tan bueno, y por ello, fruto de esa conciencia y de la aceptación de la misma, trabaja, lucha, entrena, para avanzar y desarrollarse ya sea como madre, padre, profesor, jefe…, cualquiera que sea su papel dentro de su propia vida.
Por tanto una persona optimista acepta el mundo tal y como es, acepta su realidad, pero siempre con una visión de mejora. La actitud es la clave. Una actitud de acción de «tengo que hacer…» y no de «es que no me da tiempo», «es que hace frío», «es que no me apetece», conocido comúnmente como «Esquezofrenia».
Trabajar el Presente
El pilar de este mecanismo como he comentado hasta ahora es la actitud de acción, por tanto queda claro que no se trata de una cualidad innata. Se trata de una actitud de cambio. Todos los conceptos que a continuación reflejo deberán formar parte de tu vocabulario diario a partir de ahora: avanzar, decisión, ilusión, esperanza, solución, perseverancia, realismo…, y por el contrario eliminaremos otros como: dificultades, inseguridades y miedos entre otros. Se trata de desarrollar una actitud de obligación ética con nosotros mismos, que nos permitirá posicionarnos y afrontar la vida en base a nuestra visión creada de mejora y optimismo.
Decide a que bando te sumas, ¿prefieres ganar, o por lo contrario no perder?
Isaac Singer, Nobel de Literatura, afirmaba que «si continúas diciendo que las cosas van a ir mal tienes buenas probabilidades de convertirte en un profeta».
Por tanto, declínate por impulsar tus energías hacia el lado de tus fortalezas y serás cada día más consciente de todas las oportunidades que existen a tu alrededor. En cambio, como tu mente gire alrededor de tus debilidades y vivas pensando en ellas, tan sólo verás día a día cada acontecimiento como una nueva amenaza.
Invertir en futuro
Trabajar esta actitud de optimismo inteligente te permitirá desarrollar comportamientos que te harán mejorar tu vida a corto/medio plazo. Te hará tener mayor seguridad, ya que la visión habrá cambiado y dónde antes no veías nada ahora serás consciente de todo lo bueno que hay a tu alrededor. Como señala el prestigioso Dr. Rojas Marcos «hay que tener la mirada educada para descubrir lo mejor de cada alternativa».
«Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad»
Benjamín Franklin
Relato verídico
«Durante unas maniobras militares en Suiza, un joven teniente de un destacamento húngaro en los Alpes envió a un pelotón de soldados a explorar una montaña helada. Al rato empezó a nevar y un par de días después la patrulla aún no había regresado. El teniente pensó angustiado que había mandado a sus hombres a la muerte. Al cuarto día, los soldados volvieron al campamento. El oficial, sorprendido, les preguntó qué les había ocurrido y cómo habían conseguido volver. El pelotón contestó que se habían perdido y que poco a poco su ánimo se fue consumiendo hasta que uno de ellos encontró un mapa en su bolsillo. Esto les tranquilizó. Esperaron a que la tormenta pasara y valiéndose del mapa dieron finalmente con el camino de vuelta. El oficial estudió detenidamente el mapa y comprobó que no era un mapa de los Alpes sino de los Pirineos».
Profesor de la Universidad de Michigan, Karl Weick
Esta historia nos hace darnos cuenta y reflexionar de lo fuerte que pueden llegar a ser estados como el ánimo, y actitudes como la esperanza o el entusiasmo en todo momento, y sobre todo en aquellos más críticos, ya que en esta historia a pesar de que el mapa realmente no les sirvió para nada, consiguió algo mucho más difícil, empoderarles, es decir, darles la actitud con la cual y gracias a ella pudieron volver sanos y salvos y hacer frente a la adversidad que en aquel momento bien les podría haber costado la vida.
[1] http://www.eexcellence.es/index.php?option=com_content&view=article&id=407:francisco-alcaide-&catid=38:mano-a-mano&Itemid=55
Me ha encantado su articulo. Yo trato de ser optimista siempre.
Cree usted que los españoles solemos vernos como comunidad con pesimismo? Podria trasladarse este articulo y ser aplicable a la comunidad social como sujeto ?